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El tesoro de los Nibelungos.

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por Jmanuelcruz, 16 de Diciembre de 2012. Respuestas: 1 | Visitas: 1175

  1. Jmanuelcruz

    Jmanuelcruz Poeta recién llegado

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    El tesoro de los Nibelungos.

    Parte número 1

    1943, la Alemania nazi se encuentra a punto de caer, pero el poder de Hitler se ha reforzado considerablemente te, sus científicos trabajan día y noche para asegurar la victoria de la raza aria, las armas se vuelven cada día más extrañas y poderosas, el enemigo se torna extrañamente peligroso.
    El últimos años las unidades SS han mantenido movilizaciones extrañas, nuestros contactos confirman que ninguno de sus proyectos reflejan amenazas potenciales, se mantienen en rituales de pasaje, en raros círculos religiosos, el presidente Roosevelt quiere que se le dé fin a esto pero ¿Cómo?, ¿Cómo detenemos esta demencia?
    Hitler está obsesionado con lo oculto, la magia, busca un poder que está más allá de las proporciones humanas, es uno de los miembros más fieles de la logia Thule
    Un grupo aristocrático alemán que no ha puesto un solo pie en el campo de batalla y que no le interesa el estado de la guerra , Adolf Hitler ha financiado expediciones sorprendentes, entre ellas, la búsqueda del Arca de la Alianza de los hebreos y ha llegado a nosotros información de un proyecto más ambicioso denominado “tesoro de los Nibelungos”; las notas de esta operación se recuperaron después de la toma de Berlín , especificaban la búsqueda de un tesoro extraviado hace siglos en las regiones germánicas, un proyecto delirante al que los jueces de Núremberg no prestaron atención ya que no se logró llevar a cabo.
    Los documentos del proyecto tesoro de los Nibelungos fueron rechazados como evidencia en el juicio de los dirigentes SS, y ninguno de ellos hablo o quiso hablar sobre el asunto, por lo tanto se desecharon los documentos de esa operación. Wólfram Seviers, uno de los líderes de la logia Thule, no dijo nada sobre el proyecto y solo sonrió burlonamente cuando se le pregunto acerca del mismo en su camino al patíbulo no se inmuto y antes de morir pronuncio palabras ininteligibles en un idioma desconocido. Los documentos de esta operación se encuentran en mi poder, pero descifrar su contenido es difícil, ya que no se encuentra escrito en ningún idioma conocido, la verdad no se en quien confiar y por eso los he ocultado, permanecen escondidos esperando a que alguien desentreñe sus secretos que los nazis se llevaron a la tumba, un secreto que de haberse llevado a cabo habría dado el triunfo a los Alemanes, a la SS y el poder absoluto a la logia Thule.
    Mayo de 1947
    Dwight D. Eisenhower.
    -Y qué opinas.
    -¿Dónde conseguiste esto?
    -Te lo diré después, pero dime ¿Qué opinas?
    - ¿un tesoro? Eso es absurdo, carece de fundamentos.
    -¿fundamentos?, por favor, dice claramente que esos documentos se usaron en contra de Seiviers.
    - y se desechó, el mismo lo dice.
    -escucha no te habría llamado si no creyera en esto, ¡lo sabes!

    Steinbeck se llevó las manos al rostro y suspiro en un intento de responder, pero no lo hizo, tomo el documento de Eisenhower y le hecho otro vistazo, lo dejo en la mesa junto al café humeante que no había tocado aun.

    -¿Qué me estas pidiendo que haga?
    -que me ayudes, que viajes conmigo a Europa.
    -Estás loco ¿sabías?, somos académicos, no cazadores de tesoros.
    -¿acaso ya olvidaste nuestro último viaje a Perú?
    -mmm… no lo sé, apenas y tenemos pistas, no te puedes fiar de este papel, ni siquiera dice dónde están escondidos esos documentos.

    El rostro de Steinbeck adquirió un semblante duro, aceptaría lo sabía, solo necesitaba la gran tentación y está ya había sido lanzada; me retire a descansar, a decir verdad a pensar en que es lo que buscaban los nazis, durante la guerra buscaron sin fin de objetos extraños, el Grial, el Arca de la Alianza, realizaron expediciones al Tíbet, ansiaban los tesoros de Odín e incluso el Miojnir el martillo de Thor, el dios del trueno , un martillo capaz de controlar el trueno y el rayo, un arma tentadora para cualquier nación sobre la tierra, Hitler y sus delirantes proyectos no buscaron mitos o magia, no, ellos buscaban estos artefactos desde un punto de vista técnico que los llevaría al triunfo de la guerra y aunque es sabido que ninguno de estos proyectos tuvo el éxito esperado dejaron en la historia una significativa duda, ¿qué es lo que buscaban los nazis?
    A la mañana siguiente Steinbeck llamo a mi puerta…a las 5:30 a.m. en sus ojos se notaba que no había pasado una buena noche, había permanecido despierto haciendo algo.
    -¿Me dirás de donde salió eso?
    -¿Vendrás conmigo?
    -Si Eliseo iré contigo, ahora dime.
    -Bien amigo. Pero pasa, pasa la mañana está muy fría, ¿café o té?
    -café por favor.
    Esta vez Steinbeck apuro su taza de café, sus ojos me penetraron, él había aceptado ayudarme en esta locura, era mi turno Quid pro quo.
    -Hace una semana recibí de España un paquete de parte de mí padre, con agrado note que era una de las pinturas más bellas que había en casa, un óleo de un joven pastor de Madrid y sus ovejas en un prado de verano, en el fondo una cabaña desde la cual se asomaba una anciana por una ventana.
    -¿adónde nos lleva esto?
    -Paciencia amigo mío, cuando me disponía a colocarlo en mi despacho la pintura resbalo de mis manos y se desprendió del marco, un terrible accidente considerando el valor de la pintura, al acercarme para tratar de levantar el malaventurado oleo note que entre la pintura y el marco se asomaba un sobre amarillento por el tiempo, siendo de una familia de enormes secretos me valió un comino el óleo y me precipite hacia el sobre en el que aparecía la firma de mi bisabuelo, “Matías Almaraz” fechado en Agosto de 1947, más abajo, la firma de mi abuelo “José María Almaraz” y otra fecha diciembre de 1969 y por último la de mi padre “José Almaraz” fechada en Marzo de 1993, abrí el sobre y dentro venia la carta de Eisenhower y una dirigida a mí de parte de mi padre-decía esto mientras le extendía la carta de mi padre y el sobre a Steinbeck-como puedes ver me dice en ella que después de la guerra mi Bisabuelo dirigió un equipo en la búsqueda de este tesoro sin éxito, después mi abuelo, mi padre con el mismo resultado y me dice que esta vez es mi turno.
    -¿Cómo es que tu Bisabuelo obtuvo esto de manos del mismo Eisenhower?
    -Huyendo del régimen de Franco salió de España y para obtener la residencia de la familia en suelo americano se enlisto en el ejército de Estados unidos no sé como pero llego a ser muy amigo del general, una amistad oculta por este secreto, y se lo que piensas amigo y no debes preocuparte, Eisenhower jamás involucro esto en su gobierno ni a mi familia.
    -¿Con que pistas contamos?
    -Ese es el problema, no están aquí.
    -Lo sabía, ¡lo sabía demonios!, no tienes nada, solo estas cartas que no indican nada en absoluto y pistas que no existen.
    -Yo nunca dije que no existieran, solo que no están aquí.
    -¿Qué?


    Parte número 2.


