1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

    Cerrar notificación

ELIOT (en redacción)

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por Julieta Miranda, 15 de Agosto de 2013. Respuestas: 0 | Visitas: 632

  1. Julieta Miranda

    Julieta Miranda Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    17 de Mayo de 2013
    Mensajes:
    8
    Me gusta recibidos:
    3
    Ni el pasado ha muerto, ni está el mañana, ni el ayer escrito.

    18 de diciembre de 1796:
    -¡Mátenlos! No permitan que los brujos nos invadan, no merecen vivir ¡mátenlos a todos!
    -Piedad señor… mi hija…piedad.-dijo en un suspiro exánime Nichts antes de morir en manos de aquel hombre.
    -¡Busquen a la niña!.. La necesito viva.-soltó una leve risotada antes de contemplar el cuerpo inmóvil que yacía en sus pies.

    18 de diciembre de 1816:
    Charlotte Nichts, poseía la virtud de la belleza y juventud. A sus recién cumplidos 20 años y poca experiencia, le faltaba vivir la maravillosa aventura del matrimonio. Cualquier jovencita soñaba con verse realizada, rodeada de pequeños gritándole ¡mamá! Y con un esposo valiente que la protegiera de cualquier peligro; sin embargo la señorita Nichts tenía muchas otras cosas en las cuales pensar.
    -¿Señorita Nichts?-preguntó el apuesto joven desde la ventana de la choza. Tenía una presencia intimidante, con unos ojos avellana que perturbaban a cualquiera.
    -Señor Rumsfeld.-se apresuró a hablar Charlotte.
    -¿Ya nos conocíamos?
    -Usted vino a buscarme, así que esa pregunta la hago yo.- la joven se veía tensa, sus labios rojos se apretaban al pronunciar cada palabra, y sus ojos tenían un brillo que no reflejaba felicidad.
    El hombre examinaba a la pequeña mujer que tenía en frente; no parecía ser la bruja más poderosa, como todos decían; ni siquiera parecía ser más fuerte que cualquier otra mujer.
    -Soy Bernardo Rumsfeld, hijo de Alvar Rumsfeld.
    -Hombre que mató a mis padres.-interrumpió Charlotte.
    -Hombre que acaba de morir.-corrigió Rumsfeld.- Estoy aquí para expresarle el arrepentimiento de mi padre al haber cometido aquella barbaridad en contra de los inocentes. Vengo a decirle que lamento mucho su pérdida y…
    -¿Veinte años después?-de nuevo interrumpió.- Yo lamento que su padre haya muerto sin antes haberse enfrentado a mí, tal vez le hubiera dado razones para morir.
    -Le suplico guarde respeto hacia los muertos, nadie sabe lo que son capaces de lograr.
    -¿El mismo respeto que su adorado padre le tuvo a mi pueblo?-gritó exasperada.
    -No pretendo causarle malestar.-realmente no lo buscaba, si los rumores eran ciertos, con una simple mirada podría liquidarlo.- Pretendo proponerle un trato.
    -Y yo le propongo que se retire, no es bienvenido en estas tierras. Ninguno dudaría en hacerle daño si lo reconocen.
    -Le voy a expresar mi opinión aunque no desee escucharla. Yo creo que lo más conveniente para reconciliar dos pueblos es una boda.
    -Ninguno de mis aldeanos aceptará tal insensatez.
    -No se lo estoy proponiendo a cualquier aldeana.-sonrió antes de proseguir.-Estoy dispuesto a casarme con usted para salvar la honra de mi padre. Piénselo, si su majestad lo ordena, el pueblo lo acepta.
    -Tal vez usted esté dispuesto, pero yo no.
    Averno el que vivía la pequeña hechicera. Maldecía el día en el que había aceptado ser esposa de aquel villano, y temblaba al recordar que lo había hecho por amor. Ella lo había perdido todo hacía tiempo, todo excepto su vida ya que hasta su dignidad se había rendido hace tiempo
    Peleas, insultos, soberbia, orgullo, vanidad… factores importantes en el deterioro de una relación. Tal vez ella esperaba demasiado, tal vez él solamente buscaba limpiar su nombre, o tal vez todo se reunió para conspirar en su contra, pero de algo sí estaba segura, su vida no sería muy feliz en ese matrimonio.

