En la noche

EN LA NOCHE(cuentito)

No debía haber hecho ni frío ni calor o yo lo habría sentido; y nada asocio con el recuerdo de temperatura.
La tormenta que se había prolongado durante la noche era de las mas impresionantes de las que yo tenga memoria.
Todo ocurría en la intemperie de la Pampa, en un camino vecinal en pleno campo. El automóvil se paró de pronto sin que supiera la causa. Hasta ahora no se había producido nada que pudiera suponerse como el origen del incidente mecánico.
Simplemente el motor dejó de funcionar, se paró, y no volvió a arrancar.
Entonces tuve plena conciencia de la inmensidad del paisaje sin nada que quebrara la monotonía del interminable horizonte.
Sentí el silencio en toda su grandeza con la impenetrable oscuridad del ambiente bajo la negra esfera del cielo.
Jamás me había sentido tan solo y desamparado. La impotencia era desesperante porque un ánimo no racional decidía mi estado de conciencia.
Aparte de la terrible tormenta que sacudía la noche, nada anormal ocurría objetivamente para que yo cayera en el desasosiego en que me sumergía.
Algo intuitivo y muy profundo me decía que una cosa terrible iba a suceder esa noche; algo que no podía definir como se define una cosa tangible pero que estaba en el ambiente, estaba en los pliegues de la noche.
Era algo inasible para poder narrarlo pero era mortalmente peligroso e inminente.
La lluvia era de tal intensidad que se la podía remedar con la continua precipitación de baldazos, y a la natural oscuridad la imaginaba mi mente como algo extraño y temible; mi mente la convertía en el escenario de un antro de fantasías y misterios.
Cada vez mas nervioso y asustado, me sentía mas pequeño ante la oscura grandeza y a la normalidad mi fantasioso pensamiento, poco juicioso, y ya perturbado, la transformaba en algo amenazador.
En la negrura, comencé a vislumbrar rarisimos fenómenos en derredor mio.
Extraños ruidos de naturaleza desconocida y luces de diversos colores llamaban mi atención de distintos lugares de la noche y de distancias indeterminadas.
Era como si de pronto esa soledad estuviera poblada de mensajes misteriosos para observar y descubrir.
Quedé estupefacto y paralizado cuando por el camino donde estaba aislado con mi auto vi venir dos figuras avanzando hacia mi.
En los pocos momentos que la claridad del relámpago me lo pèrmitia pude observar sus expresiones pálidas, insensibles e inexpresivas.
Todo el tiempo que duró el escrutinio sobre mi, de los inclasificables seres, así también permaneció mi alarido de terror como una puñalada en el silencio de la noche.
Cosa que aparte de sonar extraña, era verdad.
Y no me explico esa sensibilidad mía, tan a flor de piel.
No puedo explicarme ahora porque reaccionaba con ese terror tan primitivo.
En respuesta, como si fuera un eco siniestro, recibí una lúgubre carcajada tan espantosa que al momento perdí mi continencia fecal y ya no tuve ni el mas mínimo control sobre mis nervios y sobre la situación. Si es que alguna vez lo había tenido.
Estaba parado al lado del coche, embarrado, empapado y aterrorizado y escuchaba gritos horrorosos de dolor, de terror y de sobresalto.
Veía luces que se acercaban y se alejaban y lo último que recuerdo es haber entrado al automóvil en un gesto instintivo de protección ante los sucesos que no entendía y me asustaban y alarmaban de tan terrible manera.
Cuando el buen Sol de la mañana me produjo una sensación de normalidad y cordura, me encontré con un nutrido grupo de gente a mi alrededor; los médicos me preguntaban y otro tanto hacían policías, periodistas y vecinos curiosos y preocupados.
A medida que las horas iban transcurriendo me fui enterando de las cosas que habían sucedido durante la noche hasta el amanecer.
Animales manipulados, personas para experimentos en las mas inverosímiles situaciones, apagones sin explicación, incendios sin causa y los mas increíbles "accidentes".
Al otro día me dieron el alta.
Pero nunca tuve explicación de los sucesos que viví tan intensamente.
Queda para mi como un misterio todo lo ocurrido durante esa noche de tormenta tan grandiosa y bellísima en la inmensidad la Pampa.

..................................................................................