    Después de un arduo viaje por fin tocamos suelo español, la emoción no se hizo esperar, después de años por fin volvía a España, la tierra natal de la familia, mi padre decidió volver aquí cuando mis hermanas y yo comenzamos la universidad en los Estados Unidos, la última vez que estuve aquí fue porque mi madre había fallecido, mi padre entro en una severa profesión, por lo que decidí quedarme un tiempo con él, tardo mucho en recuperarse, por las noches solía sentarse frente al televisor apagado y hablar como si mi madre aun estuviera allí, incluso discutía con ella a gritos por los problemas de la casa, fue durante este periodo que me conto sobre el tesoro de los nibelungos pero no le creí; quince minutos después Steinbeck y yo tomamos un taxi para dirigirnos a casa de mi padre.
    -Bella ciudad.
    -Sí que lo es, dime ¿qué piensas de todo esto?
    -Veamos Eliseo, abandone a mis alumnos, sobregire mis tarjetas de crédito y aborde un avión directo a España para acompañarte a una cruzada de la cual no sé si sea algo la mitad de cierta arriesgándome a que a mi regreso me quede sin empleo ¿y aun dudas que desee estará aquí?
    -Tranquilízate amigo, un arqueólogo como tú jamás se quedara sin empleo, ya verás que a tu regreso serás tan afamado que desearas no salir de casa, además no me refería a eso, me preguntaba qué es lo que tienes hasta ahora.
    -Haciendo a un lado la obra de Wagner, sé que los Nibelungos son una raza mítica de enanos germanos que eran tan ambiciosos como agresivos, preferían los bosques para alejarse de los humanos y no socializaban con ninguna de las otras criaturas elementales.
    -Por elementales te refieres a mágicas ¿cierto?
    -Sí, creí que habías investigado algo.
    -Por eso te tengo a ti querido amigo.
    -Si lo sé.
    -Bien hemos llegado.
    La casa de mi padre parecía tan lúgubre, las ventanas estaban cubiertas con gruesas cortinas negras, inmediatamente pensé que algo malo había pasado, llame a la puerta la cual se abrió lentamente.
    -Vaya, vaya miren quien está por aquí.
    -Buenas tardes señorita, busco a mi padre, José Almaraz.
    -¿No me recuerdas Eliseo?, soy yo Leonora.
    -¿Leonora?, ¡cielos!, la última vez que te vi eras solo… una niña.
    -Si eso fue hace mucho, que bueno que llegas tu padre…
    -¿Pasa algo malo?
    -Ojala fuera eso.
    Steinbeck y yo cruzamos la puerta algo consternados, las luces estaban encendidas en todas las habitaciones debido a las cortinas oscuras, Leonora nos llevó a la habitación de mi padre de la cual salían fuertes ruidos metálicos.
    -Señor, señor tiene visitas.
    -No quiero ver a nadie, ¡largo!
    -Es su hijo Eliseo.
    -Dije nadie.
    Hice a un lado a Leonora y forcé la cerradura de la puerta, le pedí a Steinbeck que esperara afuera, al ingresar note que la habitación no pude distinguir nada en absoluto pues la habitación estaba por completo oscura, me deslice por la pared buscando el interruptor de la luz y al encenderla sentí algo punzante clavarse en mi hombro derecho.
    -mmm… ¡padre!
    -Hola hijo ¿cómo te va?
    -Sigues obsesionado con las armas.
    Mi padre presentaba un aspecto jovial para sus sesentaicinco años, pero estaba tan harapiento que lo compare con un vagabundo, me acerque a él y le abrace feliz de verle.
    -¿Qué es lo que haces aquí?
    -Mi nuevo proyecto, mira una cerbatana similar a la de los nativos del amazonas solo que le he agregado un canal de vació para aumentar la velocidad del proyectil.
    -¿y es por eso que esa aguja esta clavada en mi suéter?
    -¿en tu suéter?, necesita un ajuste no se supone que haga eso, debió perforar tu hueso.
    -Papá, tu trabajo es asombroso, pero vengo con un amigo, queremos hablar contigo.
    -¿Por qué no lo dijiste antes?

    Ese era mi padre, un loco divertido obsesionado con las armas, en los últimos años había desarrollado una treintena de armas que revolucionarían el mercado bélico, claro si alguno de ellos hubiera funcionado bien; un minuto después nos encontrábamos en la sala con Steinbeck.
    -Papá, él es Samuel Steinbeck, trabajamos juntos en la universidad, es un brillante arqueólogo.
    -Mucho gusto señor.
    -Para ser americano habla muy bien el español, bienvenido a mi hogar, y así que arqueólogo ¿eh?, igual que mi hijo.
    -Bueno padre hay algo curioso con eso.
    -¿Cómo dices?, ¿no eres arqueólogo?
    -Soy biólogo.
    -Desde mi abuelo hemos sido familia de arqueólogos, y tú… en fin no importa ya. ¿Qué es lo que desean de mí?
    -El tesoro de los Nibelungos.
    -Veo que encontraste el paquete, pero allí solo se envié la nota del general.
    -¿Tienes los documentos de la operación?, ¿Por qué no los enviaste también?
    -Es información delicada, no la iba exponer.
    -Señor he discutido esto con Eliseo desde que me mostro el documento me he repetido la misma pregunta y usted me ha de disculpar pero ¿Qué tan real es esto?
    -Muy real, tan real como los nazis que trataron de ejecutarlo y si lo hubieran logrado dominarían ahora.
    -¿Estuviste cerca del tesoro padre?
    -Ni un poco, pero vi cosas increíbles aunque per turbantes, si van a realizar esta cruzada deben estar más que preparados. Los nibelungos existen y son muy agresivos, no estuve cerca de sus tierras pero sabían lo que me proponía y no los hizo muy felices.
    Decía esto mientras desabotonaba su camisa y nos mostraba una cicatriz muy larga que le cruzaba el pecho y se extendía hasta su espalda.
    -No sé si deba dejarte ir hijo, no deseo que pases por lo mismo.
    -Vamos padre, sabes que lo que digas no me hará desistir de mis planes, no estando tan cerca, ¿tienes los documentos del proyecto?
    -Sí, los tengo.
    Mi padre se levantó pesadamente de su asiento, no lograba entender que sucedía, hace unos minutos presentaba un aspecto jovial, pero ahora parecía que los años le habían caído encima de un solo golpe, lo había notado desde que comenzamos a hablar de los nibelungos, quizá algún recuerdo terrible había resurgido en su memoria que le causó una depresión repentina, incluso note miedo en el tono de su voz, mi padre había visto algo asombroso y yo haría lo mismo. Regreso de su habitación con una larga y delgada caja de madera, los bordes de la misma presentaban un aspecto húmedo, lo cual delataba que no se había abierto en años; poco a poco la fue abriendo con un ligero temblor en las manos, saco de la caja un sobre también amarillento por el paso del tiempo con el sello roto y fechado en 1944.
    -Esto hijo ha permanecido escondido en nuestra familia por años y así debe permanecer, no quiero ponerte en peligro.
    -¿En peligro?, contra un puñado de enanos enojados
    -Veo que no puedo hacerte desistir de esto, tenías razón, no lograre convencerte, pero si esta es tu ambición no deberías involucrar a tu amigo americano en esto.
    Steinbeck se adelantó a mis propósitos y respondió a mi padre.
    -Señor, tenga por sentado que deseo participar en esto, además Eliseo necesitar un arqueólogo de su lado ¿no cree?
    -Está bien.
    Con una sonrisa de resignación nos hizo entrega de los ansiados documentos del proyecto nazi, no voy a negarlo la emoción me hozo arrebatarlo de las manos de mi padre con el riesgo de dañar los papeles, estaba tan ansioso que parecía que el corazón me saldría del pecho, Steinbeck poso su mano en mi hombro y con una maravillosa sonrisa me pidió que calmara; al sacarlo me di cuenta de que el documento estaba escrito en alemán, un problema ya que ninguno de los dos hablamos alemán pero al mismo tiempo venia anexado un doble documento con la traducción en español, no hay que olvidar que antes de mi otros tres hombres habían llevado a cabo esta cruzada. El texto traducido decía lo siguiente:

