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Encuentro extraño con un ser del futuro el día antes de cumplir 57

Tema en 'Prosa: Cómicos' comenzado por Estrella Cabrera, 8 de Febrero de 2020. Respuestas: 3 | Visitas: 753

  1. Estrella Cabrera

    Estrella Cabrera Poeta adicto al portal

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    ENCUENTRO EXTRAÑO CON UN SER DEL FUTURO

    EL DÍA ANTES DE CUMPLIR 57



    Mañana es mi cumpleaños y ha vuelto a pasar. Otro extraño encuentro el día antes de cumplir 57. Desde los 50, en que tuve un encuentro con un extraterrestre, ha sido un no parar. A cuál más surrealista. Es ya una tradición en mi vida de cincuentona. Hoy, a media tarde, pensé que no iba a volver a ocurrir. Pero ocurrió. Y lo tengo que contar. Como siempre, entrada la noche, a solas, todos durmiendo.

    Y fue así: Llegué del trabajo, cogí las cartas del buzón y subí a casa mientras las ojeaba en el ascensor. Lo de siempre, cartas del banco, multas y otra carta de embargo, una más para mi colección. Las dejé encima de la mesa de la cocina. Después de cenar y ver la tele un rato, todos se fueron a la cama, menos yo. Fui a la cocina, fregué los cuatro platos y me senté a fumarme un cigarro mientras me entretenía con el móvil. No tenía sueño. Y cuando no tengo sueño, suele pasar que me entran ganas de tomarme una cerveza y ponerme a escribir o a dibujar. A veces viene la inspiración, a veces no. Da igual, ese ratito disfruto un montón. Estuve dibujando tonterías hasta que se acabó la cerveza y me levanté para ir a la nevera a por otra lata. Las cartas estaban a un lado de la mesa, dentro de sus sobres. Cuando volví a sentarme me fijé en la primera de ellas, la que estaba encima de las otras. La solapa estaba abierta, y antes cerrada. Volví a cerrarla sin darle importancia y seguí garabateando. Por el rabillo del ojo vi cómo la solapa se iba abriendo lentamente. ¡Coño! ¡Si no corría una gota de aire! ¿Qué carajo...? Pensé: “¡Ya estamos!, otra cosa rara de ésas que me pasan la noche antes de mi cumple!” Observé callada a ver qué pasaba, sin inmutarme...Total, después de haber conversado con un marciano en el balcón, con un cerdo chino y una panda de piojos...una ya está curada de espanto. La solapa se abrió del todo. Yo, atenta...¿qué saldrá de ahí? Si algo tenía que salir, tardaba mucho y me harté de esperar. Agarré el sobre y hurgué dentro para sacar la carta y lo que fuera que hubiera ahí metido. Entonces, con la hoja de papel, salió del sobre un tío trajeao, sí, sí, con traje y corbata de toda la vida y más feo que picio. Cuando creía haberlo visto todo, de pronto, recién salido del sobre de una carta de embargo, se me planta en la cocina un pureta trajeao, metro sesenta y poco, calvete, con gafas de pasta y ojos saltones y flaco como mi abuelo Agustín, que en paz descanse.

    -Buenas noches- dijo, y señaló el taburete en plan: “¿me permite?”

    -Sí, hombre, faltaría más, siéntese usted, buen hombre- le invité y, pensando: “ésto promete”, me bebí la cerveza de un trago.

    -Gracias- dijo y, estrechándome la mano, añadió- MU.TOR.PE, a sus pies, encantado de conocerla, señora Estrella.

    -Rarito el nombre, ¿eh?- murmuré- ¿o es un mote?

    -No, mujer, no, sólo son las siglas bisilábicas iniciales- explicó.

    -Ah...qué interesante. ¿Y... dígame, señor Mú Torpe, cuál es su nombre?

    -Mundalecio Torremocha Peláez, MUTORPE a todos los efectos, que es como me llamo de donde vengo.

    -¿Y de dónde viene, si puede saberse?

    -Del futuro.

    -Vaya por Dios, del futuro...¿y pá venir del futuro hace falta salir de un sobre?

