El Tesoro de los Eternales

En los fueros internos de tu melancólica profundidad de negro intenso,te debates como un miserable convaleciente de amor prohibido a rezar a la sanguinaria naturaleza,cuyo crepúsculo de cielo raso,la sumerge en una levitación sobrenatural.Donde los genios tutelares de la malevolencia y la clandestinidad,sumergidos en el río de áureo centelleo gratificador,murmuran en un suspiro eternal por las dádivas que los todopoderosos Eternales tienen prohibido a la humanidad.Mas hay un hombre que,en intrépida valentía de sano juicio intelectual,se atreve a cometer la fechoría redentora de robar el ajuar dorado de los encumbrados dioses:quienes se hayan durmiendo la soporífera resaca de una noche sin luna,cuando bebieron del sagrado vino báquico escanciado por el hermoso joven Ganímedes. Tú,fantasmal imagen erótica de una afrodita envenenada por el sacrílego veneno de la malhadada cicuta,ya no podrás contemplar cómo ese héroe,en toda su magnificente gloria,se adueña de los tesoros divinos,irradiando luces y fogonazos siderales que hacen temblar los cimientos de la tierra.Así pues,conténtate con preparar un boquete en tierra fértil,para que cuando tu <<imago>>se desintegre al caer el alba,caigas ya muerto en esencia profana y así se cumpla lo que dictaron las escrituras de un negro libro:la Muerte no falsea la realidad sino que la potencia hacia el infinito;evaporándola en un gas lacrimógeno que ni el mismísimo Lucifer puede soportar.