1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

    Cerrar notificación

El raído roce

Tema en 'Prosa: Melancólicos' comenzado por Asklepios, 24 de Abril de 2025 a las 4:07 PM. Respuestas: 0 | Visitas: 31

  1. Asklepios

    Asklepios Incinerando envidias

    Se incorporó:
    24 de Mayo de 2015
    Mensajes:
    901
    Me gusta recibidos:
    1.230
    Género:
    Hombre
    El raído roce diario con la muerte facilitó que los hilos de tu sonrisa maniataran la dentadura, con la clara intención de obtener la eterna permanencia. Solías pasar horas frente a alguno de los muchos, muy antiguos y muy desgastados espejos que colgaban de casi todas las paredes de la casa. A pesar de tanta dedicación, sorprende que jamás llegaras a sospechar que allí, en esos demiúrgicos espacios, no es tan complicado encontrar claros indicios de las muchas mentiras en las historias que sus superficies ofrecen y comparten.

    Puede que lo inolvidable navegue tras las pulidas fronteras que esconden en su interior, pero es muy cierto también que éste, no deja de mecerse entre la levedad del olvido.

    Yo, por mi parte, como ya voy teniendo una edad, desde hace algún tiempo, guardo un mapa hecho con los espejos erosionados que he podido recuperar de mi juventud, para que mi eternidad viva detrás de tus ojos, hoy, por cierto, un tanto tristes; allí, donde mis ecos no puedan seguirme al volver las esquinas del presente.

    Recuerdo cuando te encontré: tus pasos, tan debilitados y aturdidos, estuvieron a punto de devastar la ruta de tus más íntimas intenciones. Era casi total tu inconsciencia, pero, por suerte, ésta siempre deja algo a una alegría entregada. Y así fue que me fueron entregadas tu inconsciencia y tu alegría.

    Desde entonces, todo ha cambiado. Y ha cambiado mucho. ¡qué decirte ¿verdad?

    Por entonces, en nuestras conversaciones se trenzaban las palabras, las oraciones, -de todo tipo-, y lo que resultaba más sorprendente: también las ideas. Con el paso del tiempo, todo lo nuestro no dejó de enriquecerse. Fueron tiempos muy felices. Al menos, para mí. Desgraciadamente, todo se acaba. Nada se libra y a todo le llega su propio fin. A nosotros también. Y se hicieron, entre nosotros, las primeras distancias. Distancias que, desde entonces, no han dejado de aumentar.

    Hoy, tan lejos estás, pero tan cerca te siento que sigo siendo incapaz de rendirme a los hechos. Tan sólo me queda decir que ya ni entre las manos me queda nada con lo que despedirme de esta pobreza.
     
    #1

Comparte esta página