El viento miente a los siglos

Entiendo que todos los seres humanos poseen el sufrimiento no que, el sufrimiento los posee, lo más escéptico del pensamiento tal y comolo engendra la comedia es que una vez afirmado el sentimiento de posesión la naturaleza hace el sacrificio de cometer vandalismos intuitivos que acaban con nuestra paciencia. El procreador del adjetivo es la comida del mundo, como lo dice solo en algunas ocasiones con la verdad y el versátil discurso hacemos caso de lo que en nuestro interior físico ha sido ejecutado como programación.
Si tuviéramos una hoja de maíz supondríamos antigüedad mediante el verso recurriendo a casos vandálicos de la autoestima, en ficción de la contraparte de la aceptación retorica todos los verbos ya sean abismo de la pasión o sufrimiento eterno conceptualizan la acomodación de influencias sarcásticas que llevan al dolor; así como los mismos geómetras modernos individualizan el sacrilegio de no copiar las bases de los mismos firmamentos ortográficos los primeros colonizadores mantuvieron el derecho de potestad bajo el movimiento regulatorio de obligaciones ortodoxas que llevan de la mano los capítulos decada síntesis presenciada por antiguos deudores.
Los versos colocan al personaje bebiendo impulsos de fechas históricas haciendo admisible cualquier personalidad que vaya de la mano de aguas calientes que nacen desde los siglos primeros de nuestra era hasta el presente, avanzando por cada estación del año como corrientes alternas que viven el compulsivo método de aumentar a los osos en el bosque, de despreciar las fiestas de dichos personajes y de atravesar desiertos casi inválidos conforme a las edades de la naturaleza.