En los mundos de Riuterman. Capitulo 3.

Los lugares de Ramsas el simio egipcio, donde los claveles de Rinfidor que eral gran comandante de los lugares de las altas esferas de las mañanas desnudas y sin palabras, que harían la invasión en los mundos de Riuterman, y así como llegarían las alarmas de las enseñanzas que descosían los tiempos y hacían a los relámpagos, como crueldades, que se venían a las orillas malignas, pues de estas hasta la palabra que iba sumidas a los destrozos de los monumentos, se volverían castillos las tumbas de los momentos y de allí al olor de las batallas, en donde el pueblo de Sumanalia se increpaba por cada orden, que lucían sus espinas ante los terremotos que desajustaban los ritos de Olcrador. Los misiles de las antiguas artes del horror, y de los momentos antepasados de las guerras que quitaban el valor a las murallas sagradas, además de pertenecer a los orígenes malditos, que no tenían invocaciones espirituales, y se desunían ante los rayos hiper activados, entre las grandes puntuaciones de Rinfidor que solía mantener conversaciones y las exageraba en sus locuras, y pertenecían a los altos cargos de los gobiernos guerrilleros, que usaban la ansiedad capitaneada por los fuegos de Ramsas, que era el simio egipcio, pues el invocaba a la palabra muerte y sabía conducir y perseguir a las montañas entre los túneles intranquilos, que se archivaban como demonios a sus cuernos, y así hasta implantar verdaderas constancias de los crímenes de los violentos acercamientos, que no desinteresaban a las tribus de Plumas Valeirs, que llevaban a los territorios las sacrificaciones que no podían despuntar hasta el mismísimo suicidio del alma. Los destrozos, la poca convivencia de las aldeas, los mares sin espuma, los paisajes sin nada que poder llevar a su naturaleza, y demás carroñería sin sanidad, que solo estampaban los destrozos para hacer desaparecer a la humanidad, y así salían los trucos hacía la contaminante verdad, que dejaría de pertenecer a las orillas del fuego sagrado, que tanto esperaba contribuir a limpiar el mal en los mundos de Riuterman.