el pupilo y el maestre

Pupilo- ¿maestre como te saben los versos?
Maestre- son dulces como la miel, iluminaran mis días postreros.
Pupilo- ¡no sigas que se me sale el corazón del pecho!
Maestre- cuantas décadas yo, vengo escribiendo lo mismo y tu como espuma has superado a
Tu maestre.
Pupilo- pero he seguido bien tus pasos como un dibujo ¿cuál es la explicación?
Maestre- la frescura hijo, tu seguiste mis pasos; pero no escribiste lo mismo- estoy seguro que
Llegara a los albores de la sabiduría- mientras mis otros alumnos siguen escribiendo
Mis frases, repitiendo filosofías. Cautivas ya para este tiempo.
Pupilo- maestre quiero agradecer a dios por el favor que me ha concedido; haberte conocido, pues, no sería nada sin tus virtudes y enseñanzas. Soy un hombre agradecido y sé que dios quiere a los hombres buenos.
Maestre- ve hijo, mete la testa en la cascada, enjuágate los versos que no te pertenecen, nada
Aprecia más dios, que un hombre que escribe al porvenir; no a sus cuitas, no ha sus pasiones, si a la herida del pobre, si los cataclismos desconsiderados. Pero cuidado hay solo
Una hay algo que odia dios, sobre todas las cosas.
Pupilo-pero que es lo que odia nuestro dios, dilo con presteza mi maestre. Que temo estar molestando al creador sin saberlo.
Maestre- dios odia sobre todo, a los seudo-poetas. Que escriben subliteratura a ellos les espera un malhadado fin. Grábate esto en la cabeza y no claudiques en este agravio, recuerda, el hombre cuidadoso triunfa y el descuidado se pierde en la inocencia.
Pupilo- por eso siempre digo maestre, no requiero de lisonjas para encontrar camino, ellas
Engordan el ego, son presa fácil de los necios que no ven más allá de su nariz. Yo que de
Milenios he aprendido a no repetir todo lo que escribo.
Maestre- parece que el sol entro en su carrera más larga, ponte tus sandalias es hora de ir a iluminar al torpe en cualquier camino.
Pupilo- hemos tenido suerte hoy maestre, ahí viene un musulmán estos descollan por ser necios…fin//

Ramon Osorio. (D.R)