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En redacción.

Tema en 'Relatos extensos (novelas...)' comenzado por Mateo Dm, 25 de Octubre de 2017. Respuestas: 0 | Visitas: 712

  1. Mateo Dm

    Mateo Dm Poeta recién llegado

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    10 de Febrero de 2015
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    Hombre
    Presentación.

    Este sentimiento de culpa, esta habitación en ruinas, este chico con ganas de escribir y de leer.

    Hablo desde un momento al que me gusta llamar "Presentación" es glorioso y con sabor a nuevo... Son 43 los aires que me llevan a escribir en esta noche.
    Ya no vuelo, ya no bailo, ya ni siquiera estoy en "Guerra".

    La paz es victoria.

    Militiae species amor est. El amor es un tipo de guerra.

    Una idea fanática, fiel, propensa a ser como es desde aquel tiempo del que hablo, el momento en que todo empezó. Me veo en el después...

    Nos acompañaban algunos devotos, fieles a creencias que ya puedo respetar.
    Y daba el sermón el sacerdote... Era la misa de las 9 de la mañana, yo no sé en donde me había perdido, pero esa mañana no prestaba atención.

    Juntos nadie nos había visto nunca... Juntos nunca habíamos estado.

    Estaba aún más atrás de ese momento, estaba en la mañana y en el camino que me había llevado ahí.

    Después de todo el tiempo que ha pasado, las personas, los anhelos y las horas... Yo puedo rememorar la primera vez que la vi.

    Su cabeza tan desalineada... Eso fue lo primero que vi, mi mirada cruzada a la suya por un segundo que me pareció eterno, su forma de caminar... Enserio, debí quedarme en ese momento más de la mitad de mi vida.
    Su mirada, es más que lo que ahora tengo conmigo... juro por mi madre que me puedo llevar a la tumba esa calma que obtuve al verla.

    Desvanecí en el día más arraigado que ahora tengo en mi memoria.
    Sin habla, con la historia en la que más tiempo, en la que más he formado parte.
    Ya llevo más de un cuarto de dos décadas aquí.
    Recuerdo estar casual, contento de traer una segunda playera en mi mochila.

    Me perdí... Anote que tenía que hablarle.
    Lo anote, tan solo para mí.

    Nos acompañaban algunos devotos, fieles a creencias que ya puedo respetar.
    Soy un hombre, entre muchacho y joven fiel a mis sugerencias por siempre.
    Ni en un bosque me volveré a encontrar como aquel día... ni hoy puedo encontrarme como aquel día.

    Aceptación.

    ¿Cuantas veces aceptamos hacer cosas a las que no estábamos acostumbrados?
    ¿Acaso el primer momento fue aquel en el que la viste por primera vez o cuando se empezaron a conocer?
    ¿Cuándo descubriste que te gustaba... que no perdieras un solo momento y le pides que ande contigo a pesar de que sea efímero?
    ¿Cuándo te tomo de la mano y contigo se echó a correr?
    No te dijo nada... al menos pasaron 32 minutos en los que sentías que te morías de las ganas de saber ¿Qué pasaría?

    Sientes que el vómito se te viene encima, que las ideas te dan vueltas, que no sabrás que hacer si asiente a no estar contigo... Y entonces en medio de una atracción en el parque de Chapultepec le preguntas de nuevo:
    ¿Qué piensas?
    Ella te responde:
    Yo creo que si le echamos ganas...

    Después... Recuerdas ¿Qué paso después?

    Tu señora madre te esperaba afuera y estaba molesta de que te perdieras todo el día con una chica que acababas de conocer.

    Aceptamos:
    Besar a alguien que poco antes de ese tiempo conocíamos.
    Ir a citas, ser la mitad de una pareja, salir, divertirte, reír, abrir paso a tus ideas y contar cosas sobre tu vida.

    Se vienen las preguntas:

    ¿Cuándo nos veremos?
    ¿Cómo estás?
    ¿A qué hora llegas?
    ¿Quieres un helado?
    ¿Qué harás por la tarde?
    ¿Quieres ir a correr?
    ¿Has escuchado sobre esto?

    Es una gran explosión, comienza una carrera... no sabías entonces, ¿Qué seria todo lo que pasaría?

