El viaje

Todavía bailaba en sus labios esa última bocanada de aire que fue consciente de respirar segundos antes de cerrar los ojos. Así empezaba el viaje que había imaginado la noche anterior cuando, por alguna razón, desistió a la tentación del insomnio. Notó como todas las formas que lo rodeaban comenzaron a difuminarse en un frenesí de colores que apenas pudo distinguir. Intento recordar lo último que paso por su mente al momento de apagar la luz, pero algo en su interior le susurró al oído que eso no era necesario.

Su cuerpo parecía invertebrado ante el remolino de pequeñas ráfagas que lo arrastraba lejos de su almohada. Se sorprendió a si mismo tratando de buscar una explicación lógica a tal extraña situación…sonrió profundamente al no encontrarla. Es curioso como todas aquellas pequeñas sensaciones que creíamos olvidadas vuelven sin anunciar su llegada. En su caso, todo el aire naufragó entre el aroma de las piñas que los árboles suelen dejar caer en medio de las plazas. La libertad del césped húmedo en los días primaverales viajó desde sus pies descalzos a cada pasaje de su piel.

Cerró los ojos para grabar aquel momento con tinta indeleble y, de este modo, poder engañar al tiempo. Miles y miles de lucecitas voladoras danzaban por todas partes cuando volvió a abrirlos. Entre sus pestañas se enredaron algunas luciérnagas provenientes de un mundo que ya no era el suyo…o tal vez si. El color amarillo dominó la escena mientras las luces bailarinas resplandecían convirtiéndose en hojas otoñales. Siempre fue muy divertido pasear tratando caminar sobre las más crocantes. Allí la vio, vestida de sol, centelleando a la par del paisaje ahora completo y hermoso con ella, dibujando su mirada sobre el mismo color. Ella y su sonrisa, ella y la luz crepuscular, ella y sus ojos almendra que lo llevaron a las tardes en que se perdía en la aventura de descubrir las formas que las nubes pintaban en el cielo, ella y…todo dio vueltas y vueltas hasta confundirse en un océano de tonos que nunca creyó ver

Volaba…al fin volaba!...reía a carcajadas mientras la brisa lo despeinaba…era sólo una gotita…sólo una gotita flotando a merced del viento…era parte de esos aguaceros que siempre esperó para salir a jugar. Pensó en Dios y en lo bello de las cosas sencillas. A lo lejos, pudo verla reír de una manera que, antes de dormir, imaginó en los ángeles. El marco se tiñó de un turquesa que impregnó la tormenta. Quiso permanecer así…ingrávido y eterno…sin perder detalle de ella, tan hermosa y tranquila besando la lluvia. Entonces aterrizó acariciando sus manos. El frío de ellas era el de las playas en invierno…misterioso, único, encantador. Deseo quedarse a dormir allí…si su viaje habría de terminar ¿Qué mejor lugar que aquel en el que siempre anheló estar?...Se rindió al sueño de recostarse suavemente y volver a soñar con ella. Ella y los colores…de a poco, sintió evaporarse toda su esencia de agua y recordó…

Ella…lo ultimo que pasó por su mente al momento de apagar la luz.

 

por favor, aunque sea alguien comente asi veo si estoy encaminado

 

nadie comento y de verdad necesito alguanreferencia...o es porque es muy malo?