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El suicida

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por Sergio D'Baires, 1 de Septiembre de 2021. Respuestas: 2 | Visitas: 371

  1. Sergio D'Baires

    Sergio D'Baires Exp..

    Se incorporó:
    26 de Febrero de 2021
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    Un dia cualquiera ¿Cualquiera? ¡Já! ¿Importa de donde vengo? ¿Sí? Tal vez...
    El "laberinto" chapucero, mal hecho, de la linea Retiro Tigre, me detiene, me arquea en una y otra dirección, me enfrenta al "pata'e fierro", viniendo invisible desde el fondo de la curva.
    Supongo que el cálculo es automático: "espero que pase y cruzo".
    Miro para el lado de la estacíon allá; en el fondo de las tres cuadras emergiendo de la niebla mañanera ..sin trén.
    La costumbre del que sabe que este huracán que corre en los rieles no perdona (torcer el cuello por si acaso).
    En el paneo (no más de trés segundos) un perro setter rojo, una llama en la mañana húmeda, me acaricia con la alegría de los perros cuando pasean acompañados por sus amos.
    Más atrás el dueño (presumo en ese momento) viene cabizbajo, aislado, la correa que hace juego con el pelaje del perro cuelga en un balanceo perezoso de su mano.
    Automaticamente giro la vista hacia la derecha, la barrera de la avenida está cerrada, la campanilla acompaña al semáforo con la cadencia que avisa del peligro; la bocina de un automovil que no terminó de cruzar suena impaciente; y un perro callejero gris cruza al trote rengo la barrera.
    La curva, más allá, sigue escondiendo el silencio eléctrico de estos trenes modernos.
    Tal vez tenga veinte segundos.. me decido a cruzar; pero una anciana cubierta con un chal negro se para a mi lado en el "laberinto" al que le falta una parte, uno de los caños que unen los pilares que lo forman..
    Hoy, los detalles de esos momentos son tan nítidos, vívidos y precisos como entonces lo fueron de inconscientes
    -Cuidado Abuela- me oigo; mientras extiendo la mano como una barrera ante la que se aquieta sin decir una palabra.
    Solo son impresiones que hoy me asaltan; pero su mirada, dos carbunclos brillantes, no condecía con el tiempo de su rostro; ni la curvatura de su espalda.
    Frente a nosotros el hombre del perro se agacha y murmura algo junto a su cabeza; mientras el can ladra agudamente.
    Mientras lo observo suelta la correa y la ata al poste de cemento del "laberinto" que nos enfrenta.
    Nuevamente miro.. primero a la izquierda, la estación y en los andenes la gente, diminutos en la pespectiva..luego a la derecha.. la avenida, la "trompa" de algún auto cerca de la barrera, alguien que cruza corriendo; mientras el tren emerge de la curva lejana a cincuenta km por hora. Recién empezará a frenar cuando pase por donde estoy.
    Me sobresalto cuando alguien cruza a la carrera con el tren tan cerca.
    Rehago el paneo hacia la izquierda.
    La imagen del perro atado al laberinto y su dueño en la actitud corporal de cruzar me desconcierta.
    -¡Ehhh!- grito asperamente -¡El trén!-.
    La vieja a mi lado se mueve, pero mi atención se concentra en el agonista que parece ignorar los bocinazos del bólido que se aproxima por mi derecha.
    Quiero mirarlo, descubrirlo, advertirlo;ahora comprendo que lo que pretendía era disuadirlo; pero él se niega, el perro aulla y tira de la correa y su aullido se hace implorante.
    El ¡Tran! ¡Tran! del tren es un aluvión de acero que retumba; mientras el balasto entre los durmientes vibra; pero no me giro.. sigo con la vista clavada en un futuro que adivino.
    -¿Qué hacés?- grito; mientras descubro el designio de los hados en la mirada que me enfrenta.
    -Tápese los oídos Abuela-.¡No mire!-. Ordeno mientras mis ojos fijos en los del suicida adsorben una desesperación que jamás creí que existiera o que pudiere conocer.
    Corre hacia mí, sin dejar de mirarme; pero sin verme; ignorando al trén que está a veinte metros con el conductor aferrado epilepticamente a la bocina, un ¡BUOOP, BUOOOP, BUOOOOOOP...!
    Multiplicando su reclamo en los ecos del corredor ferroviario formado por fondos de viviendas y edificios de departamentos.
    Mi mirada lo sigue cuando corre entre las vías hacia la izquierda; como queriendo escapar al destino que lo cerca; mientras el fragor se amplifica y el balasto baila bajo los durmientes.
    De repente ¡Gira! Me enfrenta teniendo como fondo la estación; y corre al encuentro de su muerte que se acerca inexorable.
    Por el rabillo del ojo veo llegar el tren al cruce, mesmerizado observo como él suicida se detiene; y..
    empieza a saltar frente al "pata de fierro" que se aproxima; mientras el acero resbalando en el frenado cubre con su griterío sideral: la tragedia.
    Por milisegundos sus ojos se clavan en los míos, conscientes pero vacíos, son dos simas de determinación cuando enfrenta al trén; como si de una riña callejera se tratara.
    Se eterniza el instante, cuando el ruido de las costillas rotas ahoga mi protesta:
    -¡Qué hacés hermano!-
    Cuando la agonía de acero contra acero cesa; y los retazos del cuerpo desmembrado en las cuchillas de las ruedas se desparraman en la vías; la formación termina de pasar.
    El perro ha dejado de aullar y ahora gime atado al poste de cemento; mientras la incontinencia de su orina lo rodea.
    El tren que viene de la estación; me sorprende emergiendo detras del vagón de cola del que ahora quieto; florece en las ventanillas de curiosos que buscan adivinar lo que ha pasado.
    Hace sonar la bocina y por unos segundos el perro corre hacia su amo en los fotogramas que editan los Boogies.
    Miro a mi costado... ¿La anciana habrá sido un espejismo?. ¿O se fue mientras el destino destejía la vida de este hombre?
    Cruzo los rieles y desato al setter que manso permite que lo lleve a ningún lado, la sirena del camión de los bomberos me obliga a levantar la cabeza.. mientras la imagen del suicida corriendo en mis retinas me estremece.
    Cuando miro hacia atrás.. veo, a una cuadra , a la ¿Vieja? Que se aleja..
    No se si fué un fosfeno, una visión alterada o simplemente mi imaginación; pero aún hoy me espeluzno memorando cuando giró su cabeza; y el sol se reflejó en la sonrisa de acero de una hoz que brillaba entre los pliegues de su chal.
     
    #1
    Última modificación: 13 de Septiembre de 2021
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  2. Medusa

    Medusa Desertora

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    Excelente y tremendo relato.
    Saludos.
     
    #2
  3. Anamer

    Anamer Poeta veterano en el portal Equipo Revista "Eco y latido"

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    Dios un relato que me dejó extenuada!! Que manera tan vívida de relatar los hechos,
    me dejaste sin respiro hasta el final. Me encantó leerte, eres muy bueno narrando.
    Besitos cariñosos vuelen hasta tus mejillas.
     
    #3
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