El temor de ser amado

Mi angustia te entristece, mas tu fervor a mí me enloquece.
Me seduce y me repele en la medida que me acongoja y enardece.

Mi mayor temor radica en no ser capaz de corresponderte como mereces, al tiempo que estriba en la noción de tu partida la más purulenta e irremediable herida.

Bailas al son que dictan mis instintos, mientras yo te bailo el agua.
Nos batimos en retirada y nos evadimos, tan sólo para volver a encontrarnos.

Oh, mi consuelo y mi anatema, mi ser bienamado y ávido.
Cómo huyo y salgo a tu encuentro todavía, cuando en tu mirada franca y serena se adivinan esas temidas, inmortales y anheladas palabras...