El X X

Le denominan
cadáver no
identificado.

Lo encontraron putrefacto, hedía una tonelada, estaba boca abajo, en una hondonada, nadie sabían su nombre, quien lo recuerda dice; gustaba perfumarse, empolvarse, con esmero, es rostro tenía desfigurado, semejaba un monstruo, me consta decía quien lo conocía: tenía un perfil griego. en la sala de su casa, fotos en todos lados, todas las poses, diferentes tamaños, negro blanco
a colores, parecía un artista de cine, por lo bien parecido. Después del crimen se le veía la nariz descolgada, los labios partidos, el mentón casi arrancado. Era dice quien hablaba, muy pretencioso y presumido a todos discriminaba, tenía dinero, con nadie se comunicaba; las mujeres lo adoraban. El torso casi deshecho, desnudo todo señalado, la camisa hecha jirones, le conocí su ropa de seda, pantalones gabardina fina, lo tenía todo enlodado, sucio, roto raído, todo desgraciado. Cinturón puro cuero, hebilla de oro, con brillantes incrustados, ahora un lazo sucio en la cintura. Jamás usó zapatos tenis, solo de gamuza o de charol muy brillante. Calcetines muy finos, yo diría que eran de seda, pero estaba descalzo, decía quien todo lo sabía. Nido de moscas lo acompañaba, hasta los zopilotes le sacaron los ojos, eran de un verde profundo, pestañas gruesas, muy volteadas. al ver el cadáver repugnante fétido, lacerado, en un sitio miserable del centro de la ciudad muy apartado y donde él vivía en una casa de lujo, garaje para tres carros. Me vino a la mente sigue comentando la misma persona; fuerte descarga de reproche, por la estúpida vanidad que nos
envuelve, lo insípido y vulnerable que es el hombre y su creencia de superhombre. La presunción de lo que tiene y el valor de vida que les da a las cosas. El quetzal tiene su belleza, el tucán sus colores. La jirafa su altura. El león su hermosura. El tigre su atractivo, porque el humano se olvida de su animal origen, y no imita a tan nobles criaturas, si son ejemplo y parte de esa humilde y grandiosa Naturaleza. Al que tanto tiene o cree tenerlo todo, debe tener en cuenta la igualdad de todos. Ser humilde en su riqueza, es muy triste terminar así con una vida útil, para su gente, familiares y personas que lo quisieron. Sí al terminar de saber ésta triste historia, por cualquier razón fuera otro su criterio, lo invito dice quien lo ha venido diciendo, a que visite el cementerio.

cristóbal monzón lemus.

 

Por mucho que nos acicalemos en vida, tendremos el mismo final.

Interesantes líneas Cristobal.

GRacias por compartirlas.

 

Cabalmente mi estimado cesarfco, todo es vanidad en la vida, para quienes son vanidosos, no ven más allá de egocentrismo, a pesar que tienen muchos espejos en en donde verse así mismos. Pero bueno cada uno es cada quien, que con su pan se lo coma.Saludos y gracias por comentarme. Crimolem.