En lo más alto de este profundo infierno.

Soy un cínico por permanecer en las memorias de aquellos que un día cruzaron una mirada con este ser ausente, a veces las cumbres no siempre te hacen divisar lo amplio que es la naturaleza y lo pequeño que es el tiempo. Subí hasta lo más alto, para qué? Para no ver absolutamente nada, no veo ni el vacío en el viento, no siento el aire frío soplar sobre mi piel; siento es un cálido y ardiente fuego que hace brasas en mi piel. No sé qué decir, estoy en lo más alto pero me siento en lo más profundo de la tierra, donde huele a azufre fresco y los llantos son coros diarios, rutinarios y agobiantes. Maldito infierno que la cumbre de mis sueños entras, déjame ir, déjame partir, déjame abrir las alas que construí mientras subía a esta porquería donde estoy en pie en estos momentos, déjame expandir las alas blancas que siempre he llevado conmigo en mis bolsillos, déjame morder las nubes blancas y dejar de arder mis ojos cafés en esta energúmena soledad.