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El viejo y el olivo

Tema en 'Prosa: Filosóficos, existencialistas y/o vitales' comenzado por epimeteo, 7 de Mayo de 2013. Respuestas: 2 | Visitas: 630

  1. epimeteo

    epimeteo Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Su caminar era lento, inseguro. La tierra que él había labrado durante toda una vida, ahora le era hostil, seca y dura, dispuesta a hacerle caer con cualquier excusa. Con su garrota, compañera de los últimos tiempos, y para poder mantener el equilibrio había conseguido asirse a una rama inerme de su querido olivo, plantado otrora con sus manos juveniles, hoy negruzco y calcinado por el fuego fatuo de la desaprensiva e irresponsable mano de un dominguero.

    Sentado una vez mas, tal vez la última, a la enteca sombra de las pocas hojas que el fuego no había consumido, el pobre anciano hizo un repaso de su metódica vida, acariciando con ternura el tronco del amigo que tan buenos frutos le había dado

    Dos hojas de una piadosa higuera, que con mas suerte se había librado del fuego y que un suspiro del viento había hecho posar sobre las calcinadas ramas y una raquítica mano de agua de lluvia que como siempre regaba a destiempo, hicieron que se descolgaran dos gotas y cayeran sobre el rostro del anciano formando causa común con sus lágrimas.

    ¡Viejo amigo! Exclamó, En el fondo tuviste más suerte, pues tú has sido testigo de tu propio fin y formado parte de la naturaleza. Destilaste tu alegría y amargura a través de tu fruto, sin embargo yo la escupiré con sangre en un asilo, al que eufemísticamente llaman residencia, porque mi fruto ha determinado que así sea y sin consultarme tan siquiera. Lo que no entienden mis hijos es que mi soledad, mi necesidad de ti, de tu calcinada sombra, de los recuerdos que hemos compartido, es toda la vida que me queda, que es poca.

    Lentamente se levantó, arrancó sin mayor dificultad una de las calcinadas ramas del olivo y sin querer mirar hacia atrás caminó torpemente por el único sendero que el progreso aun no había hipotecado.
     
    #1
  2. MP

    MP Tempus fugit Miembro del Equipo ADMINISTRADORA

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    Es muy triste este relato, quizás porque envejecer es también triste; no es consuelo el haber tenido una vida plena (quien la haya tenido) pues en cada estapa de la vida uno sigue estando intensamente vivo aunque las fuerzas no acompañen, aunque los demás hayan ocupado el lugar que tú ocupabas...; uno se mira al espejo y piensa ¿qué ha ocurrido? ¿dónde se ha ido el tiempo? ¿quién es ese/a que me mira desde un cuerpo que ya no es el mío???

    Hace un mes por causa de mi trabajo, fui a una residencia que está al borde del Mar, en Canet; los ancianos estaban junto a una cristalera inmensa por la que se divisaba un mar sereno; era una residencia preciosa y al asistente le hice preguntas sobre ella... me fue contestando y la final me dijo que había una larguísima lista de espera para entrar, le comenté y si lo pido ahora que tengo 51 años para dentro de 15??? se sonrió y me dijo de eso nada, hasta los 80 no la quiero aquí y yo le dije: es que no quiero vivir tanto.

    Pese a que era una residencia muy linda debe ser muy triste dejar tu casa, tus cosas, tus costumbres...

    Muy bonita prosa.

    JULIA
     
    #2
  3. epimeteo

    epimeteo Poeta que considera el portal su segunda casa

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    En la totalidad de los casos, las residencias, no dejan de ser cárceles con barrotes de oro, en donde los hijos dejan a sus padres y a sus sentimientos aparcados.
    Mi agradecimiento por tu visita.
    Saludos cordiales
     
    #3

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