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En Crécy 1346

Tema en 'Fantásticos, C. Ficción, terror, aventura, intriga' comenzado por Tancredo Infortunado, 17 de Mayo de 2009. Respuestas: 0 | Visitas: 1221

  1. Tancredo Infortunado

    Tancredo Infortunado Poeta recién llegado

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    16 de Mayo de 2009
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    ---Bien saben que yo caí muerto en Crésy, bajo las órdenes de nuestro rey Felipe VI… pero después de eso tengo muy pocos detalles…--- el individuo se quito el guantelete de la mano derecha y la paso por su barbado rostro, su ojos azules expresaban consternación--- se los digo en verdad. Yo vi cuando una flecha me clavo el muslo a la silla del caballo y otra mas entro por encima de la gola de mi armadura; el mero hecho de que esté hablando ahora con ustedes es algo que ni yo mimo entiendo…
    Permaneció callado un momento, muy pensativo, sus acompañantes lo veían con desconfianza y algunos hasta con terror. Uno de ellos se adelanto y se sentó en la tierra frente a él:
    --- ¿Que es lo que sintió después, General Jean?—pregunto.
    --- ¿Después?
    ---Si después de que cayeras muerto.
    ---No sentí la caída, mi caballo también sucumbió por las flechas Inglesas, pero si recuero como agonizaba sobre el campo, mí pierna derecha me dolía mucho y mientras arrojaba sangre por la boca trataba de concentrarme en unas ultimas plegarias para nuestro señor Jesucristo… pero sólo veía el cielo nublado y escuchaba los araditos de los soldados en el fragor de la lucha hasta que mis ojos por fin se cerraron, ya no supe más de mí.
    Arrugo su pálida frente y retiró los mechones ondulados de su cabellera oscura que se cruzaban por su cara.
    ---Por un largo tiempo—continuo--, porque cuando abrí de nuevo los ojos me sentía aliviado del todo, y aun más, creo que soy mas fuerte ahora, pero de cualquier manera no podía moverme y vi como lentamente se retiraba de mí una sombra por el campo de batalla. El sol tenia pocas horas oculto tras las montañas, la oscuridad comenzaba ha espesarse, escuché a lo lejos los gritos de los Ingleses que aun no abandonaban el campo, luego me asustó lo claro que podía escuchar las suplicas que hacían algunos caballeros franceses implorando por sus vidas. Casi todos fueron acecinados---meneo la cabeza---.No puedo olvidar la gran sed que sentía, mí gusto era dulce pero la sed no me dejaba pensar, sentí otro ligero desmayo y luego cuando volví en sí ya podía moverme, por lo que trate de ponerme de pie y caminar, puede hacerlo. Me sorprendió que la flecha que tenía clavada en el pierna y en el pecho ya no estuvieran, y que en su lugar sólo hubiera sangre seca.
    Jean extendió su rostro en un gesto que sorprendió a todos los que lo vieron he hizo ponerle atención a los que sólo lo escuchaban y veían de reojo.
    ---Así sucedió---continuo Jean---, camine hasta aquí, sin quitarme la armadura ni los guanteletes, no estoy muerto, sino todo lo contrario, jamás me había encontrado más fuerte…
    El soldado que tenia en frente él le acerco un baso de vino, Jean lo tomo y lo vio de cercas mientras su mente se sumía en sus pensamientos.
    --- ¡Por nuestro general, que no sucumbió en el campo de batalla!--- grito el soldado.
    --- ¡Por él!—gritaron a un mismo tiempo todos los presentes.
    Pero el general no bebió del baso, algo se lo impedía, un extraño instinto le decía que su cuerpo no lo aceptaría.
    El soldado seguía brindado por el honor de los caídos, mencionando el nombre de los príncipes y barones que habían perecido en la lucha.
    Jean enfocó su mirada con extraña agudeza en todos los presentes y se sorprendió de ver con mucho detalle todos sus rasgos, hasta el fuego de la hoguera le parecía un suceso muy extraño, era como si pudiera ver con otros ojos lo que antes veía de manera tan normal. Era como si sus sentidos se hubieran incrementado, porque no sólo su vista veía más que antes, también su olfato percibía los olores con mayor facilidad, y sus oídos escuchaban con sobrado detalle los sonidos de todo su alrededor. Su mano volvió a tocarse el rostro y sintió cada uno de los cabellazos de su barba, sedosa, poco crecida y bien cuidada.
    Levanto la vista y vio acercarse a él a un soldado, y dijo para todos:
    ---El capitán ordena que sigamos adelante, los enemigos podrían seguirnos y por la noche seriamos vulnerables.
    Todos se pusieron en pie y los que estaban ya de pie apagaron todas las hogueras. Los ojos de Jean veían muy bien en la completa oscuridad y no necesitaba antorcha alguna, comenzó a avanzar, tratando de descubrir en que se había convertido, dudaba de su condición de humano a la vez que sentía una sed casi irresistible, profesando repulsión por todas las bebidas mundanas. ¿Qué era? ¿En que se había convertido?
    [SIZE=3]Se lo pregunto toda la noche, y antes del amanecer, antes de que la claridad del sol lo atormentará, pudo descubrirlo. [/SIZE]
     
    #1
    Última modificación: 10 de Junio de 2009

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