    “Teniendo en cuenta el avance amenazante de los aliados el Furher ha dado una orden, ganar esta guerra con todos los medios que nos sean necesarios, la división científica del Reich ha detenido los experimentos, las fábricas de armas no han hecho entrega de nuestros pedidos y los soldados mueren de hambre antes de llegar al frente de batalla, así que conociendo la pasión del Furher por el misticismo he decido darle a optar por una campaña que podría cambiar la guerra, hacernos del poder de la verdadera raza Aria, hacernos del tesoro de los Nibelungos y tener en nuestras manos el poder de los dioses, de esta manera ningún enemigo será capaz de vencernos por muy poderosas que sean sus armas, al escuchar mi propuesta, Hitler accedió de inmediato, había crecido escuchando las historias de este tesoro y como los que lo encontraron se volvieron hombres poderosos que desafiarían el mundo, el Furher no solo autorizo que se realizara la expedición, además consiguió el apoyo de la logia Thule; me asegurare de llevar a con éxito esta operación para no defraudar a mis compatriotas y darle el puesto que se merece a la raza aria”.
    Agosto de 1944





    Operación de recuperación del tesoro de los Nibelungos.


    Objetivo primordial.

    Encontrar ante todo indicios de la existencia de los nibelungos en las zonas germánicas, comprobar las leyendas antiguas en las que se inspiró Richard Wagner en su obra “El anillo de los Nibelungos” y encontrar la verdad acerca de este anillo y el tesoro que fue adquirido por Gunar y que fue escondido en el rio Rhin para evitar que Atila se hiciera con el mismo.

    Una de los objetivos más importantes para el Furher es encontrar la fuente que le dio la invulnerabilidad a Sigfrido, ya que si lográsemos dársela a nuestros soldados el triunfo del tercer Reich seria seguro.

    Para llevar con éxito esta operación iniciaremos nuestras investigaciones en Noruega primero debemos localizar la entrada a los ocho reinos restantes del...


    Eso era todo, con estas palabras terminaba el ansiado documento que Steinbeck y yo tanto esperábamos un documento que no traía ni la mitad de indicios que imaginábamos, solo nos mostraba la fase operativa de un plan que jamás se llevó a cabo, un documento decepcionante a decir verdad.

    -¿Esto… esto es todo padre?
    -Así es hijo, por ese motivo nunca sirvió como evidencia y por ese motivo fracasamos en la búsqueda del tesoro.
    -Pero dijiste que realmente viste a los Nibelungos, que los encontraste.
    -No hijo, no puedes encontrarlos, ellos te encuentran a ti.
    -En fin, según parece iniciarían en Noruega ¿Por qué?
    Steinbeck fue quien intervino en ese momento.
    -Es obvio, de acuerdo con los mitos Nórdicos la tierra se hallaba en armonía con ocho reinos más, a los que hace referencia el documento, Midgard que es la tierra es uno de los nueve reinos del orden, todos ellos unidos por el Yggdrasil, el árbol de la vida o de los mundos, en este árbol se unificaban y se dividían al mismo tiempo en tres niveles, el superior formado por Valaheim, Alfheim y Asgard, el medio formado por Midgard, Svartalheim y Jotunheim, y el inferior donde se hallan Nefelheim, Muspellheim y Hellheim. En Midgard, que significa tierra media, vivían tres especies en armonía, los hombres, los duendes y los enanos y eran visitados en ocasiones por los dioses de Asgard para bendecir la tierra, o en el peor de los casos por los demonios de Nefelheim o los gigantes de fuego de Muspellheim en todo caso realizaban sus visitas…
    -Por medio del puente arco iris y solo los seres mágicos podían acercarse a este y en la tierra esa facultad solo la tendrían los duendes… ¡o los enanos!
    -¡Lotería!, Eliseo si una especie mágica deseara esconderse…
    -Lo haría en su medio.
    -Noruega siempre ha sido visto como un punto de fractura cósmica por los astrólogos y metafísicos, quizá los nibelungos se concentren en Noruega.
    -Entonces a Noruega tendremos que ir.



    Mientras dejamos el suelo norteamericano Steinbeck revisa una y otra vez viejos libros de mitología nórdica para darse una idea de lo que buscamos, yo miro desde la ventanilla del avión el aeropuerto y toda la gente que se encuentra allí esperando sus vuelos o regresando a sus hogares, que insignificante se ve el mundo desde las alturas y mientras nos dirigimos a Madrid no puedo evitar sentir miedo y emoción ante la nueva aventura, pero sobre todo miedo ante lo desconocido, ¿Qué encontraremos y que consecuencias traerá en caso de hallarlo?, ¿Qué encontraremos que el mismo Eisenhower declara que habría dado la victoria a los nazis?


    Parte número 3

    Cuando propuse los planes de ir a Noruega, esta vez Steinbeck manifestó un gesto de desaprobación y yo maldije mi falta de tacto, mi compañero a penas y había logrado conseguir dinero para venir a España, yo me encontraba en la misma situación, sobregire mi tarjeta de crédito y nuestro boleto de regreso a América era todo lo que teníamos.
    -Es cierto, estamos quebrados.
    -Creo que no pensamos bien las cosas antes de cruzar el Atlántico.
    -Un momento, ¿vinieron hasta aquí para hallar el tesoro de los Nibelungos sin financiamiento?
    -¡ups!, así fue padre.
    -¡oh genial!, entonces van a dar marcha atrás en sus planes ¿cierto?
    -Me temo que no tenemos otra opción, debemos volver pronto a Norteamérica o nos quedaremos sin trabajo y sin efectivo, la expedición tendrá que esperar.
    -Señor Steinbeck no deben retroceder ahora, deben llegar al final de esto, no se pospondrá una generación más, ¡Leonora!, por favor lleva a los caballeros a Noruega.
    ¿Cómo?, ¿Leonora nos llevaría a Noruega?, ¿Cómo lo haría?, ¿Acaso nos haría un préstamo monetario o algo similar?
    -¡por favor caballeros! Quiten esa cara y díganme cuando partimos.
    -¿Cómo?
    -Tengo una avioneta y con ella puedo llevarlos y traerlos sin ningún problema.

    11:35 am, después de un agradable almuerzo Steinbeck y yo nos despedíamos de mis padres listos para partir a Noruega e iniciar esta excitante aventura.
    -Hijo ten cuidado, cuídate.
    -Lo tendré padre no te preocupes.
    -Esas criaturas son fieras, harán hasta los imposible para evitar ser descubiertos por los humanos.
    -Estaré bien te lo prometo.

    Al abordar el taxi que nos llevaría al aeropuerto interrogue a Leonora.
    -¿Cómo es que tienes una avioneta?, disculpa es solo que el hecho de que trabajes para mi padre no indican que tu…bueno ya sabes.
    -Sé a qué te refieres, pero mientras estabas en Estados Unidos aprendí unas cuantas cosas, para resumir te diré que lo gane en un juego de cartas.
    -Asombroso señorita, veo que es muy interesante como bonita.
    - Gracias señor Steinbeck.

    La emoción se apodero de mí, por fin comenzaría todo, comenzaría la aventura y la expedición de toda una vida, si teníamos éxito nuestros nombres sonarían por todo el mundo durante años.


