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El Visitante

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por Edouard, 10 de Febrero de 2017. Respuestas: 1 | Visitas: 335

  1. Edouard

    Edouard Poeta adicto al portal

    Se incorporó:
    15 de Marzo de 2016
    Mensajes:
    1.058
    Me gusta recibidos:
    483
    Género:
    Hombre
    En la lumbre de los clamores el noble aristócrata echa cartas firmadas con puño y letra del augusto monarca. Su ira sin parangón no tiene fin. Su esposa se le acerca y le acaricia mansa su cabellera dorada y rizada en bravos bucles de austero y romántico guerrero. Pero él, enojado, la aparta de su lado. Es entonces cuando - en mitad de la noche- se escucha a las puertas del salón el golpe monótono de algún puño de sirviente ladrón amedrentado. Va el viril hombre a abrir y he ahí la fantasmagórica imagen espectral de un regicida. Del susto, nuestro valiente paladín guerrero deja caer la palmatoria con fina tea encendida. Y tartamudeando le dice si ha matado de veras al rey. Pero no obtiene respuesta. Como un espantajo permanece mudo y quieto el asesino. Entonces, la mujer se acerca y toca con mano candente al enigmático visitante. Y éste se desvanece en una polvareda de arremolinado viento cargado de viles perjurios.
     
    #1
    A homo-adictus le gusta esto.
  2. Edouard

    Edouard Poeta adicto al portal

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    Hombre
    homo-adictus, el caballero estaba iracundo ante las cartas del rey; que tendrían algún mensaje de disgusto a sus intereses capitales. Sin mayor dilación las echó al fuego perpetuo para calmarse - mientras su mujer lo arrullaba con caricias de dulce feminidad. Mas su cabreo se mantenía incólume hasta que escuchó el golpe en la puerta de la habitación; a horas intempestivas de una noche que presagiaba funestas consecuencias. Abrió y vio para su estupefacción una especie de fantoche espectral que intuía los pensamientos sanguinarios de nuestro funesto guerrero. Le preguntó si había aquel matado al monarca - acto impío que deseaba en lo más hondo de su ferviente corazón. Pero el fantasmagórico ser no contestaba. Estaba nuestro noble acongojado hasta la médula. Hasta que su esposa se atrevió a tocar la aparición y ésta se desvaneció en una aureola de ventrílocuos vejámenes e insultos. Atentamente Edouard.
     
    #2

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