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El último reino

Tema en 'Fantásticos, C. Ficción, terror, aventura, intriga' comenzado por xantos123, 1 de Octubre de 2011. Respuestas: 1 | Visitas: 909

  1. xantos123

    xantos123 Poeta recién llegado

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    10 de Octubre de 2009
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    Luces extrañas, titilantes, se dispersan por la oscuridad nocturna, reflejos de las distantes e innumerables estrellas, traslucidas alas de luz que recogen en su piel los últimos rayos lunares antes del amanecer.

    La noche ha sido larga, más de lo que Aor deseaba, las últimas se están preparando, buscando las zonas más elevadas del jardín para iniciar su viaje. Con lentitud, estira sus rígidas patas, ha permanecido quieta demasiado tiempo, sus doloridas articulaciones chirrían, ya es vieja, demasiado vieja. Contempla con tristeza como sus orgullosas hijas despliegan sus finas alas dispuestas a lanzarse a la aventura. En otros tiempos Aor hubiera estado orgullosa de ellas, pero ahora, saber su destino, es un dolor que no consigue olvidar.

    - Mi Reina.
    - Sí.
    - Vuestras hijas están listas, esperan vuestra señal.
    - Desde luego.

    Saber que condeno a mis hijas al destierro, es algo que cualquier reina acepta, todas ellas deben crear su propio reino, pero saber que no tienen esperanza de sobrevivir en el exterior, es demasiado. ¿A cuántas he enviado ya a la muerte?

    Un silbido agudo, largo e intenso es la señal, a un tiempo las últimas jóvenes princesas alargan sus alas para recoger la suave brisa nocturna, los primeros rayos solares empiezan a surgir en el horizonte, una a una y luego en grupos inician sus intentos para echar a volar, muchas lo logran, pero otras tienen que intentarlo varias veces. Aor observa la actividad del hormiguero mientras el proceso continua, todo el hormiguero ha salido al exterior para despedir a las princesas, su esperanza, su futuro, quizás, alguna lo consiga donde otras fracasaron. Enormes rebaños de hormigas, de cientos, de miles, se extienden hasta la lejanía, rodeando, ayudando y protegiendo a las que algún día, si sobreviven, se convertirán en jóvenes reinas.

    La huerta se extiende hasta más allá de donde alcanza la vista, llena de hermosos árboles frutales en flor y multitud de variedades de plantas. Su dueño, el humano, está observando, sentado, tranquilo, en silencio. Aor lo mira insegura, no sabe que pensar del humano, él es el protector del hormiguero, ha estado ahí desde siempre, desde que ella y las abuelas de sus abuelas recuerdan. Pero ¿cuál es la razón?, ¿qué busca?, ¿qué quiere de ellas?.

    - Mi Reina.
    - La última princesa ha partido.
    - Sí.
    - El humano... no ha sido molestado como ordenasteis.
    - Bien.


    Su última hija ha partido, su última hija, con tristeza rememora sus rostros y aromas, pero luego reacciona, se levanta sobre sus delgadas patas, con fuerza, con energía, orgullosa, sus hijas han dado sus vidas, un potente silbido, autoritario, enérgico, apremiante ordena que la colonia vuelva al hogar. Luego, Aor regresa por el diminuto agujero del hormiguero seguida de su pueblo. Pero algo la retiene, una sirena aguda e insistente se oye ahora por toda la huerta, una alarma que anuncia los terribles horrores de la guerra, no tiene que esperar mucho hasta que un veterano soldado se acerca a ella con las últimas noticias.

    - Mi Reina.
    - ¿Qué sucede?
    - Un nuevo asalto a las defensas fronterizas.
    - Eso no es una novedad, pero no debemos preocuparnos las defensas son infranqueables, el humano las guarda. La huerta nunca ha caído y este día tampoco lo hará.
    - Mi reina, los puestos avanzados informan que una hueste de hormigas Xan ha establecido una cabeza de puente en la muralla occidental, cerca de las parras de vid.
    - Imposible las murallas fueron construidas por el humano con un material tan resbaladizo que nada ni nadie podría trepar por ellas y antes el enemigo tendría que cruzar el foso de brea, es imposible.
    - Todo es posible, mi Reina, si se dispone de la inteligencia para elaborar una estrategia y el tiempo necesario para llevarla a cabo.
    - Maldita sea, habla claro.
    - Mi Reina, las Xan, nuestras enemigas ancestrales han logrado penetrar en el huerto. En estos momentos, nuestras patrullas fronterizas libran una batalla para expulsarlas de nuestro reino.
    - Avisad a nuestros generales, que reúnan al ejercito y marchen a la batalla, organizar a las obreras para que levanten trincheras alrededor del nido, aunque de poco servirá si sobrepasan nuestras defensas. Dad el aviso.
    - La orden ya esta dada, mi Reina, vuestro consorte tomó el mando de un contingente de guerreros y se dirige a la batalla.
    - ¿Cómo lograron superar las defensas?
    - Una rama de una de las parras creció más allá de la línea de la muralla, no le dimos importancia por que estaba a varios metros del suelo y no creímos que las Xan pudieran alcanzarla, pero la última tormenta dobló la rama colocándola cerca del suelo, las Xan sólo aprovecharon la oportunidad. Fue un descuido por nuestra parte relajar la vigilancia de las fronteras del reino, ahora, ya es demasiado tarde, pero nos batiremos con fiereza contra nuestras enemigas, mi Reina.
    - ¿Por qué el humano aún no ha hecho nada?, el reino está en peligro, pero observa en la distancia sin hacer nada.
    - Mi Reina, según las crónicas el protector sólo actúa si ve un peligro real para el reino, puede pensar que es una simple escaramuza entre viejas enemigas, llegado el caso, las crónicas son claras, socorrerá a la colonia expulsando a las invasoras.
    - Esperemos que sea cierto, id y defended el reino.
    - Mi Reina.


