Enfoques mentales

No me incluyan entre los grandes pensadores.
Tampoco me halaguen con su envidia sana.
No pertenezco a lo que pienso, ni siquiera a lo que hago.
Esto es, no debo explicaciones a nadie.
De alguna forma, se puede decir que interrogar es de perogrullo.
Al fin y al cabo, ¿a quién le iba a importar que Dios les eche un rapapolvos?
¡Si él mismo se ha cerrado todas las puertas!
¿Lo que ha encontrado la salida?
Digamos que volver al laberinto sería algo así como salir de Dios.
No es sencillo, pero las paranoias ayudan.
De hecho, estar completamente seguro de algo solo se consigue a través de ellas.
Al fin y al cabo, ¿quién ha iniciado el ciclo de los trastornos mentales?
¿Ante quién soy o no dios?

Un trastorno es algo fijo.
Ni una cadena humana podría romperlo.
El motor de la vida no es la felicidad.

Todos los que intuyen cómo me siento por las cosas que afirmo, saben que esto es algo mucho más trascendental.

De hecho, no tiene nada que ver con dios.

Al igual que dios no tiene nada que ver con la trascendencia.
Solo hace falta mirar más allá:

"Mi sintomatología es lo único que me baña de conciencia.
La vida es eso que sucede a propósito de..."

"En realidad la vida no tiene nada que hacer contra los delirios.
Es más, la vida no sucede, sino que se somete a juicio."
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