El tiempo necesario

Te he buscando desde hace tiempo, en los parques, en los almacenes, en orillas de ríos, en amaneceres y ocasos; me pregunto muchas veces si el tiempo que he pasado buscándote es igual al tiempo que he vivido; no recuerdo muy bien mi existencia, es algo absurdo en realidad. Dicen que el destino une a las personas y sin embargo sigo sin encontrarte. Alguna vez consideré cambiar el destino, pero a lo sumo puedo con el mío, no sé cómo hacer para que nuestros caminos coincidan aunque sea por un segundo.

Tu rostro aún me es desconocido, al igual que el mío es un reflejo del tiempo, de casualidades: basta con que algo distinto hubiese pasado en mi vida para que yo, ya no sea yo, sino otra persona. Quizás cuando te encuentre tampoco seas tú. Mas, he esperado demasiado tiempo como para rendirme. La otra noche antes de que el alba entrase por mi ventana con sus dorados hilos, antes de que se evapore el sueño, te vi por un instante; supe que eras tú, porque mi cuerpo se paralizo, mis sentidos ya no me pertenecían, el tiempo se alargo y contrajo de súbito, y en una oleada de emociones me desperté con un suspiro.

El recorrido de hoy ha sido el mismo que el de otros días: me he levantado temprano con la alarma, me he preparado el desayuno (pan con jugo de naranja y huevos revueltos), me he arreglado y he salido para el trabajo. Trabajé de 8:30 am a 6:30 pm con el respectivo descanso para el almuerzo. Después todo vuelve a ser igual: El frío del invierno y el sofocante calor del verano, las noticias de alguna desgracia en algún lugar distante del planeta, algo de deportes, política y economía. Todo parece tan monótono cuando no te tengo cerca, !si tan sólo te hubiese conocido!

He visto a las mariposas, eran extremadamente grandes, casi del tamaño de una persona, sus colores purpúreos me sorprendieron al principio, puesto que sólo las había visto de color amarillo con franjas de carmín. Las he visto durante largo tiempo imaginando que venías montada en una de ellas, como en esas leyendas antiguas, esos cuentos que han desparecido con el paso del tiempo. Las contemplé largo tiempo al otro lado del vidrio mientras me tomaba el café de la mañana; te hubiese encantado verlas.

En el parque los niños juegan llenos de júbilo; me encanta verlos jugar, me recuerdan a mí cuando mi esperanza de encontrarte era más ferviente; Doy gracias por el cielo azul, por el lago que se llena de botes cada año, por el arroyo y sobre todo por no estar en la guerra. Muy pocos de mis amigos han regresado... Muchas veces me parece egoísta quejarme de no encontrarte, cuando el país se encuentra en una mala situación. La empresa nos ha aumentado las horas de trabajo, así que tengo menos tiempo para pasarlas contigo, puesto que vives en mi pensamiento.



Recuerdo la vez que creí que habías llegado a mi vida, fue un sábado después de un concierto: creí ver en esos ojos tu existencia, mas fue solo una farsa, una chanza del camino. Un brazo cubrió ese cuerpo, y se lo llevo en medio de las tinieblas mientras me sumía en un sopor. Lentamente seguí el recorrido de vuelta a casa, buscándote en cada sombra, en cada rincón, en cada rostro que se atravesaba.

Esta mañana el sol ha salido más pronto de lo cotidiano con su luz vivificadora, ha sido un día realmente bueno; aún con sus pequeños inconvenientes lo he disfrutado mucho, incluso hemos salido con mis amigos a un bar para disfrutar de las fiestas de fin de año. La he visto, su sonrisa me cautivo de inmediato, al pasar del tiempo ha sido inevitable el encontrarnos. Ahora me despido de ti para encontrarte luego, cuando nuestras existencias sean una sola.