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El Sacrificio

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por Jcmch, 21 de Mayo de 2006. Respuestas: 4 | Visitas: 936

  1. Jcmch

    Jcmch Poeta veterano en el portal.

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    Esa tarde, el sol destellaba sus lumbreras de lira opaca entre los colores aciagos de las nubes. Yo, frente al mar, no olvidaba los encuentros dulces con los sentidos…esos que tuve casi a esas mismas horas, cuando la tarde encunaba su asombro entre mis dedos; pero mis sentimientos casi nunca se hacían visibles: eran como hordas de espíritus minerales tomando los ejes punitivos de mi alma. Era como un cuento viejo entre los Andes, o como una vieja secuela de la imaginación de un Gaucho.

    En el puerto, en donde en ese momento me encontraba, los barcos de plata ya habían zarpado a sus horizontes estelares. Las aguas rasgadas por sus proas ya dormían recíprocamente inspiradas por la soledad. Yo estaba esperando esa hora mágica que muchas veces espere antes, pero que nunca llego; esperaba la hora en la cual los dioses descendían y limpiaban sus suciedades cotidianas en las aguas frente al puerto. Los dragones blancos danzaban en el cielo, entre barreras de papel. Me preguntaba entonces de que valía la pena esperar por un sueño, cuando el ser hombre se apaga en los pasos, en la cuantificación de los años imprecisos, y se extiende la memoria hasta los confines de la muerte.

    Sin embargo iban llegando. Eran cientos de ellos: dioses con sus formas sublimes, galantes, embravecidas, etéreas, danzando entre el agua…descansando sus cuerpos agotados entre los maderos melancólicos del muelle. Un vendaval de oro se cruzaba en el horizonte, entre dos o tres ninfas memoriales. Mi cuerpo débil se estremecía entre los aires frescos del paraíso, y mis manos entrecortaban el veneno de la soledad, que el ocaso brindaba en siete esplendores últimos y ahogados de luz solar. El astro se hundía entre mis pies; mis dioses llamaban recuerdos olvidados, rencores ocultos, pasados desgraciados. No esperaba otra cosa, sin embargo…viéndome abandonado entre la hiedra.

    Comprendí entonces la esencia se esa tarde. Las estatuas a mis espaldas eran tigres, esculpidos en loza viajera extraterrestre. Me levante y me alcé entre las mil cosmologías científicas del universo paralelo. Recordaba esos viejos trucos, que me enseño el Adán del norte…el rojo insolente; esas artes mágicas graduales que se viven con la certeza de un cáliz y una nuez. El fantasma de la noche cruzo el cielo, montado en su bestia alada, y lleno los predios de oscuridad. Para mí ya no existía la vida; no quería la fangosa lucidez de la virtud, pero tampoco perder la trémula efigie del existencialismo y la autodeterminación.

    Ya no estaba en mi cuerpo. Ahora, entre templos orientales y montañas de ceniza parda, me dispuse a probar mis poderes; mis dedos se hicieron agudos y las fibras de unas alas se alzaron varios centímetros sobre mi cabeza: una mariposa colorida y de enorme tamaño se abrió pesadamente sobre mi cuerpo, y al instante estableció los límites de su conciencia dibujada en mi mente marchita. Ahora eran los fuegos; empecé a crear pequeñas llamaradas de olvido en mis manos, casi insignificantes, pues mi vida lo era para entonces. Yo no recordaba mi nombre, pero no lo necesitaba, porque los elementos me brindaban su compañía, y no importaba si el suelo me tragaba entre sus nudosas raíces. Sin embargo, el fuego me excitó. Me rodee, como una virgen en sacrificio, de mortales círculos de fuego, pivotantes y crecientes ante mis anhelos. Crecían fervorosamente, mientras, arrodillado, alzaba mis oraciones al dios del río para pedir purificación. En ese momento…como un relámpago con toda su potencia…como una piedra espacial entre la atmósfera…como un golpe ciego entre las eras del Mundo…comprendí la razón de mi estadía allí…habría, de hecho, un sacrificio…mas la victima…seria yo mismo.

    Mientras los fuegos se alzaban, también comprendí que ese sacrificio era necesario. Mi vida no había sido toda ella más que una metáfora de ese momento: consumiéndome entre mis propias vejaciones, destruyéndome con mis propios miedos. No había tenido un instante de realidad y conciencia hasta ese momento. De pronto, y sin preverlo, una lagrima se desmigajo entre mi rostro; no comprendí jamás su significado ni el porque de su aparición, pero allí estuvo esa lagrima, solitaria y prístina…tal vez como símbolo y estandarte de la buena y aprendida lección.

    Los cielos clamaron en un inmenso eco que estallo en la selva como explosión ardiente de dolor. Se oscurecían cada vez mas, y una ráfaga de viento helado hizo tambalear el poder absoluto de las llamas inmisericordes. Un bautismo de jabalinas pertinaces, maíz desgranado en multitud: una lluvia poderosa estremeció los cimientos de los templos orientales. Ahora la lluvia acompañaba al fuego inextinguible en la obstinada tarea de elevar a los dioses la miseria humana.

    Y, como estampas efímeras de tiempo y espacio, las capas de piel quemada se me fueron cayendo y extinguiendo, como arenas de Dubai, entre los huesos de mis dedos. Me vi a mi mismo en el aire: ya no quedaba más de mí sino un esqueleto roído y maltrecho, carbonizado y solitario…algo no muy diferente a lo que era yo antes.

    Ahora otra luz…otra centella…otros relojes empapados…otras miradas de vodka azul…y oscuridad, profunda y espesa oscuridad…cayendo…cayendo…

    Abrí mis ojos y observe a mí alrededor. Un trago al lado de mi cabeza, sobre una mesa de madera sólida; mi cuerpo cubierto de una manta, un terrible frío. Me vi como siempre me había visto…todo había terminado…no fue mas que un sueño…


     
    #1
  2. Ana Clavero

    Ana Clavero Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Hay que ver los efectos que produce el vodka.

    Vaya sueñecito, debió de ser angustioso.

    Un beso.
     
    #2
  3. Jcmch

    Jcmch Poeta veterano en el portal.

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    Bueno...siempre los sueños son angustioso e incomprensibles...un mundo diferente...

    Muchas gracias por tomarte el tiempo de leerme...ana...un besote...
     
    #3
  4. guardiana de la palabra

    guardiana de la palabra Poeta recién llegado

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    fascinante sueño... la forma de narrarlo es tremendamente sobrecojedora... aunque es un sueño muy caotico, pero lleno de emociones... a mi parecer los sueños reflejan realmente lo que somos... son nuestra pequeña parcela de intimidad, sin barreras, comienzos ni finales... es donde nuestro inconsciente actua... donde se reflejan nuestras anguastias, temores... sin necesidad de fingir o ser algo que no somos, decir cosas que los demas quieran oir... sin tapujos... bueno, tan solo decirte que es una narracion llena de fuerza, de sacrificio... muy inriquecedora experiencia el leerte.

    un beso
     
    #4
  5. hadita

    hadita Poeta veterano en el portal

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    ayyyyyyyyyyyyyyyyy
    terrible pero belloooo, me encantooooooooo

    hadita

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    #5

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