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En el Carrefour para que coman mis hijos.

Tema en 'Prosa: Filosóficos, existencialistas y/o vitales' comenzado por Kiko Cabanillas, 12 de Abril de 2016. Respuestas: 1 | Visitas: 635

  1. Kiko Cabanillas

    Kiko Cabanillas Poeta asiduo al portal

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    En el Carrefour para que coman mis hijos

    Elvira cogió un carrito sólo llegar, tras depositar en el la moneda de cincuenta céntimos, saludó al segurata y se dispuso a comprar todo lo que le hacía falta.
    Empezó por textil, donde compró calcetines para Eduardo y zapatillas para Fede.
    Luego se dirigió hacia alimentación donde lo primero fue comprar leche entera. Acto seguido adquirió unas gambas congeladas para hacer una paella. Arroz y pollo a continuación.
    Galletas para el desayuno.
    Y para ella un buen Rioja. Pasta fresca y un buen pescado fresco.
    Cuando ya tuvo todo comprado se dirigió a las cajas y...

    ...De nuevo sólo le llegaba para mortadela y pan. Pero había valido la pena la fantasía de la compra efectuada. No hubo leche, ni arroz, ni pollo, ni gambas. Todo había sido un sueño.
    Ya en casa les comunicó la Edu y Fede que en media hora estaría la cena lista.

    El hambre era conocida por sus hijos. Siempre lo mismo y poca cantidad.

    Elvira sufre muchísimo. Y les cocina mucha pasta, patatas y guisos de pollo. La ternera ni la prueban. El chocolate y los pasteles no viven en casa.

    Y los amigos que llevan grandes bocadillos de fiambre o chocolate al cole les dan mucha enviadia.

    Como siempre su amiga Carmen les lleva aceite, azúcar y leche. Con lo cual poco menos que les salva la vida.

    Elvira, cuando no puede más, fantasea en sus escritos con que compra ropa y comida hasta hartarse, pero pronto vuelve a la más cruda realidad.

    Falta de todo: Ropa, comida, gas a veces, cortan el teléfono de vez en cuando. Y ya van tres meses que no puede pagar la comunidad.

    Y excepto Carmen Elvira no tiene amigas, pues parece que las dificultades económicas las espantan.

    Edu no trae amigos a su casa porque tiene vergüenza de la escasez que se respira en el ambiente familiar. Y si se dan cuenta...

    Todos sus amigos tienen más dinero que él. O eso cree.

    Y no quiere ser el niño pobre de la pandilla.

    Presumen de los escalestrix y de los madelman. Y Edu miente: También tiene muchos, para no quedarse excluído del grupo.

    El principal problema económico lo tienen con el pago de las mensualidades del colegio ya que aunque Edu va a un colegio público, Fede asiste a un colegio privado de alumnos con Síndrome de Down. Y Edu no siempre consigue los libros prestados y hay que comprarlos.

    Con lo cual el presupuesto familiar a principios de curso está en la cuerda floja.

    Fede es un niño feliz, pues no se da cuenta de la escasez por la que atraviesa su familia. Y además es un niño muy empático y se conforma con poco. Con muy poco. El problema que causa Fede es que su madre sufre al no poder darle todo lo que le gustaría. Pero su amiga Carmen le repite una y mil veces que Fede es un niño felíz y que nada le falta: Afecto, amigos, comida...

    Al principio Fede iba a un colegio con integración de niños con minusvalía, pero pronto descubrieron que carecía de la atención necesaria y de que no hacía sino molestar a sus compañeros, por lo cual los profesores le tenían en el pasillo para que no molestase al resto de la clase.

    -1-



    Parecía algo increíble que en una ciudad como A Coruña no se desarrollase el modelo educativo de la integración. Basado en el hecho de que los minusválidos aprenden por imitación de los demás niños. Y éstos pueden desarrollar la humanizadora experiencia de convivir con niños con discapacidad.

    Pero Edu padre se desvivía por Fede. Le llevaba a darpaseos por el paseo marítimo y le compraba helados continuamente. Además le daba besos con lengua, lo cual ciertamente incomodaba a Elvira. Pero para Edu padre su hijo era un ser muy especial. Y no lo cambiaba por otro por muy inteligente que fuera. Era Fede, su Fede.

