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Encuentro de Bolívar con Manuelita Sáenz y San Martín

Tema en 'Poemas sociopolíticos y humanitarios' comenzado por dilia.calderas, 17 de Octubre de 2009. Respuestas: 0 | Visitas: 2598

  1. dilia.calderas

    dilia.calderas Poeta que considera el portal su segunda casa

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    9 de Diciembre de 2007
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    Cuando, don San Martín entró en ciudad de Lima,
    como expresamos de inmediato le nombraron Protector;
    le recibieron, Manuela Sáenz y Rosita Campuzano,
    que coadyuvaron para la celebración.

    San Martín condecoró, a Manuela, la Coronela,
    como Caballeresa del Sol, la que en campaña trabajó,
    con apego a la revolución, las reuniones acostumbró,
    allá en su casa y Jaime Thorne, ya no aguantaba preocupación.

    Con Rosita Campuzano a conciliábulos se sumó,
    pues recordaba desde la infancia cuando su padre
    a reos patriotas transportó.

    Doña María Ayzpurú, de Simón Sáenz, español se enamoró,
    pero él casado no compartió con ella y Manuela en interacción.
    La madre al ver atrocidades hacia patriotas a la costa se mudó,
    y a Manuelita, en el Convento Santa Catalina decidió su formación.

    Fausto Delhuyar, otro español, quien la seguía en el Convento,
    la sacó engañada y la rechazó y aquélla joven un cambio muy notable dio;
    conoció a Thorne, a quien no amaba, y solo el círculo social le interesó.

    Por ello Manuela se involucraba en el proceso de aquella revolución;
    y una vez condecorada, Rosita pues le aconsejó,
    volviera pronto al Ecuador, por cuanto el padre siendo español,
    en represalias podía caer, al San Martín tomar el control.

    Llegando a Quito se percataba que a Quito entraba otro Libertador,
    Simón Bolívar él se llamaba y una guirnalda le lanzó desde el balcón.

    “Con su caballo Bolívar, tascando el freno llegó”,
    y con 600 jinetes en aquélla ola se fundió;
    engalanaba su traje con la banda tricolor.

    “Pantalón paño de grana, bordados en los hombros”;
    entorchados, charreteras atinentes al General;
    su espada mismo metal y grandes botas al montar.

    “Allá en la Plaza Central muchas salvas de victoria”,
    se confundían con las voces al grito ¡Viva Bolívar¡,
    ¡Viva nuestro Libertador¡, indios con trajes, mantas de color,
    rompían filas de soldados para tocar al Libertador.

    “En el Palacio de Obispos, corona se le arrojó”;
    y al levantar su mirada Manuela Sáenz le cautivó;
    idolatra le había hecho de la humanidad hermosa luego expresó.

    “Manuela encontraba al héroe, ese que tanto anheló”,
    íntimamente le ansiaba y distraída se le vió,
    12 ninfas lo coronaban pero Manuela no puso atención;
    “pensó encontrarle y halló ocasión”.

    “La Casa Municipal, rindió homenaje al Libertador”,
    le dispuso un gran sitial junto a su Estado Mayor;
    con Juan Larrea, Manuela se presentó al Libertador.

    “Inmediata fue la atracción, la ceremonia olvidaron”,
    Bolívar le vio bailar y al momento la sacó;
    toda la noche bailaron y entrega total surgió con pasión.

    Grandezas, debilidades, resentimientos y dolor”,
    “compartían los enamorados, ternura en Manuela
    transmitía protección”.

    “Aún cuando se separaban y él a Guayaquil marchó”,
    Manuela se involucraba profesándole devoción;
    “fulguraciones históricas Bolívar experimentó”.

    “Las fuerzas de Boyacá y también las de Carabobo”,
    más las de Río de La Plata con San Martín vendrían muy pronto”.

    “Bolívar llega a Guayaquil en julio del 22”,
    con sus 1500 hombres, arcos triunfales brindó población,
    pero Junta de Gobierno y Patriciado reserva mostró”.

    “Intuyendo tal reserva, Bolívar notificó”,
    que acogería en Guayaquil a su pueblo en protección”,
    dentro de la Gran Colombia y del mando se encargó.

    San Martín llegaba a Puna, y sorpresa se llevó,
    pues fueron a recibirle edecanes de Bolívar y a Guido escribió,
    el que ya el Libertador, de la mano le ganó,
    disimulando despecho agradeció invitación e interés demostró
    por el Libertador;
    a tierra no descendió, propuso que al día siguiente.

    Llegó el día y el Libertador le hizo calle de honor,
    con banderas de Colombia, Perú, Argentina y bandas de guerra,
    lo que le motiva y así determina bajar de goleta anclada en
    el Puerto y que nombre llevaba de Macedonia.

    Espectadores le observan, marcial era su talante,
    adornos no acostumbraba, vestía uniforme y hombre era prudente.

    El sabía anticiparse y conjugar voluntades,
    distrayendo pasiones buscaba lograr los proyectos
    con firme intención.

    Educado fue en Europa, luego europeo formó su ejército.
    Con disciplina triunfó en Chile cual Napoleón,
    solo que ahí las montoneras no afectaron como en Venezuela;
    gobierno fácil buscaban, sin confrontar clases,
    con las viejas fases y apoyo en las bases de la Monarquía colonial.

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    http://bolivarrevolucionario.blogspot.com/2009/09/blog-post_10.html //Manuelita Sáenz
     
    #1

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