El título

El título es una esquina donde el poema dobla, un parpadeo de tinta que dice: aquí empieza algo que no termina. Y sin embargo, al mirarlo demasiado, se convierte en un agujero en la pared por donde la realidad filtra sus hilos de telaraña. Hay títulos que saben a aeropuerto, a carteles de neón donde las letras se apagan justo cuando uno trata de leerlas. Entonces uno camina por la línea de su propia sombra y al final encuentra un paréntesis abierto, un destino sin abordar. El título es ese guiño al descuido, ese golpe de timón que nos arranca de la modorra y nos dice que algo empieza, aunque ya hubiera empezado antes.

Si uno se detiene demasiado en un título, corre el riesgo de no entrar nunca en el poema, como aquellos que se quedan mirando la entrada de un laberinto y olvidan que la única manera de entenderlo es perderse en él. Es nombre y es herida, es una cicatriz que nombra lo innombrable. Es la sombra de una palabra que aún no se ha dicho, un lamento sin boca. Cuando lo escribo, lo escribo con hambre, con fiebre, con el ardor de la ceniza que sabe que fue fuego.

A veces el título llega primero, como un relámpago que ilumina la página en blanco y deja tatuado el eco de su resplandor. Otras veces llega tarde, cuando el poema ya ha sangrado todo su significado y solo queda nombrarlo como se nombra a los muertos: con la punta de los dedos y la boca llena de aire.

 

Eso es dedicado A quienes le dan importancia de como se escribe un titulo

 

para mi no es entonces porque a mi me cuesta horrores ponerle un buen título a lo que escribo
es más... yo a todo le pondría de título a todo...SIN TÍTULO

 

Y si le pones SIN TÍTULO ya tambien tendrías problemas

 

Qué!

Cómo?