Energizado.

El agua pasa entre mis dedos y la vida llega hasta las puertas de una muerte inesperada. Cargando desconsuelos y alegrías versátiles.
Estoy sentenciando y buena parte de mi costado servil, lo sabe bien.
Corro sobre el agua, bebiendo viento y sangre a mi paso.
Intento bailar una danza mentalmente paralizante.
Ya no queda tiempo.
No importa lo que inspiren mis manos, si aún no logro articular mis ideas gestuales.
Los paisajes se caen de su historia.
Y la lluvia negra muerde con sus gotas rabiosas.
¿Olvidaría un sueño tan perverso?
Drenará mi energizado miedo a las alturas. Cada segundo que pasa las voces son más voraces, sentadas siguen junto a mi, tantos miles de niñas chinas llorando.
Las ansias de mi parca sedienta de lírica, gira su guitarra en torno a su espalda y ruge una llamarada de fuego húmedo que derretirá la magia de la migraña que llegará por la mañana.
Es hora de escapar de esta prisión que me congela hasta las ilusiones.
No quiero volver a sitiarme en la mediocridad de mis días por venir.
Solo quiero existir aquí en el trasmundo que me ofrecen las fugas visuales que azotan el bestiario de mi esbozo abstruso.
He decidido vivir en mis fantasías mejores, abstrusas, absurdas como me demande el vértigo de una realidad cada vez más infame.
Flota el duende ahogado.
Y siento que no soy yo, el dueño de este cuerpo.
No debería sobrevivir a este tiempo.
Me siento energizado.

 

[FONT=&quot]Un relato que surge de las profundidades de la mente para llevarnos, para dejarnos llevar por sus “energizantes” mundos.[FONT=&quot]
[FONT=&quot]Buen trabajo Tingui.[FONT=&quot]
[FONT=&quot]Un saludo amigo.[FONT=&quot]

 

gracias alonso, siempre es bueno recibir tu gentil visita por estas orillas
abrazo enorme
tyngui sanchez