El río y tu recuerdo

El sol calentaba en lo más alto, comencé a andar por el camino que llevaba al río,
el frescor de la frondosa arboleda deshacía el calor convirtiéndolo en una suave brisa que acariciaba mi cuerpo. El río corría manso, sus aguas templadas por el sol brillaban como si finos hilos de platas bordasén la superficie, tapizando de luces las aguas. Estire la toalla en la orilla y poco apoco me fui metiendo en las templadas aguas, su calidez y su blanda acogida me hizo recordar el tierno pecho de mi madre y sus abrazos, me dejé llevar por la corriente... Unos juncos cercanos a la orilla pararon mi cuerpo.
Volví nadando al punto de partida abrazada por las aguas del río, agradeciéndole aquel recuerdo.

 

Uhhhhh que buen recuerdo me gusto.

 

Te envio estrellas por tan bello, Microrrelato
un abrazo
Rosario

 

Estrellotas, Carmen. Es un buen relato. ¡Qué recuerdo, eh!
Xosé.

 

Bello recuerdo Capasa, bellas imágenes nos dejas en ese cálido río de la vida, me encantó un abrazo

 

Parece que fue como un bautismo esto de encontrar tu propio Ganges en un río de tu pueblo. Conmovedora experiencia la que nos cuentas en las que se compara las aguas de un río con el líquido amniótico. Sumergirse en ellas nos lleva a encontrarnos con la imagen de la madre y sus atributos.