    ...

    Son oraciones el uno al otro:

    Yo sé que han pasado dos semanas.
    Esto nos hará fuertes.
    Ven aquí.
    Te presento a...
    Vamos a dar una vuelta.
    Te quiero... Te amo.


    Los mundos solo siguen juntándose, esta colisión delirante, el intercambio de ideas, besos, abrazos, saliva y momentos. Tu relación comienza a tener lo que parecen bases sólidas. Comienzas a sentirte enamorado. Todo es genial, realmente es como se ha descrito todo el amor de todas aquellas vidas. Como lo han reseñado tantos escritores, como lo ves en tantas películas, en leyendas, canciones, obras.

    En algún ataque de esas bellas emociones.
    Le dices:
    Descubrí que tú eres el amor de mi vida.

    ...

    Eres presentado:
    Mira papá él es mi novio.

    No sabes como sucedió.

    ...

    Ella te proclama que los fantasmas del pasado han llegado.
    Reclama:
    No quiero dejarlo.

    Explicaciones a los demás:
    Eso no es posible por...
    Lo siento.

    No quiero que sea así, llega otoño... No tardo, el tiempo ha pasado tan rápido, están tan juntos... pero aún son jóvenes, lo suficiente como para no poder tomar decisiones por si solos.

    Yo me he preguntado ¿Cómo es que las parejas terminan?
    Eso ni siquiera parece lógico.

    Se va, todo se va.

    Proclamación y nuevas etapas.

    El sábado por la mañana fuiste a su casa, su madre salió detrás de ella... Casi te suplicaba con la mirada que te retiraras; necio, aferrado dices unas cuantas cosas y hieres las emociones de su madre...

    ¿Cómo ibas a saber del pasado entre tus padres y los suyos? ¿La cantidad de veces que los caminos de nuestras familias se habían bifurcado? ¿Por qué tú y ella debían pagar precios que parecían tan ajenos?

    Había tantas preguntas, tan pocas respuestas...

    De la manera más sincera le preguntas:

    Entonces... ¿de verdad se acabó?

    Ella te mira y clava una mirada en tu cabeza, estaba tan llena de incertidumbre...

    No te dice nada, niega, no sabe o no tiene nada para decirte y entra a su casa tras el grito de su progenitor.

    ...

    Pasas el fin de semana en la casa de tu padre, vacío, con la cabeza en otro lugar.

    Te preguntas:

    ¿Debería luchar por ella?

    ¿Debería rendirme?

    Entre tantas dudas te viajas y te pierdes entre las atracciones de la feria todo el fin de semana.

    El día domingo a las 9 de la noche te manda un SMS.

    Te proclama: Podemos ser amigos.

    Una noche antes de que termine la feria de tu pueblo, justo antes de que las fanfarrias, los juegos mecánicos, las golosinas, los puestos y los peregrinos se retiren, antes de que suceda el ultimo baile de ese año y llegue la escuela junto al fin de las vacaciones de verano, tú... Tú decides aceptar ser su amigo, vas a su casa por la mañana, en la entrada de su casa le dejas un regalo sin que nadie te vea, acompañas el presente de un escrito, le envías un texto al móvil, en el, pides que salga de su casa y te paras en una de las esquinas de la calle de las ilusiones a esperar... en esa corta distancia sumido en tu escondite esperas por ver el gesto que esbozara. Te responde, proclama: Gracias...

    Hace una promesa...


    ¿Cuánto crees que las promesas pueden durar?


    A unos cuantos días te sientes deprimido, a unos cuantos días ya extrañas su olor a mañana, aquel que obtenías cuando iban temprano iban a correr... Aquel que estaba impregnado en su sudadera; hasta la fecha si alguien me pregunta ¿Cuál es tu aroma favorito? Yo solo digo... El olor de su mañana.

    Esa es una de mis respuestas más fieles.


    El día jueves le envías un SMS... no han pasado ni 5 minutos cuanto te sumes en tu desesperación... Quieres odiar el momento en que la conociste y simplemente no puedes, esperas su mensaje solo para responder secamente, como si no te importara, claro que te importa, así que envías otro mensaje y simplemente te dejas caer...

    ...

