El viejo bibliotecario

El viejo bibliotecario​

El anciano introduce la pluma en el tintero mientras en su mente afloran los recuerdos. Su nombre es Juan, y es un bibliotecario ya retirado debido a su avanzada edad, con pelo y barba ya blanquecinos, unos ojos caramelizados del color de la miel, con arrugas ya marcadas en su piel que muestran la madurez alcanzada, vestido con su batín tintado del color del vino y aterciopelado… Desde joven dedicó sus años a los libros trabajando así en algo que llenó su vida con experiencias de todo tipo.

Algo cansado ya, entrando la media noche, se sienta en su viejo sofá del estudio abriendo sobre el carcomido escritorio de roble su libro de notas. Acompañado del calor del fuego de la chimenea, con una tenue luz de una lamparilla que le alumbra y guiado por los sentimientos, recuerda y escribe con detalle lo ocurrido:

Para muchos, ser amoroso equivale a ser blando. Es posible que, al hablar del amor, se vengan a la mente aquellos poemas de amor que alguna vez leímos de algún poeta o aquellas canciones de amor que tantas veces escuchamos y que se nos quedaron grabados en la memoria tal vez por algún motivo emocional, o hasta en la frivolidad que a veces se asocia con el amor romántico. Pero el amor es más digno, más puro de lo que hacen creer, de lo que a simple vista se puede apreciar...

No se trata de simple pasión ni de una emoción pasajera; tampoco es un concepto puramente filosófico o teórico. En realidad, en él intervienen tanto la mente como el corazón. Brota desde lo más recóndito de nuestro ser, se rige por nobles principios, y se traduce en buenas acciones, desinteresadas, que nos hacen dar lo mejor de uno mismo... No es para nada frívolo.

En mi vida he tenido la oportunidad de leer mucho y adquirir mucho conocimiento. A mi parecer, lo escrito en los libros solo son ideas rotas que mueren minutos después de nacer al ser plasmadas en papel, pero que luego vuelven a revivir en la mente y alma del lector que las atrapa dándolas un sinfín de perspectivas… Pero el amor no es algo que se aprende leyendo de libros, es algo que se vive, se siente y con el paso de los años vas entendiendo un poco más cual es esa magia que lo rodea, esa que lo hace ser agridulce…

Aunque no niego que te ayudan a comprenderlo mejor, a tener una idea algo más clara, te dan alas a tu imaginación y te hacen tener en tu mente fantasías, ideas huecas que no siempre son las más sensatas, muchas veces debido a la irrealidad de lo trasmitido, que no siempre es lo mismo en cada persona y situación… En fin, un sin fin de comentarios podría escribir, y tantas opiniones contrarias e iguales habrá en la mente de cada persona… Pero esta vez mi motivo de escribir no es el amor en sí, pero de la mano con él va…

Era alrededor del año 1876 y caían las últimas hojas de los árboles dándole así paso al frío invierno que venía más enfurecido que nunca. Serían las nueve y media de la mañana, yo apenas me disponía a desayunar, cuando sonó el teléfono. Era el encargado de la gran biblioteca del pueblo, la única que había en el lugar, y el motivo por el cual llamaba era por el puesto bacante que tenía y por el cual yo hacía tiempo que estaba interesado. Para mi sorpresa quería entrevistarme ese mismo día, así que me preparé y salí a reunirme con él.

Por el camino iba cabizbajo, recordando los motivos que me hicieron llegar hasta este pueblo. Hacía unos años oí hablar de esta gran biblioteca y fue por ella que conocí este pequeño pueblo, del cual al ser tan pequeño y estar escondido prácticamente es difícil hallarle. Pero aquella historia que un día me contaron, que envolvía de una lúgubre neblina aquel edificio, recorría una y otra vez mi cabeza. Una sola historia contada desde varios puntos de vista, cada persona la daba una connotación personal, cada una más fantasiosa que la otra, pero que a mi cabeza intrigaba cada vez más. En resumidas cuentas la historia trascurría así:

[SIZE=2]“Catherine, linda joven sumergida en su mundo de libros, soñadora. Todos los días, entrando ya el atardecer, solía salir de su casa y se encaminaba a la biblioteca, el edificio más antiguo de la ciudad. Allí pasaba las horas leyendo y mirando las variadas ilustraciones de los libros que allí encontraba. En medio de unos grandes ventanales, entre dos largas y grandes estanterías llenas de polvorientos libros, se encontraba una mesa gruesa de madera, con un candelabro con cuatro velas y una silla tapizada con terciopelo rojizo y reposabrazos, allí solía sentarse siempre la joven.[/SIZE]

