El Viaje

Con las cabezas incendiadas de sueños iniciábamos el viaje. Reposábamos las mejillas en el frío vidrio de la noche alunada.
A veces en la mitad de la oscuridad despertábamos para vigilar las cabezas amantes y comenzábamos a llorar pactadamente.
Éramos inesperadamente tristes.
Cada uno con su disimulada ceremonia, mientras los postes de luz se turnaban con relámpagos furtivos para descubrir nuestros rostros tapados por las manos arrugadas como gusanos retorcidos.
Había momentos terribles, cuando nos encontrábamos mirándonos, con los ojos hinchados, espantosamente blancos, pero no decíamos nada.
Sólo convocábamos a las pesadillas, esas putas nocturnas dolorosamente bellas, para penetrar nuestros corazones, “maravillosos hasta la náusea”.

 

ajajajjaja, excelente! siempre tu dandole ese toque especial a tus lineas.
me debes una charla amigo y nuevas fotos , ajaja
besos

 

Gracias soledades, nos debemos una charla, es verdad; ya llegará.
Por ahora, gracias por tu paso y comentario.

Beso,
Diego.

 

Definitivamente tiene razon soledades, esta prosa tiene ese toque tan tuyo...ese viaje ,dos almas sumamentes tristes , incapaces de consolarse uno al otro, pero que con una mirada se descubren el uno al otro!

 

Así es 16, excelente interpretación. Gracias por tus pasos, se extrañaban.

Besote amiga.
Diego.

 

Como siempre, tus paso volátiles son apreciado Ro.
Gracias además por hacer carne aquello de "tu ausente presencia"

Beso,
Diego.