El puente de Khazad-dûm

El puente de Khazad-dûm​

(Moria, 9 de septiembre de 2020)​

El que huye tiene los pies de cera y los envuelve en hojas de periódico. Tiene las manos de aceite envejecido, los labios de arena, ojos que se hunden en los bordes de los atrios. Se asoma a cada cueva y extiende sus deseos, la piel que no separa el miedo de los órganos; se amamanta de eslabones, busca sábanas de arroz en los cementerios de caballos.

Hay una boca de gárgola y un mástil de vértebras de aliso.

El que huye se mueve entre columnas de quitina, dedos afilados, grietas que enarbolan jirones de músculo y acero. Se derrama como heridas de musgo. Lo cubren bóvedas gigantes como el anochecer de los cultivos, como el cielo que araña las almenas, como el eco de un mazo en el sepulcro.

El que huye levanta su escudilla de cristal molido, obedece a los megáfonos, espera su lugar en el dormitorio del verdugo: le besa las deformidades de los hombros, lo perfuma con sándalo, le entrega los collares de sus hijos.

Sobre un tablón desnudo, paga con su cuerpo diez minutos de fotógrafo.

El que huye no tiene fuerzas para gritar, para sufrir, para caer. No tiene más color que el gris de las hormigas que devoran las córneas de los pozos. Recoge piezas de mosaico de los garfios que tienden las estatuas cuando se arrodillan a sentir la lluvia.

Hay tres espadas de hielo, tres monedas de oricalco, tres volúmenes de polvo.

El que huye teme y ama el fuego como vendarse los cortes en los brazos, como romper las ataduras de los ángeles, como saltar de noche contra el hambre del abismo. Marca con ceniza la frente de los pueblos. Cree que tiene un nombre y lo presenta a las montañas, a la luz de los relámpagos, ante los dientes del recién nacido.

 

Felicitaciones Álvaro, veo que has regresado. Saludos cordiales. Éxitos.

 

Bellísimo, mis humildes felicitaciones y gracias a marquelo porque gracias a él vi este poema

 

tiene buen gusto amigo

 

Me ha encantado esta prosa. Soy una devota de Tolkien y en verdad que he viajado por tus letras como si pudiera bajar a las tinieblas de Moria de tu mano.
Claro que, también podría ser un símil con alguna de nuestras cavernas actuales...

Un verdadero placer volver a leer algo tuyo.

Palmira



Pd: ¿no debería estar en el foro de prosa?

 

En realidad nunca me he ido; pero sí que es verdad que estoy por aquí mucho menos activo. Depende mucho también de la carga de trabajo que tenga y últimamente ha sido mucha.

Me alegra verte.

 

Muchas gracias, Gustavo. Me alegro de que te haya gustado. Marquelo creo que es la primera persona a la que seguí aquí en Mundo Poesía.

 

Muchas gracias, Palmira. Me alegra mucho volver a coincidir. En mi cabeza cuando digo Moria, se me mezcla la Moria de Tolkien, la Moria de Lesbos y la Moriah de la biblia... Es un nombre con mucho significado. Por separado cualquiera de esas Morias me parece terrible y de alguna manera me parecen un poco lo mismo, como un nombre tres veces maldito.

El poema lo escribo, en principio, como despedida del campo de Moria en Lesbos, tras el incendio, pero a mí fuego y Moria me transportan también a esa Moria bajo la montaña y las imágenes que pongo en el poema proceden de ambas fuentes.

De todas formas, en una futura revisión el título se quedará en "El puente" y que sea el lector, si quiere, quien se mueva por la Moria que prefiera.

Puse el poema en el foro de poesía porque creo que realmente es poesía y no prosa, aunque esté escrito más o menos en versículos y organizado en párrafos seguidos. He intentado que mantenga una rítmica (hay frases que son directamente endecasílabos) y dese el punto de vista técnico creo que es poético y no prosaico.

Si lo hubiera dispuesto así, quizá sí te habría parecido poesía y no prosa y yo me pregunto, ¿es distinto?