    23 de octubre de día.
    El avión de Leonora parece estable estamos a pocos minutos de aterrizar en suelo noruego y comenzar la búsqueda del tesoro que nos hizo a Eliseo y a mí dejarlo todo y cruzar el atlántico, hace tiempo que no realizábamos un viaje así desde lo sucedido en Sudamérica, pero en fin ya estamos aquí y no hay marcha atrás, hasta ahora nuestras pistas son débiles y absurdas, buscamos un punto mágico de encuentro entre este mundo y el de los dioses, no lo entiendo sé que es ridículo tratar de hallar semejante cosa, pero algo más me impulsa a seguir en esta cruzada.



    21:15 del mismo día.
    El aterrizaje fue forzoso, uno de las hélices del avión empezó a fallar, afortunadamente estábamos cerca de la pista de aterrizaje, Eliseo se ve entusiasmado, no sé cómo lo hace pero me ha contagiado ese entusiasmo y ya quiero comenzar de inmediato, pero ¿Dónde debemos empezar?
    -Eliseo, he revisado mis notas y encontré algo que quizá debes ver.
    -¿De qué se trata?
    -Según la leyenda, el tesoro de los Nibelungos fue escondido en el Rin, estamos muy retirados de ese sitio, sé que es tarde para decirlo pero creo que de nada servirá que empecemos aquí.
    -Amigo mío, estamos aquí para encontrar a los Nibelungos, mi padre dice que existen, pero no es suficiente si no demostramos su existencia todo esto se ira al trasto, sin Nibelungos no hay tesoro.
    -Entiendo, bien jugado amigo, jamás entenderé porque decidiste ser biólogo.

    Ante los razonamientos de Eliseo decidí darle otro vistazo al documento nazi, era verdad, ellos también debían de probar la existencia de esta mitológica raza de enanos para tratar de encontrar su tesoro y es que el tesoro de los Nibelungos no se limitaba a joyas u oro, no, según las leyendas los enanos eran poseedores de grandiosas habilidades para la metalurgia y no solo eso sino que poseían conocimientos mágicos desconocidos incluso por los dioses, fueron ellos quienes forjaron la lanza de Odín Gugnir y el martillo de Thor Miojnir, cualquier arma forjada por ellos poseía el poder del universo muy tentador en tiempos de guerra.


    25 de octubre, en el campamento, de noche.

    Mientras más pasan los días más cerca estamos de nuestro objetivo, es increíble la cantidad de información que henos obtenido, la mitología nórdica jamás fue de mi interés y se muy poco sobre ella, pero Eliseo, él está muy preparado para esta expedición, según me conto en la cena su padre solo estaba rodeado de libros en materia nórdica y él siempre fue aficionado a ese pasatiempo.
    -En serio Steinbeck, me gusto ese mundo de fantasía, siempre jugaba a ser Sigfrid y hallar el tesoro, pero jamás me imagine que estaría aquí, buscándolo realmente.
    -Entonces siempre ha sido tu sueño amigo, pero…

    El silencio cayo en el bosque, ruidos extraños del fondo de los arboles llegaron a nuestros oídos, ruidos que despertaron a Leonora quien salió de la tienda de campaña al oírlos.
    -¿Qué fue eso?
    -No lo sé, tal vez algún animal que ha olido nuestra comida.
    Esa idea quedo descartada cuando oímos un ruido similar a una risa, una risa burlona e infantil. Eliseo y yo nos dirigimos al sitio de donde provenían los sonidos, pero al barrer la oscuridad con nuestras linternas no hallamos nada en absoluto.
    -Qué extraño.
    La risa volvió a escucharse pero esta vez con mayor intensidad al mismo tiempo que a nuestra espalda se escuchó el grito de Leonora, acudimos corriendo a su auxilio pero ella ya salía de la tienda sin problemas.
    -¿Qué sucede?
    -Pregúntaselo a él.
    Por Dios, Leonora había capturado a una criatura extraña, un ser de diminutas proporciones, 90 cm quizá, pero muy agresiva, vestía con un atuendo retro, similar a la edad media, Leonora lo había atado con unas prendas pero la criatura no dejaba de forcejear intentando liberarse mientras hablaba en un lenguaje extraño y aunque no entendíamos lo que decía, por la entonación que les profería sin duda alguna se trataba de frases amenazantes.
    -Dime. ¿Qué haces aquí?
    La criatura seguí luchando, no sé si comprendía las palabras de mi amigo, pero debo supones que sí, pues cada vez que le preguntaba algo reía de forma burlona.
    -¿Qué es esa cosa?
    -Obvio, es un enano, mi padre tenía razón, existen.
    -Sera uno de ellos, un nibelungo.
    -Tal vez pero no nos dirá nada.

    Fue una fracción de segundo, tal vez menos, el enano se liberó de sus ataduras y salto hacia Leonora derribándola al suelo, tiraba de sus cabellos, ella gritaba y luchaba tratando de quitarse a su agresor de encima, intentamos ayudarle pero esa cosa era muy fuerte tomo algo de la mano de Leonora y la soltó, sin embargo ella lo volvió a sujetar arrebatándole lo que le había quitado, entonces la criatura salió de la tienda y huyo con gran velocidad a la oscuridad del bosque.



    26 de octubre, temprano en la mañana.

    Dormimos muy poco debido al ataque de la noche anterior, Leonora se repone de su heridas, jamás había visto a alguien como ella, es fuerte y decidida, quiere saber qué fue lo que la ataco; revisamos el objeto por el que ella y el enano pelearon, es una daga, una daga de gran filo y tamaño, en su empuñadura se aprecia un grabado con runas que jamás he visto en mi vida, la hoja también tiene un grabado, en el Eliseo y yo pudimos contemplar una reproducción del Yggdrasil, el árbol de los mundos, esta cosa es genuina y estoy convencido que los enanos también, quizá encontremos otras criaturas mágicas, no lo sé, pero por ahora tenemos un giro a nuestro favor la existencia de estos seres.
    -Bueno ya sabemos que existen, ¿Cuál es el paso dos?
    -Esperar, esa cosa volverá por su daga, es importante para él, de lo contrario no habría peleado como lo hizo por ella.
    -¿Y si no vuelve?, no conocemos su comportamiento, tal vez la daga sea importante para él, pero no creo que exponga a los suyos solo por eso.
    -Señores, no volverán a ver a esa cosa, por eso me aferre a la daga, los enanos quizá habiten este mundo pero no es donde viven.
    -Leonora explícate por favor.
    -Los seres mágicos son diferentes entre sí, pero todos comparten una esencia, son seres elementales o como ustedes lo llamarían interdimensionales, se mueven entre los mundos, quizá los del Yggdrasil, quizá más, pero no se quedan en un solo sitio, por eso son difíciles de hallar, este ser que nos ataco sabe lo que buscamos pero no volverá por aquí, ahora debe estar en otro lado, ¿Dónde?, es imposible de saber.
    -¿Cómo sabes todo eso?
    -También pase tiempo en la biblioteca de tu padre.


