Embriagues onírica de un vampiro….

Caracas 01/11/2015 cuatro AM, la fiesta de la noche anterior había dejado un amargo sabor a besos enajenados, caricias negadas y frío, el ambiente estuvo toda la noche rodeado de bailes, éxtasis, cocaína, marihuana y otros tipos de drogas, el sexo rodeaba el ambiente, todos esperan turno por una habitación. y yo seguía apegado a un vaso de ron, que apenas y había probado en toda la noche, los cigarrillos pocos quedaban, su cuerpo moviéndose al compás de la música era arte, una diosa, verla un espectáculo amargo pues bien sabía que yo no podía darle esa sonrisa que tenía, cigarrillos era lo único que tenía y el eterno reproche en mi mente si no fuera tan imbécil, si tan sólo pudiera ser normal y disfrutar de lo que los demás disfrutan, si tan sólo pudiera hablar y ser yo el que le regala sonrisas. Esa fue mi noche. Mi madrugada fue ver como me ignoraban, ver como no era más que alguien que ocupaba un puesto entre cuerpos exhaustos por el baile y en algunos casos por el sexo.

Uno a uno comencé a hacer sonar mis dedos, luego comencé a jugar con mis manos, preso de la ansiedad me rascaba y movía los dedos sin parar, en la pierna, en el aire, no importaba que hiciera no podía evitar sentirme ansioso e incómodo, el frío era casi una tortura, mi cuerpo tiritaba descontrolado, sólo dos cosas pasaban por mi mente, una seguía a la otra siempre, “Mataría por una abrazo suyo” “¿Por qué soy tan imbécil, si tan sólo rompiese el silencio?” luego de eso un cigarrillo buscaba alivianar mi pena y me llevaba a un estado reflexivo, ajeno a las charlas banales sobre el sexo que me rodeaban. Es un hecho que nunca podre encajar, me repetía, es un hecho que no soy normal, que mi lugar siempre es unas cuantas copas de vino y una buena charla entre amigos íntimos, que el baile se me hace difícil, y pocas veces necesario, es un hecho que mi destino es fallar una y otra vez hasta aburrir, atrapado siempre atrapado, en el tiempo que parece no ser el mío, en el espacio que nunca parece ser mi lugar, en mi aburridor trabajo que ha matado todos mis sueños y en mi propio cuerpo, mi propio ser que me lleva a reprimirme. Se iba el humo, se iban los pensamientos, una mirada furtiva al cuerpo que me incitaba día tras día al pecado, y luego otra vez. “Mataría por un abrazo suyo” frío, frío, penas y tristezas era lo que me hacía sentir esa frase que en un acto de autocompasión y castigo me repetía. “¿Por qué soy tan imbécil, si tan sólo rompiese el silencio?” reproche y odio por ser quien soy. Y entonces en un acto de valentía tome mi poca dignidad y sin decir adiós me marche con su rostro, sus curvas y los besos que no le di en mi mente.

Mi cama tan fría y vacía sólo avivaba mis recuerdos, mis errores, mis miedos, mi odio hacía mí mismo, y en un intento desesperado para dormir comencé a rezar. “Ángel de la guarda mi dulce compañía no me desampares ni de noche ni de día” “Padre nuestro que estas en los cielos…” “Dios te salve María llena eres de gracia…” Amen, cada oración la repetí tres veces, no porque tuviese fe, más bien porque quise aburrir mi cerebro para que mi cuerpo cansado pudiera descansar y entonces paso, sin que me diera cuenta, no sé cómo, tampoco sé por qué, sólo sé que desperté y su cuerpo ensangrentado yacía sobre mi regazo, muerta, y aun muerta ella era linda, ese día me di cuenta que por azar o por genética era un vampiro y desde entonces voy a las fiestas, enamoro a una chica y la mato en las noches de bacanales desmesurados, hoy me enamore de ti…