    -Entiendo que le parezca raro- dijo el tipo.

    -Joder, raro dice- exclamé yo- pues un poco sí. Tenía entendido que para viajar en el tiempo había métodos más sofisticados.

    -Oiga, para su información, hay mil formas de hacerlo - replicó, muy serio- lo del sobre es una más, que venir del futuro es delicao,¿sabe?

    -Sí, sí, me hago cargo, y ¿de qué futuro viene usted?

    -¿Cómo que de qué futuro? ¿A qué se refiere? Futuro no hay más que uno.

    -Coño, de un futuro...cercano, medio plazo, lejano...

    -Mmm...lejano, se podría decir- aseguró.

    -¿Cuánto de lejano?- insistí- ¿De qué año estamos hablando?

    -Del 2.820- respondió.

    -Madre del amor hermoso, sí que es lejano, sí, me voy a abrir otra cerveza.

    Se hizo un silencio. Él me observaba mientras yo cogía la lata de la nevera y me bebía de un trago la mitad. Y yo le miraba de arriba a abajo con cara de incrédula. Le dije:

    -Pues no tiene usted pinta de venir de tantos años pá alante, perdone que se lo diga. Yo le veo más como recién salido de un programa de Telecinco.

    -¿Por...?

    -Hombre, pinta futurista no sé, pero de friki tiene un rato.

    -No entiendo.

    -Pues eso, que no me imaginaba yo que dentro de 800 años íba a quedar gente así, como usted, ¿me pilla?

    -No.

    -A ver, Torremocha, ¿ande vas con el traje ése del año catapún?, y esa corbata, y los cuatro pelos en la calva, y esas gafas, por favor, por no hablar del maletín de polipiel...no sé...no me encaja...

    -O sea, no me cree.- Yo giré la cabeza poniendo cara de escéptica y él continuó- ¿No le parece, señora Estrella, suficiente con haber visto cómo he aparecido ante usted saliendo del interior de un sobre?

    -Mire, yo tengo el culo pelao, qué quiere, he visto de todo, aunque reconozco que sí he flipao cuando le he visto salir del sobre. Pero la verdad, no me hacía a la idea de esta imagen del ser humano dentro de ocho siglos, ¿comprende?

    -¿Y cómo se imaginaba que sería?

    -Pfff...Así, a bote pronto, la cabeza más gorda, la vestimenta como más futurista, no sé, otro aspecto más evolucionao...

    -Ya, ¿y no le parece bastante evolución viajar 800 años en el tiempo metido en un sobre?

    -Sí, sí, es alucinante, algo cutrillo pero es la hostia, no digo que no.

    -¿Y si le dijera que para venir a visitarla y que no se caiga de culo me he vestido así expresamente?

    -¿Lo ha hecho?

    -Sí, lo he hecho.

    -Pos muy mal hecho- dije- a mí me viene usted con su traje plateao, sus antenas y su bola de luz alrededor y ya la cosa cambia...me lo creo más, francamente,así,

    no convence, se lo digo sin ánimo de ofender.

    -Para lo que he venido, era la vestimenta apropiada.

    -¿Y a qué ha venido?

    -A pasar cuentas. Es mi trabajo.

    -¿Qué cuentas?

    -Deudas con Hacienda, impagos en general. A eso me dedico, soy funcionario del estado, inspector de la agencia tributaria.

    -Está de coña, ¿no?

    Me eché a reír. A él no pareció hacerle mucha gracia.

    -No se lo tome a risa- me dijo.

    -¡Hombre, por Dios bendito!¿Cómo quiere que me lo tome? Es pá mear y no echar gota. Vale que llevo años coleccionando cartas de embargo, vale que la agencia tributaria es muy cansina y me seguirán reclamando las deudas hasta el día que me muera, pero, joder, ¿hasta el año 2.820? ¡Es de locos!

    -Hacienda nunca desiste, veo que lo ha entendido y sepa que, Hacienda, con tal de cobrar, desarrolla año tras año nuevos mecanismos.