    A Edu le gustaba llevar a su hijo Fede a casa de su padre, que vivía en Santiago, en una hermosa casa tradicional. Con perros, de los cuales Fede disfrutaba inmensamente. Además, cosa curiosa, el mastín Ros lo cuidaba con especial cuidado, como dándose perfecta cuenta de su incapacidad.

    Y Edu era para su padre un niño que tenía la responsabilidad de cuidar a su hermano el resto de su vida, pues le iba a necesitar muchísimo. Y eso también había que educarlo. Hasta que la muerte puso fin a todas las teorías educativas de vanguardia de Edu, quien ahora tuvo que luchar por permanecer con vida un día más.



    Llegada la hora de la cena Elvira puso una hermosa mesa, con mantelitos individuales y agua para beber -¡Quien pudiera darles leche-. Y les comunicó a Edu y Fede que la cena estaba lista.

    “Otra vez mortadela”, se quejó Edu.
    Y es que desde que había fallecido Edu padre ya no había ingresos en casa.

    Sólo una pequeña ayuda por la minusvalía de Fede y el paro que ya se había agotado.
    Además de las ocasionales ayudas de Carmen.
    Amiga sin igual, que llevaba a los niños al parque los domingos mientras Elvira se dedicaba a escribir, Carmen también le daba dinero a su amiga ocasionalmente.
    Hoy sería un relato sobre la compra en Carreffour.

    Edu luchó como un valiente contra el cáncer.

    Pero de sopetón desapareció del hogar el manitas que todo lo arreglaba. Cuando volvía del taller de automóviles en el que se pasaba todo el día trabajando.

    En el hogar trabajaba en todo: Cocina, fontanería, pintar...

    Eran famosos sus platos de pasta fresca, que cocinaba al tiempo que escuchaba jazz en la rádio.

    Padre atento y afectuoso que llevaba a sus hijos al paseo de los gatos, así como al paseo marítimo, que recorría en toda su extensión.

    Asimismo, Edu amaba la literatura, especialmente la Promoción Poética de los Cincuenta y la Generación del 27.

    Por lo cual quería trasmitir a sus hijos esta aficción. Lo cual hacía comprándoles comics de Joyas Juveniles Ilustradas y a su hijo Edu libros de narrativa adecuados para su edad: Julio Verne, Emilio Salgari...

    Edu tenía amigos en el barrio, con los cuales iba a tomar el vermú los domingos.

    También jugaba a la petanca con vecinos en el parque.

    Pero su mejor amigo era Fredo: Escritor muerto de hambre, cuya conversación agradaba a Edu sobremanera.

    Otra de las aficiones de Edu era salir de paseo con su perro: Un Esnaucer enano que a su muerte acabaría en la perrera municipal. -2-

    Edu sufrió sobremanera por el desastre de la integración escolar de Fede. Pues deseab mucho que su hijo no se viera recluido en uno de esos colegios especiales en los cuales aislan a los minusválidos como si fuesen unos apestados.

    Fede asistiría pues a un colegio de pago (concertado) en el cual por imitación de sus compañeros adquiriría innumerables disfunciones y gestos. Pero bueno, los profesionales del cole eran muy buenos. Fede iba al cole encantado.

    El problema surgió cuando Fede falleció, pues los ahorros del pater familia duraron poco y Elvira había agotado el paro, tras trabajar en una librería durante cinco años. Tuvo que dejar el trabajo al verse necesitada por Fede. Además el trabajo de Edu estaba muy bien pagado.

    El grifo se cerró de golpe y los gastos continuaron al nivel anterior.

    Era ahora fundamental la ayuda de Carmen, pues no sólo era económica sino que también era emocional y afectiva.

    Además le facilitaba tiempo a Elvira para escribir y participar en numerosos concursos literarios.

    El último libro de Elvira era de una maestra en educación especial, que no era sino su propia persona.

    Nuestra adorada profesora era inmensamente querida por sus alumnos y estaba siempre al tanto de las novedades educativas.

    El relato le surgió de manera automática, al contar con la experiencia de tener un hijo discapacitado.

    Pues bien, en su narración el protagonista -su hijo- se enamoraba de una niña con Síndrome de Down, y con el apoyo de los padres decidían casarse.

    Innumerables fueron los problemas que tuvo la nueva pareja, que residía con Elvira. Pero con el amor que todo lo puede la pareja se normalizó y vivieron una vida plena dentro de sus limitadas posibilidades.