    En un camino de sombras y aire sofocante te vi; a un río negro con peces muertos te seguí y en un árbol seco lleno de gritos y llanto te perdí. Ahí, con mis rodillas en el fango, espeso e infecto, te lamenté, suspiré dolor y estúpidamente extrañé tu presencia.
    Me levanté, regresé a casa, sané mis heridas y te busqué de nuevo. Ya no te amaba, pero lo había hecho, y me dolía; ni siquiera lástima por ti sentía, así que la piedad ya no estaba dentro de mis términos.
    Cuando te encuentre lamentarás haberme traicionado y subestimado mi poder
    .
    -Charlotte Nichts-


    -¿Por qué guardas esto?-dijo asustada Charlotte al tomar una daga en sus manos.
    -Fue un regalo de mi padre y… no deberías estar aquí, sal a curiosear la vida de otros, no la mía.
    -Tú y yo sabemos muy bien lo que esa daga puede ocasionar. No trates de engañarme, Alvar mató a mi padre con eso y sé lo que quieres hacer conmigo.
    -Querida, vas a llamar la atención de los sirvientes, lo cual no servirá porque aquí yo soy el que manda. Tu simplemente eres una mujercita.-sonrió sínicamente en un acto de provocación hacia la persona que tenía enfrente.- Planifiqué tu muerte para unos días después, pero en vista de que tienes mucha prisa por adelantarlo, podríamos hacerlo ahora mismo.
    -No tienes idea de quién soy yo ¿cierto?- dijo con la misma sonrisa que él había hecho antes.- Soy la hechicera más poderosa de todo y de todos y…
    -Y eso es un gran problema.-la interrumpió.- Porque a mi me gustaría ser el hechicero más poderoso. Acepto que fue un error el haber matado a tu pobre padre. Alvar debió haberte quitado la vida primero a ti, cuando eras una bebe indefensa. Pero yo no cometeré el mismo error, al no tener descendientes tu poder no podrá pasar a manos de nadie mas que no sea el que te quite la vida.
    -Lamento romper tus ilusiones amado mío, pero así no funcionan las cosas.
    -¿Podrías explicarme cómo funcionan las cosas querida?- perdía la paciencia, y sus palabras podían cortar a cualquiera si fueran materiales.
    -Tienes razón, ya no hay sangre Nichts, pero la magia no funciona de esa manera. Hay una lista de familias aptas para adquirir el poder, y tu nombre no aparece en ella. Seguramente jamás escuchaste hablar de ella porque mi familia fue la encargada de “protegerla”.
    -¿De qué estás hablando?
    -Deberías calmarte un poco querido, no me gustaría ser viuda tan joven. Me sorprende que no sepas nada de las reglas, ¿en qué mundo te tuvo tu padre?... Creí que Alvar era más… juicioso.
    -¡Habla rápido!
    -No, no tengo prisa.- su voz era cada vez más suave y lenta, la hacía parecer un susurro.- Tu sabes que hay muchas leyendas de cómo surgimos los brujos y todo eso. Pactos con el diablo, pactos con los ángeles; yo confío más en la leyenda de Eliot White y la lechuza ¿la recuerdas?
    La cara de confusión de Bernardo era cada vez más notoria, y la sonrisa de Charlotte también.
    -Había una vez.- comenzó la mujer con una tranquilidad palpable.- un joven, Eliot White, muy desobediente, ponía la cabeza de su madre a girar. Robaba cada vez que tenía oportunidad y salía con toda aquella que le pasara enfrente. Un día visitó el bosque cuando no debía hacerlo, justo el día en que las lechuzas salían y cantaban para encontrar pareja.
    >> ¿Qué podía pasarle? Él era el gran Eliot White, la espina en el zapato de cualquiera que lo conociera. Caminó y caminó en busca de una lechuza y se topó con una hermosa mujer. ¿De dónde salió? Nadie sabe, pero sus grandes ojos anaranjados lo dejaron cautivado.