    -Pues éste de viajar al pasado es de lo más sofisticado, la verdad.

    -Eso mismo.

    -O sea, ha venido a cobrar, básicamente. Vayamos al grano. Pasemos cuentas, lo estoy deseando.

    El tipo sacó un montón de papeles de su maletín y los colocó encima de la mesa, al tiempo que se ajustaba las gafas.

    -¿Aún vamos así, con folios y maletín de polipiel? ¿O es de sky?¿Se puede ser más cutre? ¡Ni una triste tablet, por favor!¡No sé si reír o llorar!

    -Con el debido respeto- dijo- le aseguro que se reirá usted mucho pero luego llorará cuando le ponga al día de sus impagos.

    -Venga, empiece ya, me muero de ganas, oiga.

    No contestó. Se tiró un buen rato repasando los papeles para acabar dándome una cifra. En base a su documentación, la cantidad era astronómica, yo debía un dineral a Hacienda, que eso ya lo sabía yo, pero, claro, porque, al venir del futuro, el tío llevaba el cáculo de todo lo que yo había dejado de pagar hasta el día en que me fuera al otro barrio. Y se quedó tan ancho. A lo que yo repuse:

    -Estupendo, Torremocha, ¿te puedo tutear? Me vienes a reclamar todo lo que debo y deberé hasta el día que la palme, ¿correcto?

    -Correcto.

    -¿Y cómo sabe la agencia tributaria de los cojones que no pagaré un duro hasta el día en que estire la pata? ¿Y si, de pronto, el mes que viene, me da por empezar a liquidar mis deudas?

    -Ya la conocemos, señora Estrella, por eso diseñamos estrategias cada vez más avanzadas.

    -¡Anda! ¿Y qué estrategia han pensado para cobrar?

    -Obligarle a que pague.

    -Uy, ¿obligarme dice?, no sé cómo.

    -De ahí mi visita.

    -Pues hala! Venga, no se corte, oblígueme. Estoy deseando ver cómo lo hace.

    -No se precipite. Sepa que mi visita es de carácter cordial y amistoso.

    -Ya estamos. No se me achante, hombre, yo lo que quiero es que me obligue.

    -Antes de obligarla, barajaremos otras opciones...

    -Baraje, baraje, pero mire usted, no le voy a engañar, si las miles de cartas que me han enviado no me han hecho pagar, dudo mucho que lo haga un tío trajeao con maletín y sin una puta tablet, por muy del futuro que venga hasta mi cocina metido en un sobre. Además, no tengo un duro, ni bienes, ni propiedades ni nada que embargar.

    -Eso ya lo sabemos, conocemos su situación financiera perfectamente.

    -Entonces, ¿pá que le mandan a usted de tan lejos, hombre, si ya saben que no hay donde rascar? ¿Cómo piensan cobrar?

    -Hay varias opciones. La primera es proponerle un trato.

    -Soy toda oídos...

    -Le propongo lo siguiente: Mañana es su cumpleaños, cumplirá usted 57.

    -Uf, sí, no me lo recuerde, un porrón de años ya...

    -¿Le gustaría cumplir mañana, en lugar de 57, por ejemplo...27?

    -Ya te digo, ¿y a quién no?

    -El trato es éste: Nosotros manipulamos el tiempo, que en el futuro ya sabemos hacerlo, para que usted mañana haga 27 añitos, con la condición de que a partir de ese momento cumpla con todas sus obligaciones tributarias y no deje de pagar impuestos, multas, declaraciones de hacienda, etc. Vamos, que no se pase por el forro todas sus deudas como ha hecho hasta ahora.

    -Vaya...Mucho pedir es eso. Lo que me plantea es demasiada responsabilidad, tengo que pensarlo. ¿No hay otra opción?

    -Sí, la hay...

    -Diga, diga...

    -Usted mañana cumple 20 años más, o sea, 77 y, a cambio, Hacienda le perdona todas sus deudas.

    -Oiii...mú complicao me lo está poniendo, ¿eh?

    -Usted decide...

    -¡Sí, claro, como si fuera tan fácil! Las dos opciones molan, no sé por cuál decidirme...