    30 de Octubre.
    Las cosas se han enredado aún más, el ser que nos atacó no volvió, estamos extraviados en el bosque y las provisiones se están agotando, Leonora no deja de quejarse que esto fue una mala idea, Eliseo se aferra a encontrar a los enanos, yo no soporto sus quejas y trato de mantenerme al margen pero lo toman como apatía provocando una serie de pleitos inútiles e interminables.
    -Tomemos un descanso ¿quieren?
    -Al fin estamos de acuerdo en algo.
    -¿Cómo está la brújula?
    -Sigue girando en todas direcciones, no se detiene, no te ofendas Leonora pero creo que nos estamos adentrando más en el bosque en vez de salir de él.
    -Pues no veo que nos estés ayudando mucho en esto Steinbeck.
    -Yo fui el primero en decir que esta cruzada era una locura.
    -¡Ambos silencio!, Dios, daría lo que fuera por un poco de agua.
    -Yo quiero de vuelta mi avión.
    -Yo amigos, desearía estar en un buen baño.
    Estas bromas sobre nuestros deseos relajaron un poco el estrés al que nos vimos sometidos, en verdad que lo necesitábamos, pero estábamos extraviados en los bosques de Noruega, nuestros teléfonos y radios no funcionaban y la brújula de había imantado, presentía que nos encontrábamos en un círculo de actividad magnética, de ser así ninguna señal entraría o saldría de aquí, la emoción que tenía en esta expedición se vino abajo, solo quería volver a casa, pero Eliseo, él seguía empeñado en esta aventura.
    -Ya está anocheciendo, creo que lo mejor sería quedarnos aquí.
    -Coincido contigo Steinbeck, encenderé el fuego.
    -Sabes Eliseo mañana será noche de brujas.
    -Olvidaste tu disfraz amigo.
    -Escúchame, es una de las festividades que también nacieron en los países nórdicos, según las leyendas el día de mañana los espíritus y demonios se liberaran en la tierra.
    -¿Qué me estas tratando de decir?
    -¿No lo entiendes?, mira la brújula, los teléfonos y el radio, nada funciona y mañana exactamente será noche de brujas, ya nos dimos cuenta que los Nibelungos existen, y si lo demás es cierto mañana se abrirán varios portales dimensionales, no solo podríamos encontrar a los Nibelungos, también salir de este bosque.
    -Bien Steinbeck, muy bella teoría, solo dime una cosa, ¿Cómo hallaremos esos portales dimensionales?
    -Yo… no lo sé.
    -Eso creí, buenas noches.
    Dios, Eliseo tenía razón, como encontraríamos esas puertas dimensionales, fue una idea tonta y absurda.


    31 de Octubre.

    Me despertó un fuerte rayo de luz, no recuerdo que hubiésemos acampado en un claro del bosque, pero aquí fue donde despertamos, mire la bolsa de provisiones pero hallar algo era solo una ilusión, el estómago me dolía de hambre, hacia dos días que no comíamos nada, trate de adivinar la hora, pues mi reloj también había dejado de funcionar, sin embargo deduje que serían entre las diez y once de la mañana.
    -Eliseo despierta, debemos continuar.
    -mmm…está bien.
    Eliseo salió de la tienda, somnoliento aun.
    -¿Y Leonora?
    -Es una dama Eliseo, seguro fue a buscar un lugar más privado cuando despertó.
    -Buen punto, ¿escuchas eso?
    Guardamos silencio un momento, del bosque llegaba un sonido armonioso, similar a un arpa, creímos que se trataba de Leonora, pero no la encontramos y no atendía a nuestros llamados, decidimos separarnos para buscarla, en verdad nos preocupó, no llevábamos mucho tiempo separado cuando Eliseo me llamo.
    -La encontré, vamos Leonora no tenemos tiempo de jugar.
    Vimos una mujer detrás de un árbol, allí estaba, o eso es lo que creímos al momento, empezó a reírse como una niña.
    -Yo no soy Leonora.
    Eliseo y yo nos detuvimos en seco, esa voz, esa voz… había pronunciado palabras entendibles, pero no parecía humana, la mujer volvió a reír, pero esa risa no hizo más que erizarme los cabellos.
    -No teman, no tienen por qué temer.
    La mujer salió detrás del árbol, era una maravilla, la mujer más bella que hubiese visto en mi vida, pero lo más maravilloso que vi, de su espalda salía un par de alas traslucidas y grandes que agitaba con suavidad.
    -Mortales, no deben de temer, sean bienvenidos.
    -¿Quién eres?
    -Mi nombre les será revelado a su momento, pero vengan, deben tener hambre y necesitan descansar.
    Nos dejamos llevar por la mujer como hipnotizados, Eliseo y yo intercambiamos una mirada de asombro cuando llegamos a una bella aldea, las chozas parecían de madera con techos de paja, era como una feria renacentista, allí vimos también más mujeres hermosas con alas similares, además de unas criaturitas femeninas más pequeñas que se la pasaban revoloteando por todas partes.
    -Siéntense y disfruten del banquete.
    Olvidándonos de todo, incluso de Leonora, comimos con ahínco, la comida era deliciosa y el vino, no tengo palabras para describirlo.
    -Eliseo, ¿Qué opinas?
    -Hadas, amigo mío, son hadas, parece que todos los mitos son ciertos.
    -Debemos irnos hay que buscar a Leonora.
    -Cierto vámonos.
    Nos disponíamos a dar las gracias, cuando una de las Hadas salió a nuestro encuentro.

    ULTIMA PARTE

    -No pueden irse mortales, no pueden abandonar Alfheim.
    -¿Alfheim?, no puede ser posible.
    -Lo es, este es el mundo de los elfos de la luz que es donde vivimos.
    -Debemos volver a nuestro mundo, debemos encontrar a nuestra amiga.
    -Oh esa mortal-lo dijo de una forma despectiva-no volverán a preocuparse por ella, vamos tomen más vino.
    -¡No!
    Eliseo rechazo de un golpe la copa que se le ofrecía y las hadas cercanas se arrojaron para evitar que el frágil cristal de estrellar contra el suelo, en ese momento el hada que había sido nuestra anfitriona tuvo un cambio exagerado, sus bellas facciones se hicieron duras y dio una bofetada a Eliseo que lo arrojó al suelo, de momento corrí a su ayuda.
    -¿Quieren saber que paso con su amiga?, pues aquí la tienen.
    Las demás hadas traían unas sogas y alguien luchaba por liberarse de la misma, ¡era Leonora!, estaba cubierta en sangre.
    -¡libérala!
    -En verdad se preocupan por ella, ¿no es verdad?-decía esto mientras se colocaba a espaldas de Leonora-pues es hora de que dejen de hacerlo.
    Vi los ojos de Leonora, vi sus lágrimas correr por sus mejillas y nos esbozó una ligera, aunque melancólica sonrisa.
    -Adiós.
    Al momento en que decía su adiós esa hada le cortaba el cuello con sus uñas.
    -¡No!
    Fuimos golpeados hasta perder el conocimiento, al despertar estábamos encadenados en un calabozo.
    -Pudieron vivir cono dioses pero eligieron solo el camino de la muerte y dentro de poco acompañaran a su amiga al reino de Helheim.
    -El hada salió y detrás de ella se cerró la pesada puerta, fue entonces que advertimos que alguien más estaba encerrado con nosotros.
    -mmm, mortales, hacía años que no veía ninguno.
    -¿Quién eres?
    -He pasado tanto tiempo en este lugar que he olvidado mi propio nombre.
    -Debemos salir de aquí.
    -Es inútil mortal, nadie ha conseguido huir de ella.
    -Vaya bienvenida a Alfheim.
    -¿Alfheim?, ¿eso fue lo que les dijo?
    -Sí, que estamos en Alfheim.
    -Esa maldita no tiene respeto por los nueve mundos, y ustedes mortales ingenuos, no se encuentran en Alfheim, esto es Nefelheim.