    El libro de Elvira no era sino una plegaria en la que pedía a aquellos que hubiere en el más allá que permitiesen a su hijo gozar en grado sumo de todas las posibilidades que pudiera tener.

    Edu hijo estuvo más de una semana sin hablar a su madre cuando ésta decidió llevar al perro a la perrera municipal, pero acabó comprendiendo que sin los cuidados de su padre no tenía mucho sentido la permanencia del cahorro.

    Elvira trataba apasionadamente de que Edu siguiese practicando el deporte, en lo cual había insistido siempre su padre.

    Judo, Natación, Rugby....

    Todo ello era practicado por Edu hijo, ya sin los provechosos comentarios de su padre.

    Y el que más le gustaba al benjamín era el rugby: Claramente por los terceros tiempos en los que los dos equipos bebían litros de cerveza según comentaban las jugadas.

    Y es que Edu padre había jugado al rugby en un equipo de primera universitaria, aunque careciese de estudios. Pues era tal su aficción que lo llamaban sin falta para que jugase de tercera.

    El hijo seguía los pasos de su padre. Y ya a los dieciseis años jugaba casi todos los domingos en su ciudad: A Coruña, donde había una gran afición a este deporte.

    Un problema que tenía Edu es que había comenzado a beber desde el fallecimiento de su padre. Pero...Sería algo temporal, según aseguraba el jóven.

    A todo esto Edu estudiaba para arquitecto, cumpliendo el sueño de su padre, quien tuvo que trabajar como un mulo toda su vida.

    -3-
    Y la situación se complicó terriblemente cuando Elvira sufrió una terrible depresión.

    Los psiquiatras la atiborraron a pastillas. Y no eran capaces deapreciar que el problema de Elvira era de carácter espiritual.

    La muerte se acercó a su vida en tal grado que no sabía si era ella o su marido quien había muerto.

    Además tenía la responsabilidad de sus hijos, uno de ellos discapaz.

    Fue su amiga Carmen quien le indicó que debía acudir a un psiquiatra, al apreciar las serias dificultades anímicas por las que pasaba su amiga.

    Antidepresivos y pastillas para dormir.

    Pero su estado de ánimo no mejoraba y estaba como sonada.

    Así es que por su cuenta y riesgo decidió dejar la medicación, que no era sino una muleta.

    En lo que si acertó Carmen fue en su insistencia de que acudiera a los bailes de salón con ella.

    Pues si bien al principio no tenía ánimos de bailar, pronto lo hizo y destacó. De tal modo que todos querían a Elvira de pareja.

    Los bailes de salón le permitieron además conocer a muchas personas, entre los que estaba

    Edelmiro, quien acabaría siendo una persona importante en su vida.

    Tenía en común con ella el haber perdido a su pareja: En su caso de un accidente automovilístico. Y pronto empezaron a compartir dolor. Que si se reparte pesa la mitad.

    Y así, casi sin darse cuenta se convirtieron en pareja.

    Tras el primer intento desastroso, acabarían teniendo relaciones sexuales en casa de Edelmiro, quien además la aficionó a practicar el golf, que le reportaría a Elvira grandes momentos.

    Al principio el jóven Edu reaccionó muy violento a la nueva pareja de su madre, pero pronto comprendió que a ella le llenaba la vida.

    Así fue como Edelmiro se convirtió en un nuevo padre para el jóven Edu, quien acabó queriéndolo mucho, si bien el amor por su fallecido padre era inigualable.

    Edu pronto se uniría al golf. Y disfrutaría de los paseos por el verde muchísimo.

    Ya estaba preparando su proyecto de fin de carrera. Pues estaba en quinto.

    Y el trabajo consistía en la casa que le construiría a su madre. Y ahora a Edelmiro.

    La nueva pareja de Elvira era un señor de muy buena familia, por lo que ayudaba siempre que se lo permitía a Elvira y sus bástagos.

    Edelmiro le insistió a Elvira en que debía de retomar sus bailes de salón e incluso se comprometió a acompañarla.

    Fueron pues a bailar todos los domingos y Elvira fue tal la destreza que adquirió que pronto fue contratada de profesora.

    Tendría pues un nuevo ingreso económico en algo que no hacía sino reportarle grandes satisfacciones.

