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El senior Serman

Tema en 'Prosa: Ocultos, Góticos o misteriosos' comenzado por tyngui, 8 de Enero de 2014. Respuestas: 0 | Visitas: 711

  1. tyngui

    tyngui Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Hombre
    Algo vencido de mirada baja, estigmatizando su amabilidad, Serman, como se lo conocía en el barrio, transformó su alma edulcorada y gentil, dejándose invadir por la incipiente cólera que lo amedrentaba desde hace un tiempo, con una irascibilidad poco común, el señor Serman, quien supo parir una sonrisa precoz en la derrota, como en el hastío; Hombre de apariencia agradable y permisiva, al que nadie nunca le escuchó una queja, ni un exabrupto.
    Esta vez había dicho basta.
    De semblante abrumado, con puños apretados de intolerancia, decidido a todo, acomodo el hacha de mano de su abuelo, en un bolsillo interno del montgomery marrón, al 38 corto que compró como protección, se lo ajustó en la cintura de costado, a la altura de la mano. Y del último cajón de la cómoda tomó el viejo cuchillo Toledo del tío Raúl, con el que el viejo, carneaba los chanchos en pilar.
    Esa mañana de julio hacía demasiado frío, era perfecta…
    Llevaba la gorra tapa ojeras, los guantes de cuero y la bufanda negra haciendo juego con el morral, que exhibía un parche de Mitsfist, que daba testimonio de su eterna punkitud, donde escondía algunas granadas de mano, y balas para el revolver.
    Montado en desquicio, a pocos metros de su casa, observó a su primera victima, un sujeto alto y fornido de unos 40 años que se aproximaba hacia él, con premura.
    Metió la mano en el gabán, apretando fuerte el hacha, de ojos extraviados, como preparando el golpe que abriría la cabeza al medio de aquel mal hombre. Cuando algo lo sacó de contexto, una pequeña niña de apenas 7 años, le pidió unas monedas, o algo para comer; de alguna manera Serman volvió a ser ese hombre amable y de buenos modos, buscó en su morral y encontró un alfajor de maicena, que le dio a la nena acompañado de una dulce sonrisa y una caricia en la mejilla, con la actitud que nos tenía acostumbrados en el barrio.
    Dio media vuelta en dirección a su casa, abrió la puerta y apoyó el morral sobre la mesa, al sacarse el camperón, no entendió el motivo de las armas consigo.
    Guardó cada cosa en su lugar encendió el televisor y se comió un alfajor de maicena.
     
    #1

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