    -Debe hacerlo, y sin tardanza.

    -¡Menos prisita, que me estoy jugando veinte años! Una cosita, ¿de cuánto tiempo dispone hasta que tome una decisión?

    -Tengo todo el tiempo del mundo.

    -¡Hombre, haberlo dicho antes! Uh, qué alivio, pues nada, me lo voy pensando y ya, si eso, quedamos la semana que viene.- Fui a la nevera y saqué dos latas.- ¿Una birrita pá celebrar el encuentro?

    -No, gracias.

    -Pues bueno, encantada, ¿eh...cómo era su nombre, Torremocha? que se me ha olvidao, ¿Mú no sé qué?

    -Mundalecio.

    -Eso, futurista a tope. Vamos a ver, a la que me acabe la cerveza, me voy pal sobre, yo al mío y usted al suyo, y vuelve dentro de una semanita que ya creo yo que me habré decidido.

    -No deseo ser impertinente, pero está siendo poco correcta al tomarse este asunto a guasa, y tiene que tomar la decisión ya. De lo contrario me veré forzado a tomar otras medidas... menos cordiales.

    -Mira, Torremocha, te voy a volver a tutear, me estás tocando los cojones ya, escucha con las orejas: a mí no me acojona nada ni nadie, es lo que tiene ser cincuentona, y por ahí vamos mal. Eres mú falso, has dicho que tenías todo el tiempo del mundo, mentira, también has dicho que no a la cerveza, mentira, porque ya te has pimplao la mitad de la mía, que te he visto.Yo he sido muy educada, te he escuchao, he llegao a pensar incluso en que te quedaras a dormir en mi casa unos días hasta que tomara una decisión, o sea que te he tomao en serio, pero tú...te has limitao a soltar tu rollo, a presionar y amenazar, ni siquiera has sido capaz de demostrame que eres quien dices ser. Ahí, callao como un puto, igualito que un robot programao. Si de verdad eres un ser del futuro, enséñame qué eres capaz de hacer, que estoy a “ésto” de meterte en el sobre.

    -No puedes. Antes me desmaterializo, que no me sale nada mal. Y sí, soy un robot, ahí le has dao. Qué lista eres, jodía. Venga, dame una birra, que ya estoy seco. Y si te sacas unas olivitas, te contaré cómo me desmaterializo.

    -Cuenta, cuenta- dije, sacando las aceitunas rellenas.

    -Verás, soy un robot del tipo P.I.P.N. y estoy hecho de partículas inteligentes de plasma neurobiológico tridimensional.

    -¿El traje también?

    -También.

    -¿Y la corbata?

    -No, la corbata es de felpa. Me la prestó mi cuñao Paco, que lo guarda todo.

    -Entonces, ¿podrías en un pim-pam desmaterializarte enterito, menos la corbata, claro, que la felpa aguanta la hostia?

    -Por supuesto, sácame otra cervecita y te lo demuestro.

    -Tú mismo, ahí está la nevera.

    Entre trago y trago y tapitas de olivas el funcionario del futuro ya era otra cosa, más abierto, informal y dicharachero. Normal, tres horas, cerveza va, cerveza viene, se hizo el milagro, hasta un robot se pone bolinga. Yo también llevaba mi puntillo de a gusto, pero maquinaba un plan. Ponerlo hasta las trancas y meterlo en el sobre, cerrarlo y largarme a la cama, que, con la tontería, nos habían dado las cuatro de la mañana. Y aunque resultó ser un tío simpático, borracho claro, qué pesaíto, seguía con el rollo de que me tenía que decidir y tal. Que hasta que no tomara una decisión no se iba. Vale, pues pasé a mi plan. Y le dije, entre risas:

    -Tío, no te lo vas a creer pero ya he tomado una decisión.

    -¿Ah shí? Qué bien- dijo él, contento- ¿y gué has decidido?

    -Que me planto en los 27, qué coño. ¿Dónde hay que firmar?

