EL PRIMER BESO DE AMOR

Siempre lo recordaremos y será naturalmente mencionado, algo en común para el resto de sus vidas, a través del tiempo, sus corazones latiendo, estómagos inquietos, húmedos labios, dispuestos al intercambio de fluidos los jóvenes excitados.
…
Vírgenes esperando ansiosos, despertando a la par sus sentidos, querían probarlo, desde el interior, el profundo sabor romántico, un regalo para sus deseosas bocas, el más exquisito delicatesen.
Listos para la primera experiencia, nervios a flor de piel, ojos abiertos, tímidas sonrisas que hablaban por si solas.
Desde la primera mirada, sin que hiciera falta mediar palabra.
Sus lenguas, de mutuo acuerdo, se tocaron.
Acariciando su espíritu.
Las almas gemelas.
…
Feromonas en todas partes llamándose las unas a las otras, flotando alrededor de ellos, ambos atraídos como un imán.
`Nos ocultaremos en un rincón, justo después de clase, será el beso de nuestras vidas, sintámoslo de cerca´.
`No puedo esperar, las hojas otoñales irán y vendrán, pero este amor se mantendrá a través de los siglos, sellado con sangre propia en el lustrado pergamino, el bacheado pupitre del aula y nuestro árbol perenne´.
…
El chico solitario, quien caminaba envuelto en sus auriculares, escuchaba con atención la canción elegida para la ocasión, única, rebobinando con su bolígrafo la cinta, antes de que ella llegara, metiéndola -con disimulo- rápido en el interior de su compinche, el clásico walkman que amenizaba cada noche sus largos paseos.
Preparado su tema favorito –el que sabía que a ella le encantaba-.
Expectante, no quería perder detalle.
Se los quitó tan pronto apareció, bordeando la esquina del pasillo, enclavando sus ojos en ella, y viceversa.
Se derretían.
Sonando la canción de fondo, se quitó los modernos Cascos dejándolos sobre su cuello, rock melódico para enfatizar la emoción, listos para perpetuar la imagen, que quedará grabada hasta la muerte.
La música que compartieron, desde el principio…
Cuando se encontraron…
Él dijo: `Es cuando te miro, y quiero...´.
Ella le interrumpió: `Dámelo, estoy impaciente...´.
...
`Amor mío, acabas de cerrar los párpados -tus ojos, los que tiernamente me enamoraron-, han pasado cincuenta y siete años,
cuando me aventuré a decir que te conquistaría
-y que envejeceríamos juntos-,
antes incluso de que lo intercambiáramos…
…siempre lo guardaré conmigo,
ese mágico instante, más que simbólico…
…no me moveré de aquí, estaré sentado a tu lado, esperando de nuevo tan precioso momento...
…y rescatar así nuestro eterno…´.
...
El más bello recuerdo, que marcó mi vida.
Vuelvo a acariciar de nuevo la juventud, junto a ella.
Apenas nos dimos cuenta, nunca nada será igual.
Anhelo, la dulce infancia perdida.