En la profundidad

Me ahogo buscando la felicidad que crece en el fondo del lago
Salgo y respiro, vuelvo a bucear, encuentro, descarto y prosigo.
Repeticiones en una vida. Una y otra vez salía encontrando lo no deseado.
Desistí y me eche en la orilla para ver anochecer. Contemple el mundo, miré las estrellas y esperé.

Un día pasó una estrella fugaz, y me quedé anonadado, pues no había visto cosa igual.
Me quedé pensando que podría ser eso. Al día siguiente volví a mirar al cielo. Y no apareció, pero no cesaba de pensar que solo era cuestión de esperar. Pasaron los días y caí en la desesperanza del olvido. Quien me iba a decir a mí que una tarde aparecería mientras otros asuntos me a tañaban. Eran eso breves instantes en los que la duda me acosaba con preguntas que no admitían respuesta alguna. Repetición de actos para la confirmación de la negativa.

Volví a mis quehaceres para la prolongación de mi rutina.

La capacidad de memoria no se veía afectada y cada día le dedicaba al cielo un poco de mi tiempo. Hasta que un día se me ocurrió que el dialogo sería lo mejor. Cerré los ojos me relajé y empecé a conversar con la estrella fugaz. Cada día de negociación la veía pasar, con menos frecuencia, pero no cansándose, pero no quitando tiempo, esperando, observando.

Añoré el fondo y volví a sumergirme, encontré un pez de colores que servía en un bar a pulpos que buscaban sin cesar a alguien con quien estar. Y aunque a mí me llamara la atención la exposición, no dejaba de pensar en el cielo invernal que una vez me deleito con una estrella fugaz. Ahora salado el lago se convirtió en mar, aumentando la variedad. Qué puedo esperar, si entre más tiempo dediqué a la bóveda celeste más seres aparecieron para verlos pasar con aire terrestre. Será por peces en el mar, pero yo no quiero anfibios, yo quiero un lucero que me lleve a pasear por los astros del cosmos, que tenga paciencia en enseñarme lo que para ella es normal y para mí un paraíso sin igual. Quizás no lo merezca, o quizás esté equivocado, lo único que se, es que nunca olvidaré aquellos días, cuando te encontré y decidí no volverte a perder y aun con empeño te fuiste para no volver.