    -Esbera...gue gojo el baletín y saco el dogumento- balbuceó- Cagoenlabuta, tiene gue estar bor aguí...

    Al agacharse para alcanzar el maletín, se cayó de la silla, quedándose tumbado boca abajo en el suelo de la cocina, como si se acabara de caer de un quinto piso.

    -Tranqui, hombre, no hay prisa- dije yo- Una cosita...antes me gustaría que me enseñaras eso de las partículas, no quiero que te vayas sin ver lo de la desmaterialización, me haría mucha ilusión, venga, porfa, y te hago unas croquetas.

    -Bueno, bero te lo hago aguí bisbo, es gue no me buedo levantar, oyesh.

    -Sin problema, donde quieras. Tú te desmaterializas y yo te firmo.

    Y el tipo procedió de inmediato, a la vez que explicaba el proceso:

    -Se trata de una oberación nada gomblicada. Bor bedio del sistema neuronal imblantado ajtivo un botón gue unifica todas las bartículas de blasma que combonen mi organismo artificial robótico y simbiótico, y en un plis-plas, ¡chás!...

    Dicho y hecho. Se desmaterializó. Pues decía la verdad, desapareció del suelo de mi cocina como por arte de magia. Aunque la corbata seguía allí y su voz aún se podía oír.

    -¡Te has dejao la corbata!- grité.

    -Ya, esh gue la felpa cuesta un huevo de desbaterializar- se le escuchó.

    -¡Ha estao chulísimo!- aplaudí- ¡Me ha encantado!

    Y cogí el sobre y la carta de donde había salido y con el mechero les prendí fuego en la pica hasta que sólo quedaron cenizas. Y le llamé:

    -¡Torremocha, ya puedes volver, que te firmo! ¿Qué pasa que no vienes?

    Le oí decir:

    -La badre gue te parió, hija de berra...

    -¿Qué dices? No se te oye bien, ¿dónde estás?

    -¿Gué hash hecho gon el shobre?- preguntó.

    -¿El sobre? ¡Ay, lo siento, al encender un piti se me ha chamuscao un poco! ¿Por...?

    -Bor nada, sho berra, ahora sin sobre no buedo volver a materializarme!- chilló desde otra dimensión.

    -Vaya por Dios, qué lástima.Con las ganas que tenía yo de firmar y cumplir mañana 27. Una pena oye, qué le vamos a hacer, pero lo hemos pasao bien ¿eh, Torremocha?

    -¡Zorra!​

    -Un poco zorra sí soy, oye, es que pasados los cincuenta tacos te las ves venir, chorizo, sanguijuela, ¿de verdad te habías creído que iba a volverme una borrega responsable y a cumplir con mis obligaciones y dejarme robar mi dinero que tanto esfuerzo me cuesta ganar trabajando, pá que se lo lleven los chupópteros de turno que nos gobiernan?. Bastante ya me sacáis de la nómina, cabrones,¡Anda a cascarla! No vuelvas más por aquí, ah, me quedo con tu mierdosa corbata que a mi vecino el jubilao le va a encantar.

    No se le oyó más. Me fui a dormir... y, al día siguiente, cumplí 57.


    Estrella Cabrera Z. 2020
     
    #1
    A LIBRA8 y ropittella les gusta esto.
  2. ropittella

    ropittella Poeta veterana en el Portal

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    ES GENIAL, lo que me he reído Estrella. Solamente algo te pediré para aliviar el trabajo de los compañero moderadores, edita el título. Existe una norma en el Portal que prohíbe el título de puras mayúsculas. Todo lo demás es un mayúsculo éxito de tu ingeniosa pluma. Gracias por compartirlo. Abrabesos
     
    #2
  3. Maramin

    Maramin Moderador Global Miembro del Equipo Moderador Global Corrector/a

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    Divertido, me he reído a gusto y ¡Ah! le he editado el título a minúsculas como corresponde.

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    #3
  4. LIBRA8

    LIBRA8 Invitado

    Jeje ...muy ingenioso y divertido, me gustó mucho. Mis felicitaciones, compañera. Gracias por compartir. Saludos.
     
    #4

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