[I][FONT=Franklin Gothic Medium][SIZE=2]La gente que frecuentaba la biblioteca podía ver ese lugar desde la planta de arriba y desde abajo en cualquier ángulo. Al principio los comentarios de la gente eran buenos respecto a la joven, mas eso fue cambiando, pues para Catherine se fue convirtiendo en una obsesión el estar allí con sus libros, no pensaba en otra cosa que en leer los amores, desamores, aventuras, intrigas y demás que sus personajes vivían.[/SIZE][/FONT][/I][FONT=Franklin Gothic Medium]

[FONT=Brush Script MT][I][FONT=Franklin Gothic Medium][SIZE=2]Pero una noche, metida ella de lleno en su locura, queriendo vivir lo que su amado caballero de cuento le recitaba en palabras escritas, Catherine desapareció. Nadie la vio salir de la biblioteca, pero tampoco la volvieron a ver. La buscaron por cada rincón, por el pueblo y los alrededores, hubo hasta quienes mandaron comunicados con un retrato suyo a pueblos vecinos, pero nadie supo nada de ella.[/SIZE][/FONT][/I][FONT=Franklin Gothic Medium]

[FONT=Brush Script MT][I][FONT=Franklin Gothic Medium][SIZE=2]Desde entonces se cree que los libros se la tragaron, y que por las noches su espíritu resurge y vuelve a aparecer en su lugar favorito de la biblioteca y allí se la ve leer y leer.”[/SIZE][/FONT][/I][FONT=Franklin Gothic Medium]

[FONT=Brush Script MT][I][FONT=Franklin Gothic Medium][SIZE=2]Para una mente inquieta como la mía, eso era algo que tenía que experimentar por mi mismo y ver cuanto de cierto encerraba esa historia. Así que joven empecé a trabajar allí. Según trascurrían los días mi inquietud por ver algo de real en aquello me picaba bien por dentro, pero ese fuego que sentía en mis entrañas se fue consumiendo cuando vi que pasaban las semanas, incluso meses y allí nada ocurría. Pero aquel trabajo me gustaba tanto que decidí quedarme.[/SIZE][/FONT][/I][FONT=Franklin Gothic Medium]

[FONT=Brush Script MT][I][FONT=Franklin Gothic Medium][SIZE=2]En la primavera de 1884 solían hacer una fiesta en la plaza del pueblo, rememorando a aquellos escritores que marcaron en la vida de aquel pueblo y sus habitantes. Fue entonces cuando conocí a una mujer que tenía algo especial en ella, pero no sabía con exactitud qué era. Era una mujer muy elegante, vestía de traje chaqueta y falda, con unos tacones de aguja que me hacían pensar cómo esas finas piernas podían sostener ese ligero cuerpo en esas agujas que la alzaban y la hacían inalcanzable. Su media melena negra bailaba al compás del débil aire que se rendía ante sus profundos ojos marrones. [/SIZE][/FONT][/I][FONT=Franklin Gothic Medium]

[FONT=Brush Script MT][I][FONT=Franklin Gothic Medium][SIZE=2]Nunca antes había visto a una mujer así en el pueblo, pregunté a algunas personas, pero nadie parecía conocerla. Pero ella parecía conocerlos a todos muy bien. Me acerqué a ella, le di la bienvenida y nos pusimos un rato a hablar. No habría imaginado lo mucho que sabía de libros ni que le gustara tanto leer. Me dijo que estaría por el pueblo un tiempo. Y así fue. Empezó a frecuentar la biblioteca donde yo trabajaba, me venía a visitar todas las tardes, fue así como empezamos nuestra amistad.[/SIZE][/FONT][/I][FONT=Franklin Gothic Medium]

[FONT=Brush Script MT][I][FONT=Franklin Gothic Medium][SIZE=2]Quien iba a imaginar que en el verano de 1890 aquella linda mujer que conocí uniría su vida con la mía para siempre. Fue la mejor época que vivimos juntos. Nos fuimos de luna de miel a una pequeña isla cuyo nombre no logro siquiera pronunciar, pero cuando regresamos cosas extrañas comenzaron a pasar. [/SIZE][/FONT][/I][FONT=Franklin Gothic Medium]