    El ser que nos acompañaba nos revelo algo aterrador, nos encontrábamos en Nefelheim la tierra de nieblas y terror, un mundo donde los seres de luz tenían prohibido el paso, las hadas que nos capturaron son en realidad hadas oscuras y hambrientas de auras.
    -¿Por qué nos trajeron aquí?
    -Los nibelungos trabajan para ellas, ellos les traen a los mortales que desean y ellas les favorecen abriéndoles caminos entre el Ygdrassil para poder comerciar sus artefactos, los seres de Asgard y Vanaheim están conscientes de estos actos pero a Odín le fascinan los artefactos de los Nibelungos, por eso lo permite a ser esto.
    -¿Odín?, ¿Odín existe?
    -Por supuesto que existe, es el padre de los nueve reinos y el rey de Asgard, sé que en su tierra lo consideran un dios, de hecho fueron los nibelungos los que crearon su lanza y el martillo de su hijo Thor, Miojnir.

    Yo estaba atento a todo lo que el ser me decía, me revelo que era un elfo de la luz, pero fue apresado por los Trolls de Loki y lo trajeron aquí, al negarse a revelar la entrada a Alfheim, fue encerrado en este calabazo ¡hace 600 años!, Eliseo, quien ya había perdido todo sentido de la expedición, forcejeaba tratando de liberarse de sus cadenas.
    -Pierdes el tiempo mortal, esas cadenas son irrompibles, son las mismas con las que ataron al lobo Fenris.
    -¿Existe alguna manera de romperlas?
    -Solo un Nibelungo podría hacerlo, o una de sus poderosas herramientas.
    -Eliseo, ¡la daga!
    Con un brillo en sus ojos Eliseo saco de sus ropas la daga que Leonora le había arrebatado al enano que nos atacó hace unas noches, el elfo se quedó asombrado de ver que unos mortales se hiciesen con una daga nibelunga, comenzó a forzar los eslabones de la cadena con la daga tratando de romperlas, tuvo que emplear toda su fuerza hasta que la daga brillo en un rojo incandescente rompiendo sus ataduras.
    -¡Sí!
    Lleno de júbilo procedió a liberarme y después se dispuso a liberar al elfo pero este se negó rotundamente.
    -Debo permanecer aquí, no puedo volver después de lo que he hecho.
    -¿Quiénes son ellas? ¿Qué es lo que hacen?
    -Tengan cuidado, si los capturan de nuevo esta vez los mataran.
    -¿Por qué no lo hicieron antes?, ¿Por qué mataron a Leonora?
    -Son hadas, son mujeres y estas hadas oscuras son muy vanidosas, mataron a la chica para hacerse de su belleza y a ustedes los mantienes vivos para mantener un contacto continuo con Midgard.
    -Entonces ellas no pueden viajar entre los mundos ¿cierto?
    -Así es, pero si ustedes permanecen aquí más de una semana, entonces lo lograran.
    -Steinbeck será mejor irnos ahora.
    -Sí claro, ¿estarás bien?
    -Lo estaré mortal, ahora vete, usen bien esa daga será su salida de este mundo.
    -Bien.

    Tras usar la daga para abrir la puerta del calabozo, salimos a un angosto corredor oscuro, caminamos con pasos vacilantes, temerosos por las hadas oscuras, no sabíamos mucho sobre ellas, pero de algo estábamos seguros, no nos dejarían partir con tanta facilidad, no teníamos un plan solo seguíamos nuestro impulso y debíamos confiar en nuestros instintos, sobre todo en nuestro instinto de supervivencia.
    -Estas molesto ¿cierto?
    -¿Por qué dices eso?
    -Por qué te orille a esta locura, ahora podría estar en dando tus clases o que se yo, Leonora murió a causa de mi terquedad de encontrar ese absurdo tesoro, que ahora dudo que exista y lo más probable es que ambos muramos aquí.
    -Eliseo, la muerte de Leonora fue una lamentable perdida, también lo siento y mucho, pero somos los únicos humanos en uno de los míticos nueve reinos, no es el más lindo del árbol, pero estamos en otra dimensión que se creía irreal, no solo hemos descubierto a las hadas y los nibelungos, también hemos descubierto la esencia de los agujeros de gusano y si tenemos suerte encontraremos a Odín y ese estúpido tesoro, debemos vivir y volver a casa para dar testimonio de esto, ¿Cómo puedes creer que estoy enfadado?
    -Vaya, parece que los papeles se invirtieron desde que llegamos a Noruega, suenas a mí cuando descubrí el documento nazi en mi casa.

    La tensión se alivió un poco, Eliseo se encontraba más sereno, nuestra meta era salir de este mundo, pero ¿Cómo?
    -El elfo dijo que la daga era nuestra salida, ¿Qué quería decir?
    -Es un artefacto nibelungo quizá pueda abrir un velo dimensional.
    -pero ¿Cómo lo activaremos?
    -Descuida las hadas lo harán.
    -Eliseo, ¿perdiste la cordura?, esas cosas nos mataran.
    -¿Dónde está tu optimismo?, las hadas casi se vuelve locas cuando una de sus copas estaba a punto de estrellarse al suelo ¿recuerdas? , según una antigua leyenda un caballero robo una copa extraña a las hadas, las hadas le advirtieron al caballero que tuviera cuidado con la copa ya que si esta se rompía o caía la desdicha le seguiría a su familia y sus generaciones, no sé si se trate de las mismas hadas, lo dudo mucho, pero esa copa es importante para ellas, si la encontramos podríamos usarla en su contra y obligarlas a devolvernos a casa.
    -Brillante amigo, solo una cosa, ¿Cuál será esa copa?
    .-La reconoceré Steinbeck, eso te lo aseguro.


    Ese era el Eliseo que conocía, de no ser por el la expedición de hace algunos años en Sudamérica habría fracasado; logramos salir de los calabozos pero en las salidas principales estaban apostados sendos guardias que al más temible soldado de nuestro mundo habría hecho temblar, unas criaturas enormes de piel escamosa y musculatura notable bloqueaban el paso, llevaban a su espalda grandes espadas y sus manos empuñaban grandes hachas de guerra.
    -¿Crees que la daga les haga algo?
    Permanecimos mirándolos por unos segundos, Eliseo se llevó las manos a la frente tratando de pensar en algo, pero en su mirada advertí que no se le ocurría nada, comenzamos a hablar en
    -Debemos distraerlos.
    -¿Cómo?
    -Llamare su atención los llevare al fondo de la prisión y tratare de perderlos después volveré aquí.
    -Estás loco Steinbeck, ya viste esas criaturas, te mataran si te alcanzan, deja de pensar en esa tontería.
    -¿Se te ocurre algo mejor?
    -¡no! Pero ya se me ocurrirá.
    -No tenemos tiempo, ahora deja de hablar y…

