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El Tonto de la Llaná III parte

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por Recaredo, 1 de Diciembre de 2009. Respuestas: 2 | Visitas: 547

  1. Recaredo

    Recaredo Poeta fiel al portal

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    Yo entonces tenía mucha fuerza, porque ella, doña Esperanza, me alimentaba muy bien; pero esto no impedía que los zagales del pueblo me insultaran de lejos, porque de cerca no se atrevían, por miedo a que yo les diera un pescozón de los míos. -¡Eh, tú, Tonto la Llaná!- Me gritaban a modo de insulto, porque dicen que yo nací en un cortijo de las afueras del pueblo que se llamaba así.
    Y por eso, nadie en el pueblo, chicos o grandes, usaban mi verdadero nombre cuando se dirigían a mí.- El tonto la Llaná para esto, el tonto la llaná para lo otro, tonto ponte aquí, tonto ponte allá.-
    Sólo el padre Nicanor y doña Esperanza, que esté en gloria... me llamaban por mi nombre: Casimiro. Incluso el sacristán y su mujer en cuya casa he vivido desde que murió mi madre, y don Nicanor hizo que ellos me recogieran me llaman tonto. Aunque a mí me da igual, ya estoy acostumbrado y no me importa.
    De hecho, desde que murió doña Esperanza pocas cosas me importan ya del mundo. Dicen que desde entonces acá, me he vuelto violento y que soy un peligro para todo el pueblo; sólo porque he dado algún pescozón a los zagales que me insultaban. Y es que, desde que murió doña Esperanza, es verdad que no tengo el humor de antes para soportar sus bromas pesadas.
    También dicen, sobre todo lo dice la mujer del sacristán... que hago cosas sucias con mi cuerpo. ¡Bueno y qué! También lo hacen los demás zagales; y ellos no son tontos. Bien que yo los he visto en más de una ocasión tocarse sus cosas, ocultos detrás de las tapias del cementerio. Sí, allí iban a menudo y yo los veía escondido, como hacían estas cosas que dicen que son pecado.
    Ojala nunca hubiese ido yo allí, a espiar lo que hacían; ahora me arrepiento de haberlo hecho, porque aquello fue mi perdición. El día que ocurrió la desgracia yo había ido como de costumbre a observar a los zagales, y me extrañó mucho no verlos por allí, por eso me subí a lo alto de la tapia a ver si se habían cambiado de lugar, pero no, no veía a nadie, entonces reparé en un bulto parecido al cuerpo de una persona tendida en el suelo, por lo que decidí bajar y ver de que se trataba; pensé que podría ser un zagal que se hubiera quedado dormido; pero no, no era un zagal, al acercarme más pude ver claro que se trataba de una niña: la hija de la Sebastiana, la conocía muy bien.
    La llamé varias veces por su nombre. -¡Sebastianilla" ¡Sebastianilla!-
    Le grité; pero yo sabía que no me iba a responder, porque la pobre estaba muerta...


    Más en el próximo capítulo.
     
    #1
  2. JBR

    JBR Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Me dejaste emocionado Antonio, espero la cuarta parte, mis saludos y espero que todo marche bien.
     
    #2
  3. Recaredo

    Recaredo Poeta fiel al portal

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    2 de Agosto de 2009
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    Gracias por pasar, amigo Ángel; siempre es un placer tu visita amis torpes letras. te mando un abrazo Recaredo.
     
    #3

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