[FONT=Brush Script MT][I][FONT=Franklin Gothic Medium][SIZE=2]La gente volvía a murmurar sobre aquella historia que parecía estar muerta. Comentaban en grupo no más de tres y en bajo que por las noches veían las velas del candelabro de la biblioteca encendidas y la silueta de una joven sentada, sujetando un libro abierto con sus manos, con la cabeza agachada leyendo. Yo no podía creerlo. Lo comenté a mi mujer y ella me preguntó si creía en eso, y no supe qué contestarla, me quedé mudo.[/SIZE][/FONT][/I][FONT=Franklin Gothic Medium]

[FONT=Brush Script MT][I][FONT=Franklin Gothic Medium][SIZE=2]Tenía mis dudas, pero poco a poco me fui dando cuenta de que esos rumores podían tener algo de verdad. Todas las mañanas, cuando entraba a trabajar, ordenaba los libros que se quedaban en las mesas y limpiaba un poco. Me di cuenta de que las velas de la mesa donde empezó toda la historia estaban prácticamente agotadas, tan solo quedaba una pequeña parte de cera y el cordel quemado colgaba por el candelabro. Las puse nuevas y estuve atento en el trascurso de la semana a ver cuantas personas hacía uso de ella en las noches. Cuando terminaba la semana ya no quedaba nada de las velas y me di cuenta que algo pasaba. Así que esa noche, cuando cerré la biblioteca me quedé escondido a esperar qué pasaba. Pero no vi a nadie acercarse, así que ya de madrugada pensé en irme a casa. Cuando me iba un destello de luz se reflejó en mis gafas, me giré y vi la silueta de la que tanto hablaban. Abrí la puerta de la biblioteca con mucho cuidado y en silencio me fui acercando hacia la mesa.[/SIZE][/FONT][/I][FONT=Franklin Gothic Medium]

[FONT=Brush Script MT][I][FONT=Franklin Gothic Medium][SIZE=2]Aquellos ojos profundos se clavaron en los míos, en ambas caras se podía ver la sorpresa y el miedo. Caí al suelo desmayado de la impresión. Cuando abrí los ojos me vi en la habitación del hospital, estaba allí el doctor y algún amigo del pueblo, mas no veía por ningún lado a mi esposa. Pregunté por ella, pero el doctor me dijo que mejor no hablara, que guardara mis fuerzas, pues el infarto que sufrí hacía unas semanas me dejó muy débil. [/SIZE][/FONT][/I][FONT=Franklin Gothic Medium]

[FONT=Brush Script MT][I][FONT=Franklin Gothic Medium][SIZE=2]Me preguntó el doctor qué fue lo que me pasó en la biblioteca para que me ocurriera algo así, pero no lograba recordarlo bien, todo en mi mente estaba borroso. Le volví a preguntar qué fue de mi mujer y agachando la cabeza me dijo que tuvo un accidente intentando venir y que no sobrevivió.[/SIZE][/FONT][/I][FONT=Franklin Gothic Medium]

[FONT=Brush Script MT][I][FONT=Franklin Gothic Medium][SIZE=2]Durante largo tiempo me encerré en mi casa y no salí. Me abandoné. La biblioteca permaneció cerrada mientras duró mi luto. Cuando recuperé fuerzas, volví a ella. Cuando estaba frente a la verja del pequeño jardín que rodeaba la biblioteca me di cuenta de que su aspecto nunca cambió pese al trascurso de los años.[/SIZE][/FONT][/I][FONT=Franklin Gothic Medium]

[FONT=Brush Script MT][I][FONT=Franklin Gothic Medium][SIZE=2]Desde el otoño de 1898 hasta hoy permanecí junto a ella. Todas las noches me quedaba en la biblioteca, sentado a la luz de las velas, con una taza de café mirando aquellos libros que tanto la gustaban.[/SIZE][/FONT][/I][FONT=Franklin Gothic Medium]




[CENTER][I][FONT=Franklin Gothic Medium][SIZE=2][COLOR=navy][ATTACH=CONFIG]14040[/ATTACH][/COLOR][/SIZE][/FONT][/I][FONT=Franklin Gothic Medium][/font][/CENTER][FONT=Franklin Gothic Medium]

[CENTER][I][FONT=Franklin Gothic Medium][SIZE=2][COLOR=navy]Sapphire[/COLOR][/SIZE][/FONT][/I][FONT=Franklin Gothic Medium][/font][/CENTER][FONT=Franklin Gothic Medium][/font][/font][/font][/FONT][/font][/FONT][/font][/FONT][/font][/FONT][/font][/FONT][/font][/FONT][/font][/FONT][/font][/FONT][/font][/FONT][/font][/FONT][/font][/FONT][/font][/FONT][/font]