    Y Edelmiro tenía el alma pletórica al comprobar cómo lo que comenzó siendo un pasatiempos acabó siendo un modus vivendi.

    Y sería por aquél entonces cuando Elvira conoció a Andrés, toxicómano amigo de su hijo Edu.

    En un principio no le hizo mucha gracia que su hijo anduviese con alguien tan problemático.

    -4-

    Pero una vez conoció a Andrés todo varió. Necesitaba ayuda. Mucha ayuda. Y su hijo se la facilitaba.

    Al principio todo fueron problemas pues el vicio le llevaba a robar constantemente. Incluso en casa de Edu. Pero llegó el día en el que ayudado por su nuevo amigo dejó de un día para otro el caballo, ayudado por Reto y la metadona.

    Tenía antecedentes policiales, por sus múltiples robos. Pero pronto comprendió que debía labrarse una nueva vida, lejos de su padre alcohólico y de su madre prostituta.

    “Si estuviera mi padre vivo seguro que te ayudaba un montón...”, decía Edu.

    Tan bien seguían Elvira y su nueva pareja, Edelmiro, que decidieron casarse por lo civil.

    Fue una boda modesta, pero no faltó de nada.

    Los amigos del marido destacaban por sus elegantes trajes y por sus lujosos coches.

    Sin duda alguna Elvira no volvería a pasar estrecheces.

    Y la memoria de Edu padre estaría presente y alegre de que su mujer hubiese rehecho su vida con tanto éxito.

    Fueron de viaje de novios a Santo Domingo. Y Edu se quedó con Fede sin problema alguno.

    Ya había terminado la carrera y Edelmiro le montó un estudio en Los Rosales de A Coruña.

    Pronto comenzaría a ganar mucho dinero pues tenía las habilidades de su padre, potenciadas por los estudios de los que éste carecía.

    Por aquél entonces Andrés fallecía por sobredosis en el Portiño coruñés.

    Fué un duro golpe para Edu e incluso para su madre.

    Pero es que estaba claro que la heroína no tiene finales felices.

    En el entierro de Andrés Edu conoció a Ana, de quien se enamoraría de inmediato con gran intensidad. Ésta le respondió. Y en dos semanas la socióloga y el arquitecto era pareja de hecho. Legalmente.

    Lo que comenzó como un drama: La muerte de Andrés acabaría como un maravilloso romance. Y tanto Edelmiro como Elvira se sentirían en extremo felices con la nueva pareja, que iba todos los domingos a comer el arroz de la madre-esposa.

    Pero todo varió un buen día, en que decidieron por medio de Ana. Y soportado económicamente por Edelmiro. Montar una ONG. Ecos do Sur, en el que trabajarían mayoritariamente con inmigrantes.

    Edu se limitó a ser profesor de español para inmigrantes. Y sobretodo Ana llevaría el peso de la organización. Lograron integrar a docenas de inmigrantes, que consiguieron con su ayuda regularizar su situación e incluso algunos lograban trabajo y acababan trayendo a sus respectivas familias de su país de origen.

    También Elvira trabajó de profesora en la citada organización.

    Y los domingos siempre había algún inmigrante invitado al famoso arroz de Elvira, quien había recobrado el ánimo que tanto le faltó desde la muerte de su marido.

    Asimismo, alumnos africanos de Elvira les cocinaron un día “Cachupa Cavoverdiana”, un tradicional plato elaborado con feillons (semejante a la judia).

    Plato que a no ser que viajes a África es imposible de conocer.

    Y fueron, en resumidas cuentas, una familia féliz y muy muy unida.

    Morirían algunos, vendrían nuevos niños, depresiones, alegrías...Pero aquí me detengo con el objeto de lograr un final féliz. -5-

    Y es que congelo este momento para asegurarme de que los personajes de mi relato tienen mucho que agradecerme.

    Les di vida. Les di problemas con soluciones. Y ellos me dieron todo lo demás.

    Edelmiro, por las Navidades del 2017, le regaló a Edu su antiguo perro, que había rescatado de la perrera municipal.
     
    #1
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  2. Eratalia

    Eratalia Con rimas y a lo loco

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    Interesante de principio a fin. Y mira que es largo, pero no me he saltado ni una coma.
    Saludos cordiales.
     
    #2

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