    Ella responde dos horas más tarde

    Te proclama: Lo siento, me había quedado sin saldo en el móvil.


    Despiertas en alegatos y le pides que ya no sean amigos, despiertas en una estúpida ira... Una ira que se apacigua cuando ella te pide que el siguiente lunes vayan por un helado.

    Te calmas y le escribes: Vamos por un helado.


    Los días se recorren, practicaste tu sonrisa falsa para cuando la tengas que ver, practicaste tus diálogos, e incluso memorizaste los temas que le dirías, las ideas te recorren, así es como se siente ser un chico enamorado y como las ideas buenas vienen... también llegan las que te decepcionan, te abren los ojos y te hacen saber algo.

    ¿A quién iras a ver? Pronto te das cuenta de que nada de eso valdrá la pena... al fin y al cabo en verdad te preguntas ¿A quién iras a ver?

    A una nueva amiga.

    ¿Qué sabes tú de la amistad?

    Ella es una chica a la que ya has besado.

    ¿Qué sabes tú de una chica por la cual te despojaste de costumbres?

    Desde el primer día te jugaste el todo por el todo...

    Así que ya lo decidiste... El lunes, no la acompañaras por un helado.

    Me parece que esta etapa como en muchas otras yo era muy exagerado.

    Así que ella te escribe un texto el lunes a las 2 de la tarde, tú ves el mensaje y quedas pálido ante el móvil.

    Porque bueno. Tú ya habías decidido no verla, pero igual ni siquiera te inventas una excusa y tampoco le respondes.


    Ella te llama.

    Te proclama: Entonces ¿Nos veremos?


    El cuerpo se te llena de energía, quieres negarte. Le dices que estas cerca del panteón, a 3 cuadras de la heladería...


    Vamos a vernos.

    Otoño prohibido.

    ...
    Aquí me quedo... a la orilla de cientos de metáforas... a la orilla de la gran idea de lo que puedo ser... y en mis bolsas guardo con confianza un momento más para poder dedicarte otros 5 minutos en nuestro parque preferido y varios instrumentos para pasearme por tu cabeza otras 1,097 horas... no es porque esta sea mi mejor historia, solo es la que más me gusta.

    Porque te quiero.
    ...
    La tarde fue tan sincera, lloraste frente a ella pidiéndole que se fuera, no querías pedirle ya nada, tenías los argumentos atorados en la garganta, los argumentos para pelear por ustedes dos, debías decirle que no te gustaba pasar las horas así, sin ella, sin su beso, sin su abrazo... sin su compañía y ese regodeo suyo a tu alrededor.
    Antes de tan siquiera ir por el helado comenzaste a contarle todo lo que has sentido. Que tus días... Vaya, ahora te das cuenta de que en ese entonces tus ideas estaban llenas de faltas ortografía, eran brutas, carentes de fuerza, de drama, de lírica, de verso...

    Solo era un chico abriendo los sentimientos como venían.
    Con la sentencia de que había cierta estupidez en llorar sobre la acera, enfrente del consultorio de un Psicólogo, mientras las personas pasaban sin que te importara lo que llegasen a decir.
    Así que cuando le pides que se vaya, levantas la mano en señal de "stop" deteniendo el camión que la lleva a su casa, lo detienes y dejas de verla a los ojos, estas decidido a que ya no te mire, también ya te has resignado a la idea verla subir y que se vaya a casa...

    Busca tu mirada y te pide que la veas, el chofer en el camión toca la bocina para apresurarnos, ella mira en esa dirección y niega con la cabeza, el camión se aleja.

    Ella te abraza... y te besa. Lo he declarado un beso muy tierno... El resto...

    Te confiesa que ella se ha sentido de la misma manera, que no le salen las cuentas de la alegría en los días, que no le gusta estar sin ti, que ha tenido varios sueños feos... Que ella había pensado en estar contigo sin que su padre se enterara... Era algo similar a la idea que yo tenía.

    Comienza un amor prohibido... Pero ¿Prohibido para quién?

    ¿Para las ideas de su padre?
    ¿Para ella?
    ¿Para mí?

    No importaba... ¿Cierto?
     
    #1
    Última modificación: 4 de Diciembre de 2017

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