El regreso

[center:d310e99ae7]El regreso [/center:d310e99ae7]
La luna estaba llena y la casa sumamente oscura, eso me confirmaba que él estaba por llegar. A lo lejos podía escuchar los aullidos de mis malditos rivales, aquellos que me hicieron la vida imposible desde que ella me echó. Yo estaba furtivazo entre las ramas de uno de los muchos robles que rodeaba la casa, decidí acercarme un poco más a la ventana y ahí estaba él bajando las escaleras, apenas podía ver sus sombras acercándose a ella, se acercaba”taC,taC,taC” mas “tAC,tAC,tAC”. Yo sumamente erizado pues sabía que era él, pero no podía impedir su regreso. Ella llevaba puesto el traje de novia que utilizó el día que se casó con Ángel hacen 20 años, se encontraba en el suelo dentro de un círculo marcado con sangre y rodeada de velas. Entonces recordé el té que aquella noche lluviosa me dio antes de acostarme hacen cinco meces y aquellas palabras que susurraban en mis orejas lanudas - ¡El vendrá por mí muy pronto y tu no vas a impedirlo! Y reduciéndome e innovándome nunca volví a ser el mismo, todas las noches frente al el restaurante esperaba con mis ojos tiernos que alguien se dignara a darme algunas migajas o algo de leche, sólo recibía cantazos y huían despavoridos diciendo - ¡Mala suerte! ¡Mala suerte! Optando por desperdicios o por los asqueantes roedores. Pero hoy, había echo la excepción, presentía que algo iba a pasar con ella. Ya marcaban casi las doce el reloj que le regalé el día de su cumpleaños, el único momento feliz antes de que ella dejara en cero mi cuenta.

La noche seguía entrando y continuaba acercándose a ella, era él, aquel que había sido quemado por los líderes de la Catedral de San Pedro, ella logró escapar, pues aun o había sido trasformada por completo y su cuerpo no reflejaba los cambios. Ella prometió amarlo por siempre y esperar su regreso, mas desesperada por el tiempo, sus deseos tenían que ser saciados y por ello se casó con migo. Sí, realmente era él, era Ángel, pues recordé las fotos que ella guardaba en el armario. Rápidamente ella abrió sus ojos tétricos al escuchar los doce campanazos “Dan,Dan,Dan,…..” El acariciaba su cuerpo, su tez blanca, sus cabellos negros y sus labios carnosos y su cuello con aquellas navajas que sobresalían de su boca hasta saciarse lentamente. Ella comenzó a elevarse mientras rodaba en el aire, aquellos destellos rojos y blancos me cegaban. Yo sumamente erizado, pues se acercaban mi. ¡QUE QUIEREN! ¡QUE QUIERENNN! Y comenzaron mirarme fijamente, sin entender como supieron que yo estaba allí, e innovándome nuevamente volví a ver mi tez y no más mi cuerpo lanudo y negro. Hasta verlos perderse entres las sombras de la noche.



[center:d310e99ae7]19 oct 2005[/center:d310e99ae7]