EL Profesor de música

1. El centro del pueblo era una calle larga cortada en medio por una plaza con grandes árboles y bien cuidados jardines, la rodeaban el caserón donde funcionaba la alcaldía, la iglesia, los locales de comercio de alimentos, farmacia, la escuela, dos bares que no tenían problemas para conseguir clientes y un terminal de buses con salida en la mañana y llegada en la tarde. Todos los habitantes se conocían en sus cualidades y defectos. El alcalde designado de la capital era el más comentado, mostraba preocupación más que realidad para solucionar los problemas del pueblo. Después de leer la correspondencia llamó de inmediato al secretario.

-En un mes más vendrá el Gobernador a colocar la primera piedra del puente que se construirá según lo proyectado desde hace tanto tiempo para unir al pueblo con la carretera principal. Debemos de organizar un evento, en un acto público con números artísticos.

-Hay quienes cantan y tocan en fiestas, formar un grupo de lugareños que toquen nuestra música, además, sería muy bien visto por la autoridad si hubiera un coro de niños de la escuela, daríamos una
magnifica impresión.

-Pero, quien lo dirige.

-¿Es que la escuela no tiene profesor de música?’

-No lo tiene, jubiló hace años pero, vive en el pueblo

- Cítelo para mañana para ver que puede hacer.

-Si lo encontramos sobrio.

-El profesor recibió la citación en el bar, los demás hombres que Estaban junto a él advirtieron la seriedad en el rostro marcado por el alcohol.

-El alcalde quiere que esté en su oficina mañana.

-no será para pedirle consejo, profesor.

-no lo sé.

En un andar vacilante llegó a su casa, vivía solo, por toda compañía con un pequeño perro que siempre salía a recibirlo.

El alcalde para que me necesitará, era la pregunta que no tenía respuesta en su pensamiento alterado por el licor que había bebido durante toda su vida. Un miedo a presentarse comenzó a agobiarlo.

La imagen del circunspecto personaje le hacía temer y provocar sequedad en su garganta. Más poderosa fue la curiosidad de saber el motivo fue lo que lo puso en movimiento para elegir su mejor ropa para estar mejor presentado. Siempre la gente que se cree importante hace esperar a los demás, pensaba, mientras hacía antesala en la alcaldía. Sonreía porque cuando salió de casa, los conocidos que lo vieron le hicieron comentarios que adónde iba tan elegante y tan temprano.

-Pase, el alcalde lo espera.

El recibimiento le dio confianza y despejó sus temores.

-Le hice llamar porque necesito de sus servicios como profesor de música.

Recordó en ese instante que toda una vida había enseñado en distintos colegios y siempre era despedido por el mismo motivo.

-Sucede que en un mes más nos visitará el gobernador de la provincia, haremos un acto público y usted en este plazo nos podría ayudar organizando un coro con los niños de la escuela.Construiremos un escenario y habrá diversos números, lo que será un acontecimiento para todo el pueblo. Será algo simple, no más de tres canciones.

-Tendría que trabajar en la escuela

-No se preocupe, ya hablé con el director y el le darÁ todas las facilidades.

Volver a la escuela, trabajar con niños, tratar de enseñarles un sentido musical, quebraba toda una rutina desde que jubiló, además era un desafío si lo hacía bien lo mirarían como a una persona más importante, en sí mismo sentiría un agrado al mirarse en un espejo. Revisó partituras llenas de recuerdos de fracasos y pequeños éxitos, entre ellas estaban algunas que había compuesto hace varios años, una de esas era una canción romántica con una versificación fácil y una melodía que se ajustaba a la letra. Decidió incluirla con otras dos canciones tradicionales.

Fue presentado por el director en todos los cursos de la escuela, los niños lo conocían y hacían bromas por su cara, por su voluminosa barriga, por su afición al licor. Tuvo que enfrentar a los alumnos, más fuerte fue el deseo de hacer algo importante.

En el bar había un espacio vacío, el que siempre ocupaba. Necesitaba programar su trabajo como antes lo hacía. Desempolvó su viejo violín y después de afinarlo comenzó a tocar antiguas melodías que representaban instantes importantes en su vida.

Para los niños era un juego, se extrañaban cuando seleccionaba las voces, los afortunados se sentían privilegiados para formar el coro, hacerlo sonar a tres voces, ensayar una y otra vez hasta que se sintiera una sola voz. La fecha del acto se acercaba, los progresos era lentos, no todos los integrantes asistían regularmente, debía repetir sus enseñanzas, aceptar el retiro de algunos. Asistía al bar en las tardes y al beber se reprendía a sí mismo y continuaba con entusiasmo.