El último día

Nada sabemos del último día.
Siempre está ahí, en nuestras mentes,
nos persigue,
y casi gobierna nuestra existencia.

Primero se pierde en el tiempo;
después olvidamos de que existe,
porque los días, unos tras otros,
nos empujan hacia el final,
hacen rutina la maravilla de la vida,
que se complica, y sin darnos cuenta,
nos envuelve en una recurva que no tiene fin.

Pero el último día sigue ahí,
esperando, esperando,
un año, y otro y otro,
mientras se escribe la historia de nuestras vidas.

Casi imperceptible,
poco a poco,
paso a paso,
gota a gota,
verso a verso,
amor, dolor, amistad, éxitos
fracasos, niños que se salvan,
amores que terminan,
madres que no lo eran,
tragedias humanas que nos desgarran,
victorias de la Ciencia que nos elevan…

Y así pasa el tiempo,
marcado con la luz amorosa de una vela,
que se consume día por día
como reloj que marca la existencia,
casi imperceptible,
poco a poco,
paso a paso,
verso a verso….
---------
Y de pronto en nuestra mente,
sentimos que los años se han ido,
los problemas de antaño poco nos importan,
y solo sentimos el mar,
somos el mar,
de nuevo el mar,
siempre el mar;
sereno; inmenso;…

(No el tormentoso, el huracanado,
el que nace terrorífico de las entrañas
de un terremoto submarino,
sino el que obedece los mandatos de la poesía…)

El mar, de donde viene la vida,
remanso de los dioses,
en una recurva que no tiene fin,
como manantial de Agua Santa
que baña la playa infinita de nuestras vidas
mostrando su inmensidad plena,
que se pierde en el horizonte imaginario,
allá donde en la tarde el Sol besa sus aguas,
casi imperceptible,
poco a poco,
paso a paso,
gota a gota,
verso a verso,
hasta el último día…

Frank Calle (7 / dic/ 2018)

 

Gracias Maramín.

Tienes razón, precisamente tenía mis dudas sobre publicar o no el poema.

Al final, se trata de la denominada "Terapia de choque", poniendo a la persona frente a sus propios miedos. Pero en realidad no lo veo así, porque lo veo desde la poesía, y lo extraigo de una realidad concreta.

Se dice con frecuencia que la mayoría de las personas le tienen miedo a la muerte, pero yo pienso que eso tiene muchas aristas, y lo básico Ud lo dice en pocas palabras, "de todas formas llegará". Quien sepa centrarse en esa verdad, el problema pasa a ser transparente al individuo.

Hay un viejo lema que tiene un significado parecido:

"Si tu mal tiene cura, para qué te apuras; y si no tiene cura, para qué te apuras".

Pero viendo el poema, como lo que es, y obviando el aspecto literario, durante décadas, he manejado la relacionado con la muerte, sin poner límites a ninguna propuesta, si es desde la poesía; es decir, veo y trabajo la muerte como un personaje más, con un guión que cumplir. Desde este punto de vista, perfectamente pudiera sentar a la misma mesa, a comer y a discutir problemas filosóficos, a Dios y al Diablo, siempre que en el texto ese diálogo se justifique.

Por cierto, tengo un poema de hace bastantes años, que no me atrevo a socializar en el sitio, porque es de tema religioso, y aunque no niega la existencia de Dios (más bien parte de aceptar su existencia) la cuestiona, basado en el razonamiento matemático denominado "demostración al absurdo", llegando a resultados "lógicos" que pudieran lastimar la creencia de personas sencillas, sobre todo si esto es tratado nada menos que en un poema.

Siempre que en literatura toco la presencia de Dios, porque es necesaria en el tema, en la psicología que está implicita en los "personajes", lo hago evitando poner el texto en favor o en contra, simplemente Dios, en sus diferentes expresiones, forma parte de la cultura universal, y desde esa posición tiene existencia cultural, y trato de no lastimar a nadie.

Quizás Ud. por su experiencia y dominio del contexto, me pueda ayudar a decidir al respecto.

Gracias por su atención.

Frank
-------

 

El último día, gran tema, que más tarde o más temprano ha de llegar, de hecho he llorado el último día de muchos (as). Lo has tejido
con la magia del poeta. Felicitaciones y bendiciones.