    Mientras discutíamos en silencio sentimos el suelo temblar bajo nuestros pies, las paredes parecían caer, levantamos la cara y una de las bestias ya estaba frente a nosotros, sus ojos amarillos y su boca repleta de colmillos destrozaron todas nuestras esperanzas de huir, su compañero le alcanzo y mientras nos encadenaban, de nuevo, hablaban en un dialecto extraño, aunque no entendí ninguna palabra me di cuenta del tono que amenazante con las que lo decía.
    Llevándonos a rastras nos condujo fuera de la prisión, se detuvo en el campo donde momentos atrás almorzábamos con las hadas, el pasto aún estaba manchado con la sangre de Leonora.
    -Vaya, vaya, vaya, así que no solo desprecian mi comida, también mi hospitalidad, tranquilícense solo los necesito una semana y después los matare.
    -No tenemos intenciones de morir de aquí.
    -Lo sé, ¿pero que podrían hacer unos patéticos mortales en estos mundos? Más que morir.
    -Si esto es lo que deseas hacer en todos los mundos, entonces mátanos, porque no colaboraremos con el ocaso de la humanidad.
    -No están en posición de decidir lo que quieren hacer.
    -¡Oh yo creo que sí!
    Con la daga en la mano Eliseo se levantó de impulso ya que aún no lo ataban del todo y ataco al hada, sin embargo solo le causo un rasguño en el rostro lo que provocó el enfado de ella, los trolls que nos custodiaban se retiraron asustados, unos mortales tenían un arma nibelunga, repetían una y otra vez sin dejar de retirarse, ese momento lo aprovecho Eliseo para desatar mis ataduras, los trolls seguían impresionados, no reparamos en el hada quien al vernos libres descubrió su rostro mostrando la profunda herida que la daga le había provocado.
    -¿pero qué hiciste?, ¡esta cicatriz jamás desaparecerá de mi rostro!
    La expresión dulce y tranquila que nos había mostrado todo el tiempo se borró por completo para revelarnos su rostro real, su cara se tornó purpura y sus ojos rojos, era una visión grotesca.
    -Es hora de irnos Steinbeck.
    -No lo dudo.
    Corrimos hacia el bosque, para alejarnos de los dominios de las hadas lo más que pudiéramos, pero aun nos faltaba algo que hacer , de acuerdo con el plan de Eliseo necesitábamos la copa de las hadas para obligarlas a revelar la salida de su mundo, necesitábamos volver pero ahora seria más peligroso.
    -¿Tienes otra idea?, porque no pretendo volver allá
    -Lo siento, pero tendremos que hacerlo, necesito encontrar esa copa.
    -Sí, y después el tesoro.
    -Creí que lo habías olvidado.
    -Perdimos a Leonora y casi morimos allá, no pretendo irme de aquí, sin terminar esta expedición.
    Nos sentamos un momento en la hierba del bosque, queríamos recuperar el aliento, pero no nos fue permitido, la daga comenzó a emitir el mismo brillo cuando Eliseo destrozo las cadenas, algo extraño, disminuía y aumentaba su brillo de acuerdo a la dirección en que se apuntaba, entonces lo comprendimos ¡una brújula!, comenzamos a seguir el rastro que marcaba con el peligro de que nos llevara de vuelta con las hadas o con los nibelungos, en ambos casos estaríamos perdidos, pero a estas alturas ya no representaba riesgo alguno, después de un par de kilómetros la daga dejo de brillar en un claro del bosque.
    -Aquí no hay nada.
    -Mira bien Eliseo.
    Entre las rocas del claro había una que sobresalía de entre todas y cuya forma era bastante peculiar.
    -¿Qué crees que sea eso?
    -Una roca.
    -No, no, mira bien. Parece una…!de prisa dame la daga¡
    La roca tenía un grabado extraño en su superficie, caracteres que nunca había visto, pero que al mismo tiempo tenían cierto parecido a las runas de Noruega, entre la escritura había una fina ranura en la cual introduje la daga, una cerradura y una llave.
    -¡Dios!
    El suelo comenzó a temblar y a separarse o mejor dicho a abrirse en dos secciones, caímos por el foso, antes de caer recupere la daga de la roca la cual nos proporcionó luz en la oscuridad del foso. En este foso había un angosto corredor por lo que Eliseo y yo tuvimos que caminar uno detrás del otro pisándonos los talones, en las paredes del mismo se veían grabados de escenas terribles como las hadas devorando mortales o los enanos en fieras batallas.
    -¿Dónde diablos estamos?
    No respondí, ¿Qué podía responder?, estaba igual o quizá más confundido que el en ese momento, lo único que se me podía ocurrir es que estábamos en una mina. La daga seguía proporcionándonos la luz suficiente para evitar sumirnos en la oscuridad, entonces salimos del corredor y llegamos a una cámara en la que solo había una caja de hierro la cual procedimos a abrir con la daga, lo que hallamos allí habría vuelto locos a todos los arqueólogos de nuestro mundo, era un cuerno, un cuerno de guerra con el cual se anunciaba el inicio o fin de las batallas, era un trabajo finamente realizado en oro con incrustaciones de joyas desconocidas, Eliseo y yo quedamos impresionados, en un costado tenia grabado el Ygdrassil igual que la daga, por el otro aparecían unas letras escandinavas que esta vez sí pude descifrar, “Heimdall”.
    -¿Pero qué es esto?
    -Esto Eliseo, es el tesoro de los nibelungos.
    -¿Por qué esta aquí?, no debería estar aquí.
    Eliseo lo sabía también como yo, Heimdall, el guardián del Bifrots o puente arcoíris que unía Asgard con el resto de los mundos a través del Ygdrassil, Heimdall podía verlo y oírlo todo, por eso lo convirtieron en guardián de Asgard, pero lo que teníamos frente a nosotros era más delicado, según con los mitos escandinavos Heimdall anunciara el inicio de la guerra de los dioses de Asgard con los gigantes de Jotunheim y Muspellheim con su cuerno, el cuerno que teníamos en frente, guerra que culminaría con la derrota de los dioses y el Ragnarok u ocaso de los nueve reinos, destino que no se podría cambiar de ninguna manera, de acuerdo con la leyenda, quién poseyese el cuerno de Heimdall adquiriría el poder de los ejércitos de Asgard, malditos nazis, no estaban nada locos, pero ahora el cuerno estaba en manos de los seres oscuros de Nefelheim lo cual no podía traer nada bueno.
    -No tiene sentido, los nibelungos podrán ser agresivos, pero son seres leales a Odín no veo por qué les entregarían los ejércitos de Asgard a las hadas oscuras.
    -No lo harían, el elfo nos dijo que no podían viajar entre los mundos, pero los enanos si pueden hacerlo, lo hemos visto, quizá los enanos resguardaron este cuerno en la tierra, lo que dio pie a la leyenda del anillo, y el cual por cierto fue robado por mortales.
    -Entonces, ellos creen que esta cosa sigue en Midgard, las hadas debieron prometerles ayudarles a hallarlo, para ayudarles necesitarían cruzar, y para cruzar nos necesitan a nosotros.
    -Los enanos se mueven por caminos que Heimdall no puede ver y eso es lo que necesitan ya que el guardián no les permitiría a las hadas cruzar a través del Bifrost. El elfo dijo que la daga seria nuestra salida de aquí y creo que ya se como usarla.

