1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

    Cerrar notificación

El que da crece tanto como el que recibe

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por Vicent, 25 de Agosto de 2011. Respuestas: 0 | Visitas: 461

  1. Vicent

    Vicent Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    20 de Agosto de 2011
    Mensajes:
    241
    Me gusta recibidos:
    20
    Cuando conocí a Pedro , él contaba con 17 años. Yo era su maestra de latín, Y ya el primer día noté una actitud de separación con respecto al resto de compañeros, actitud que más tarde comprendí, o mejor dicho confirmé, cuando nos hicimos buenos amigos, de hecho creo que ha sido uno de mis mejores amigos sino el mejor.

    El primer día de clase ya se adivinaba lo que le pasaba. Se había sentado en el lugar más alejado de la pizarra, junto a una chica, María, que tenía una obesidad bastante severa. Les pedí a los chicos que me contaran a mí y al resto su nombre, de dónde eran y dónde habían cursado la enseñanza primaria, en fin, lo que solía hacer el primer día, y cuando le tocó el turno a Pedro, estaba tan nervioso que poco o nada se le entendió. Tenía signos evidentes de inseguridad y una muy baja autoestima. Temía ser el centro de las miradas. Yo desde ese momento evité preguntarle más de lo necesario delante de los demás, porque sabía que lo pasaba mal con eso, aunque esperaba poderlo mejorar, de hecho esa fue mi idea con él desde que lo vi, intentar que mejorara en todos los aspectos de su vida.

    Pasaron unos días y todo seguía igual, poca o nula relación con el resto de compañeros a excepción de María, su gran aliada, la cual también presentaba signos evidentes de una baja autoestima. Pero advertí que él poseía algo que no era habitual, y más aún a tan temprana edad: sabía escuchar. Ninguno de los compañeros había mostrado el menor interés por acercarse a él, cosa por otra parte normal en gente tan joven. Habían pasado ya dos semanas. A la hora del descanso solían quedarse los dos, sentados en el pupitre conversando, al contrario de lo que hacían el resto, que era salir al patio, como era y es lo natural. Pero un día no advirtieron que yo seguía a la hora del patio en clase, y pude escuchar el diálogo entre ellos dos, diálogo que me conmovió, diálogo en el que María le confesaba a Pedro su tristeza por ser tan obesa, que odiaba serlo, y qué temía ser rechazada por eso. Nunca había visto una capacidad de comprensión similar en alguien tan joven como con él, tal vez porque su sufrimiento le hacía comprender el sufrimiento de los demás, tal vez porque él era en realidad así, o tal vez por todo a la vez. Pero Pedro consiguió con pocas palabras transmitirle a María que ella era una persona magniífica, que lo que importaba era el interior y que si ella le dejaba quería ser su amigo fiel. Lloré de emoción por tener un ser tan grande cerca de mí, lloré por ver a María emocionada, y lloré por la injusticia, la injusticia de haber un ser tan hermoso apartado, por voluntad propia, automarginado.

    Nos hicimos amigos, yo le buscaba y él se dejaba buscar. Se encontraba cómodo conmigo, y yo me encontraba con él. Yo le contaba de mi vida, de mis problemas, porque me gustaba hacerlo, porque a pesar de su joven edad me sentía comprendida, y porque a la vez esperaba que él se terminara sincerando conmigo. Él era increíble. Tenía una capacidad para motivar excepcional. Podía motivar a cualquiera menos a sí mismo. Sí, a mí, profesora de secunadaria él me motivaba, me animaba, me emocionaba, porque lo intentaba, y lo conseguía. Pero era cuestión de tiempo que él me hablara de sus inseguridades y sus miedos, miedos que por otra parte yo ya intuía.

    Pedro era una persona sin pelo: Me contó que había contraido una rara enfermedad a los nueve años, enfermedad que le había dejado calvo para siempre.No pudo reprimir las lágrimas al contármelo, y yo tampoco pude reprimir las mías al escucharlo. Lo abracé con fuerza y le di un beso. Pedro odiaba ser así. No soportaba la idea de que los demás le vieran sin pelo, aunque por otra parte, su grandeza como persona se debía también a las circunstancias que le tocaron vivir, pero eso no era suficiente para él. Yo estaba dispuesta a todo por él, y le planteé la posibilidad de quedar los dos de vez en cuando y salir al cine. Al principio se asustó. Me confesó que no tenía amigos y que desde su enfermedad no salía de casa excepto para acudir al aula, pero finalmente aceptó.

    Era un ser maravilloso, se me quedan cortas las palabras para poder definirlo, pero terriblemente acomplejado. -¡Qué injusta es la vida! - pensaba yo. Seguimos con nuestra hermosa amistad, y yo sentía que él estaba mejorando conmigo, cosa que me reconoció él mimso, y fue como un premio para mí:profe, me está ayudando mucho, nunca conocí a alguien como usted. Pasaron ya los meses, y él cada día iba a mejor. Ya empezaba a acercarse a los demás, ya empezaba a compartir emociones, y yo era feliz. Se estaba curando, y él me estaba curando a mí. El curso terminó, y pronto empezó el siguiente. pedro cada día iba a mejor, cada día se sentía más seguro y sonreía más. Yo lo seguía llevando conmigo en mis horas libres de paseo por la ciudad. Se divertía, nos divertíamos. Y pasaron los tres años del ciclo, ya era el final. Yo hasta ese día seguí luchando por él como al primer día, pero él ya no era el mismo. Él era una persona ya totalmente integrada, llegando a ser incluso el compañero más querido por todos, y yo era feliz. Había conseguido que un ser tan especial como él no quedara aislado y marginado, y había conseguido a un amigo irrepetible, que me hizo crecer como persona.

    Han pasado ya diez años desde entonces, y lo he vuelto a ver. He asistido recientemente a la boda de un gran amigo, he asistido a la boda de un ser especial. He sentido mucha alegría por volverlo a ver, y cmo era habitual en él, me emocionó hasta las lágrimas, cuando ya me dirigía a la salida, y corrió detrás de mí, para decirme:- Profe, nunca olvidaré lo que hizo por mí. Hoy regento junto a mi esposa una pequeña organización donde doy mi apoyo a niños con dificultades, y me dedico a transmitirles que la vida también es para ellos, como usted hizo conmigo. Todo lo que tengo y lo que soy se lo debo a usted, por hacer lo que nadie había hecho hasta entonces, tomarse la molestia de atenderme, descubrir que me pasaba y hacer que abriera mi corazón. Usted siempre estará conmigo, porque usted siempre estará en mi corazón.- Y nos unimos en un abrazo eterno...
     
    #1

Comparte esta página