El Sacrilegio

Hombres cafres portaban en el silencio de la noche un ataúd a rebosar de malvas pavorosas,donde vegetaba la figura hierática del todopoderoso Satanás.Iban caminando al compás de la bruja luna que los acompañaba con su haz lechoso de pérfido semblante ancestral.Cuando llegaron a las puertas de una iglesia,reventaron el candado y un gélido viento abrió con su fuerza descomunal la delicada casa del Señor.Entraron con el féretro y lo posaron en el altar de la lúgubre eucaristía,consagrada al divino Jesús.Los cirios negros temblaban en su llameado ardor mientras que del catafalco se levantaba el dios de las tinieblas en toda su gloria.Sus serviciales paladines se humillaron a sus pies,mientras aquél,bajo la imagen de un niño dorado reía con bravura mientras invertía el crucifijo central del abovedado lugar.Allí hicieron ritos obscenos que hicieron sangrar las imágenes espectrales de todos los santos,abrazadas por la espesa tiniebla que ya iba remitiendo por la llegada de la próxima aurora a despuntar.Entonces,el numen sacrílego volvió a acostarse en el catafalco,y sus secuaces se lo llevaron entre la espesura del bosque de abedules.Cuando ya rayaba el amanecer,el cura vio todo desordenado y en signo de sacrilegio y no pudo más que contener su furibundo odio.