El puente de Khazad-dûm

(Moria, 9 de septiembre de 2020)

El que huye
tiene los pies de cera
y los envuelve en hojas de periódico.
Tiene las manos de aceite envejecido,
los labios de arena,
ojos que se hunden en los bordes de los atrios.
Se asoma a cada cueva y extiende sus deseos,
la piel que no separa el miedo de los órganos;
se amamanta de eslabones,
busca sábanas de arroz
en los cementerios de caballos.

Hay una boca de gárgola
y un mástil de vértebras de aliso.

El que huye
se mueve entre columnas de quitina,
dedos afilados,
grietas que enarbolan jirones de músculo y acero.
Se derrama como heridas de musgo.
Lo cubren bóvedas gigantes
como el anochecer de los cultivos,
como el cielo que araña las almenas,
como el eco de un mazo en el sepulcro.

El que huye
levanta su escudilla de cristal molido,
obedece a los megáfonos,
espera su lugar
en el dormitorio del verdugo:
le besa las deformidades de los hombros,
lo perfuma con sándalo,
le entrega los collares de sus hijos.

Sobre un tablón desnudo,
paga con su cuerpo diez minutos de fotógrafo.

El que huye
no tiene fuerzas para gritar,
para sufrir,
para caer.
No tiene más color que el gris de las hormigas
que devoran las córneas de los pozos.
Recoge piezas de mosaico
de los garfios que tienden las estatuas
cuando se arrodillan a sentir la lluvia.

Hay tres espadas de hielo,
tres monedas de oricalco,
tres volúmenes de polvo.

El que huye
teme y ama el fuego
como vendarse los cortes en los brazos,
como romper las ataduras de los ángeles,
como saltar de noche contra el hambre del abismo.
Marca con ceniza la frente de los pueblos.
Cree que tiene un nombre y lo presenta a las montañas,
a la luz de los relámpagos,
ante los dientes del recién nacido.


De todas formas respeto que la clasificación que hace el portal se base en el aspecto formal del poema.

Un abrazo,

Álvaro

 

Ohhh, no lo había visto como la Moria de Lesbos!, ¡la relectura ha cambiado absolutamente! Sólo me viene a la mente la palabra ¡HORROR por pensar en las penurias que están pasando.

Sabes?, yo no lo veo como un campo de refugiados sino más bien como un campo de exterminio. Recuerdo haber leído a Primo Levi, explicando que la única razón por la que necesitaba vivir era para narrar al mundo los horrores que se estaban produciendo en Auschwitz. Las imágenes de los niños de ese campo son para rasgarse las vestiduras.

No puedo ni imaginar que esos horrores que están viviendo en Moria, carezcan además de fecha de caducidad. Esa premisa tiene que minar la esperanza sin duda…

En realidad lo comentaba precisamente por la referencia que haces al final de tu respuesta, es más por la clasificación que hace el portal en base al aspecto. Respecto a mi opinión, me parece hermoso del modo en el quieras presentarlo. Prosa o poesía, el modo en el que se transmite es tremendamente intenso.
Si me permites una sugerencia, yo sí lo identificaría como la Moria de Lesbos, es una denuncia que bien merece ser mencionada una y otra vez.

Un abrazo Álvaro,

Palmira

 

¡¡Corred, insensatos!! Tal vez es lo único que nos va quedando, correr para huir del mal que acecha, de ese ser disfrazado de hombre que, aunque tiene su familia, su coche, su casita con televisor, se saluda con los vecinos, guarda un monstruo en el corazón. Muy interesante prosa. Un cordial saludo.

 

Muchas gracias, Luis. No sé si es tanto como que guardemos un monstruo, pero sí es cierto que hay horrores que, aunque nos duelan, de alguna manera permanecemos pasivos, quizá simplemente porque desde un punto de vista práctico, individualmente, no vemos cómo cambiar estos horrores de gran escala y vivimos con esa contradicción.