    Cinco minutos más tarde llevábamos con nosotros la caja que custodiaba el cuerno de Heimdall, decidimos entonces regresar a la aldea de las hadas y darle fin a esta pesadilla, saldríamos de Nefelheim y regresaríamos a nuestro hogar. Eliseo había recuperado la dureza con la que inicio esta cruzada aunque la verdad ya no nos interesaba el tesoro de los nibelungos y menos aún ahora que sabíamos de qué se trataba. Llegamos a la aldea las hadas, furiosas por la insolencia de dos mortales, se abalanzaron sobre nosotros, jamás olvidare tal demostración de odio furico, rostros sombríos y fieros con ahínco de despedazarnos, honestamente tuve deseos de huir de ese sitio pero Eliseo se adelantó a mis pensamientos y con una gran firmeza arrojo la daga hacia las hadas, esta se clavó en la tierra del bosque pero inexplicablemente detuvo a las hadas en seco quienes se quedaron petrificadas mirando la daga la cual volvía a brillar en un rojo incandescente.
    La que parecía la líder-lo siento no recuerdo nombres- se aproximó a ellas furiosa y las abofeteo siempre con furia por el miedo a la daga.
    -Son solo mortales, ¡idiotas! ¡Mátenlos ya!
    -¿Aun crees que nos mataran?
    Los nibelungos llegaron enseguida, estos enanos nos rodearon con armas fantásticas y que jamás había visto en mi vida, entonces recordé al padre de Eliseo. Cuánta razón tenías sobre estas criaturas y ahora estábamos a punto de conocer su más terrible ira.
    -Ahora han llegado los nibelungos,¿ en verdad creen que no acabare con ustedes?
    -¿Tal vez desees explicarle a ellos porque estas esto en tu poder?
    El hada lanzo un grito al mismo tiempo que descubríamos el cofre que custodiaba el tesoro de los nibelungos, el cuerno de Heimdall, al verlo los enanos dejaron escapar un grito de asombro.
    -Ellos, ¡ellos lo tenían! Lo ven siempre fueron ellos.
    -No mientas más, encontramos esto en tus asquerosas cloacas, siempre estuvo bajo tu poder, pero como eres un ser oscuro jamás supiste usarla, te valiste de artimañas porque sabias que era muy importante para los enanos recuperar este cuerno, este siempre ha sido su verdadero tesoro.
    Los nibelungos bajaron sus armas empezaron a dudar, ¿Quién decía la verdad?, ¿el hada oscura o los mortales?, note como se debatían entre sí por hallar una respuesta, el hada se transfiguro en un ser monstruoso y sus ojos centellearon en un verde esmeralda, los nibelungos no sabían que hacer, pues el hada revelo su verdadera forma, una bestia horrible, similar a un dragón, pero era una bestia grotesca. Los enanos lo supieron entonces, el hada mentía, de otra forma jamás habría tomado aquella forma para deshacerse de dos simples mortales.
    -Oh por Dios.
    -Larguémonos de aquí.
    -Por aquí mortales.
    Los enanos entonces comenzaron a ayudarnos, se habían convencido entonces de que nosotros solo éramos un objeto más del hada oscura; nos internamos en el bosque tratando de huir de esos seres malévolos del hada oscura y sus criaturas, algunos de los nibelungos se detuvieron en el proceso para combatirlas, Dios fue una carnicería entre ambas razas, pero aun así las hadas oscuras nos superaban y nos pisaban los talones.
    -¡Alto!- dijo el enano que parecía el líder.
    -¿Ahora qué?
    -Debemos acabar con ella ahora, de lo contrario jamás nos dejara en paz.
    -¡Acaso estás loco enano!, solo somos unos mortales.
    -Tienen una daga en sus manos, la fuerza no está en la daga sino dentro de ustedes mismos.
    -Oh si, que bien, dentro de nosotros.
    -Eliseo tranquilo, saldremos de esta como en Sudamérica ¿recuerdas?
    -Supongo que tienes razón, bien enano, ¿Cuál es el plan?
    -En primer lugar mi nombre es Idrich no enano y en segundo lugar no hay tiempo para un plan, debemos actuar ahora; saquen la daga.

    Haciendo caso a Idrich, sacamos la daga de los nibelungos, el tomo una lanza y el cuerno de Heimdall y las coloco todas juntas.
    -Mortales, sujétenlas.
    -¿Nosotros?
    -Háganlo ahora.
    Sujetamos entonces los artefactos increíbles de los mundos mágicos, las hordas de las hadas se acercaban con rapidez, lo que ocurrió a continuación fue tan asombroso que aún me cuesta trabajo creerlo un gran destello de luz emergió del arma que los enanos habían hecho y fue proyectado en un rayo de energía hacia las hadas, las pulverizo por completo incluyendo a su líder.

    Poco a poco nos fuimos acercando a los restos de las hadas, sobre todo a la líder, cuyo nombre jamás supimos, aun se retorcía entre estertores de muerte, Eliseo se inclinó a verla para decirle algunas cosas, pero el hada lo hirió con su largo y punzante brazo riéndose de forma macabra y desvaneciéndose en polvo.
    -¡Eliseo!
    -Steinbeck, Steinbeck.
    -Resiste, Idrich haz algo.
    -Lo siento, no está en mis manos.
    -No, ¡Nooooooo!
    Eliseo, mi amigo había muerto en mis brazos, la aventura concluía aquí en los bosques de Nefelheim en una odisea de muerte que había tomado las vidas de dos grandes personas, dos personas que en su ambicion de descubrir la verdad habían sido asesinados.
    Los nibelungos tomaron el cuerpo de mi amigo y por supuesto las armas y el cuerno de Heimdall.
    -Te llevaremos a tu mundo mortal, mereces un descanso.
    -Solo desearía estar con mis amigos.
    Al momento que dije eso una intensa luz nos alumbro, a mi casi me dejo ciego, pero entre esa luminosidad note un caballo con ¿ocho patas? Y una voz, una voz portentosa y de liderazgo.
    -Ustedes mortales lograron algo que durante años jamas conseguimos hacer los dioses de Asgard o de los otros mundos del Yggdrasil, evitaron el ocaso de los dioses en un Ragnarok prematuro, vivan en paz mortales que los dioses de Asgard les estarán agradecidos toda la eternidad.










    Diario de Eliseo Almaraz
    8 de Octubre.

    Es increíble estar de vuelta en la tierra, en casa, Leonora y yo fuimos devueltos de las sombras de la muerte por la misma Hela a petición de Odin , el padre de los nueve reinos, Steinbeck me lo conto todo, es una pena que no haya visto con claridad que no haya visto al padre de Thor, esta aventura nos dio grandes satisfacciones, Steinbeck obtuvo un premio por la mejor investigación en cultura nordica jamas hecha, Leonora consiguió un nuevo avión-gracias a las joyas que le obsequiaron los nibelungos- por mi parte, toda esta aventura dio un giro a mi carrera en el estudio de la exobiología, dentro de unos días parto a la NASA para trabajar con un grupo de científicos en la búsqueda de estos mundos, y mi padre por fin pudo descansar al recuperar el honor de la familia Almaraz en esta “absurda aventura”.

    Justo esta mañana Steinbeck vino a verme por un llamado en carácter de urgente que le hice.

    -¿Qué ocurre?
    -Me voy en unos días ,amigo, quería asegurarme de que estarías bien y sobre todo mostrarte algo.
    -¿De qué se trata?
    -Traje un libro de la biblioteca de Madrid, el cual no regrese por cierto, y halle esto entre sus paginas.
    Un papel amarillo y arrugado que extendía a mi ansioso amigo. En él había unas letras cursivas en Italiano que traducidas decían lo siguiente.

    “lleva la espada en el hombro, aquella que atravesó el cuerpo de Cronos, llévala a la costa hogar de Poseidón, que la Atlántida renacerá de las cenizas para gobernar como en la antigüedad”

    -Pienso, Steinbeck que quizá se refiera a…
    Antes de que pudiera terminar mi frase, el arqueólogo saco su mechero y convirtió en cenizas el papel.
    -¿Pero qué haces?
    -Creo que has sido suficientes búsquedas para una vida.
    -Sabía qué harías eso.
    -Además no sabemos si Hades querrá devolverte la vida como lo hizo Hela.


    Así termino esta aventura, la más emocionante, peligrosa y trágica de la historia, así termina la búsqueda del tesoro de los Nibelungos.



    Eliseo Almaraz, California 2013
     
    #1
    Última modificación por un moderador: 26 de Marzo de 2013
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  2. Melquiades San Juan

    Melquiades San Juan Poeta veterano en MP

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    Hemos reubicado este texto al Foro de prosas generales, porque no ofrece un mínimo de 30 minutos de lectura como lo especifican las indicaciones del foro para relatos extensos.



    Equipo de Moderación de Mundo Poesía
    Saludos.
     
    #2

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