    >> La siguió hasta un precipicio, parecía estar hechizado, y justo al borde del abismo, la mujer lo envolvió con sus grandes alas, alas que antes habían sido brazos, inhaló su aliento y lo devolvió en forma de una nube que lo rodeó, le quitó oxígeno y lo cambió para siempre.
    >>Con el tiempo Eliot White descubrió que era diferente, practicó, trabajó y logró dominar sus poderes; cuando los vicios lo llevaron a la muerte, hizo 20 dijes, dentro de uno puso veinte gotas de su sangre, y fue disminuyendo la dosis hasta llegar al último, una sola gota. Los repartió entre sus mejores amigos y cuando ya no pudo seguir respirando, la misma nube que lo había envuelto hace años, salió de su cuerpo, siguió el llamado de su sangre y llegó a sus amigos.
    >>Veinte hombres diferentes con un poder inimaginable, pero una condición, un solo descendiente, a no ser que dividieran su poder.
    -Lo demás ya lo sabes, la ambición característica del hombre y todo eso, perpetuar el apellido, hacer crecer a la familia, como quieras llamarlo, más dijes para tener más brujos, los veinte hombres se convirtieron en cien, después se perdió la cuenta, el poder se fue dividiendo. El que en un principio tuvo el poder de veinte gotas de sangre terminó dando a sus nietos 3, después fueron menos y ¿cuántas divisiones tendrían que hacer para tener más hijos?... dime Bernardo ¿cuántos hermanos tienes?- su voz detonaba burla, burla que sacaba de quicio a Bernardo.- Yo no tengo hermanos, mi padre tampoco, el hombre que recibió el dije con una sola gota de sangre jamás lo dividió. Ironías de la vida, era el hombre que menos poder tenía, sin embargo nuestra familia es la única que cuenta con una gota entera.
    Bernardo permaneció callado, sus ojos se limitaban a seguir la silueta de su esposa que se movía por la habitación.
    -¿No dirás nada? ¡Oh, eso ya lo sabías! ¿Planeas hacer un dije con mi sangre?- sarcasmo, solo podía notar eso.-Aquí viene la parte que no sabías, la lista de las familias… pues verás, los Nichts tenemos un único dije, el mismo que hizo Eliot White, mientras no se tenga más de un descendiente no hay necesidad de hacerlo, digamos que es el llamado de la sangre, en cambio, cuando se tienen hermanos, cada uno debe tener un dije para reclamar su porción de poder al momento de morir el creador del mismo, pero una vez que este amuleto fue utilizado, pierde su valor, no se puede aprovechar de nuevo. Esta fue la primera condición que pusieron los 20 magos. Al darse cuenta del gran legado de Eliot, se buscaron y por ser los magos más fuertes del mundo, y los únicos que existían, al juntar sus poderes lograron hacer dos hechizos eternos, el primero fue hacer obsoleto un dije después de haber sido utilizado, así asegurarían que nadie intentara robarse sus poderes, el segundo hechizo y el más interesante en tu caso fue, para evitar que en un futuro se hiciera lo que tu planeas hacer conmigo, crear una lista, cada mago puso el nombre de dos familias a las que su poder llegaría en caso de no tener hijos, o no querer hacer un amuleto para transmitirlo a alguien más.
    -¿Qué?-exclamó muy enojado Bernardo.- ¡Nadie puede ser más poderoso que yo!- levantó sus manos, tomó la daga y corrió hacia Charlotte, pero ella no hizo ningún movimiento para liberarse, al momento que su antiguo amado tomó su cuello para inmovilizarla sonrió, parecía que lo había estado esperando, la daga se hundió en su pecho y mientras la sangre salía por la herida su sonrisa parecía hacerse más grande.
    Dos nubes salieron del cuerpo de la joven, rodearon al hombre con la daga y absorbieron toda la fuerza que tenía, convirtiéndose en rayos de luz. Cada rayo tomó un camino diferente.
     
    #1

Comparte esta página