    La historia es larga, lejana, perdida en el recuerdo de los cronistas de eras pasadas donde reinas guerreras luchaban por sus tierras hasta el último aliento. Pocos en nuestros días conocen como se formó el reino y menos cuando, quizás el humano lo sepa, pero no tenemos forma de comunicarnos con él. Sólo podemos hacer suposiciones a través de las pocas crónicas que se conservan de las eras oscuras, como se llama al período de guerra sin fin que siguió a la invasión del territorio de las hormigas Ema por sus enemigas del otro lado del océano, las temibles y aguerridas Xan. La verdad es que no estábamos preparadas para una invasión a tal escala, unidas bajo un único imperio las Xan lo tuvieron fácil frente a una multitud de pequeños reinos que habían aprendido a convivir en paz durante muchas eras. Antes de lo que pensábamos habíamos sido invadidas y nuestro pequeño reino, situado en una pequeña huerta se vio rodeado por nuestras enemigas. Fue el humano, como narran las crónicas, el que protegió el reino frente a su destrucción a manos de nuestras enemigas. Hay leyendas, cuentos infantiles, que hablan de una joven reina que acudió al hombre para interceder por su pueblo y suplicar su ayuda, son rumores sin fundamento, pero la verdad es que el humano existe y nos observa y nos vigila. Nunca ha actuado contra la colonia, ni contra ninguna de nuestras hermanas intencionadamente, nos deja libres en nuestro reducido reino, rodeadas de murallas infranqueables, una prisión a la que llamamos hogar. Nadie ni los exploradores más audaces saben que queda más allá de las murallas, como es ahora la tierra, quien la gobierna, si alguna otra reina Ema sobrevive junto a su pueblo. Sólo tenemos la constancia de que no tenemos comunicación con el exterior en ningún sentido, no sabemos nada de lo que pasa ahí fuera y ese es un frío temor que cobija nuestros corazones mientras nos guarecemos en nuestro hormiguero. Ninguna de las princesas que inician el viaje de la madurez ha vuelto, ni ha enviado emisarios para informar de que están bien, cientos de ellas salen del reino todos los años y ni una sola ha dado señales de vida. Sólo la muerte podría explicar tal silencio, pero ¿quien sabe? ha pasado tanto tiempo desde que quedamos aisladas del mundo. Aunque ahí están nuestras enemigas para recordarnos siempre que pueden que estamos rodeadas, aisladas, solas. Suerte mis queridas hijas, suerte en el largo viaje que emprendéis, quizás aún haya esperanza.

    El humano se levanta, se dirige a las murallas, nuestras tropas le franquean el paso a ambos lados, un grito ensordecedor recorre nuestras filas, mi pueblo aclama al protector, al humano que defiende al reino y a la colonia. El sol que emerge en la lejanía ilumina la escena de un gigante que se aleja, Aor está contenta, el reino está a salvo, otra vez, el humano expulsará a sus enemigas. Aunque Aor, a veces, tiene dudas, se pregunta si el humano es el protector del reino o el guardián de su prisión.

    - ¿Qué pasaría si fuéramos nosotras las que quisiéramos salir?
    - Perdón, ¿mi Reina?.
    - Entremos.
     
    #1
  2. Glendalis Lugo

    Glendalis Lugo Poeta veterano en el portal

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    19 de Enero de 2011
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    Interesante prosa y aleccionadora muchas personas viven asi se sienten tan protegidas que a veces se creen que no pasara nada pero debemos estar alerta siempre para todo lo que venga,Prosa muy bien escrita y narrada,saludos


    Hola te invito a leer http://www.mundopoesia.com/foros/mic...io-amarla.html saludos
     
    #2

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