Entre dementes.

En la corta vida que transita Abraha, años atrás sus adicciones la llevaron a tomar aquella decision que habría de cambiar toda su forma de entender y comprender a las personas.
Enmarañada entre cuentos, mentiras y toda forma de manipulación sintió el miedo que congelaba su razón. La internación en el Centro de salud Mental "Atardeceres" fue el escape de las tuberculosas amistades que había hecho aquellos últimos años.
Su primera conversación surgió de la inevitable pregunta que se les hacen a los recién llegados: ¿por qué estas acá?. La misma surgió de una cautivadora señorita con una mirada sigilosa que preguntaba preocupada por obtener la primicia.
Sentadas a la mesa esperando el primer desayuno fue observando todo a su alrededor. Las mesas estaban agrupadas de acuerdo a los distintos grados de locura o también solían formarse grupos en las mesas de acuerdo a la preferencia del color de pan, blanco o negros, ya que uno se servía a la derecha y otro a la izquierda. Nunca pude comprender aquella regla.
La primera regla a cumplir era atender a las cinco llamadas que se hacían en el día destinadas a la toma de la medicina, lo cual era sumamente incómodo porque obligaban a las pacientes a ponerse en fila de acuerdo al orden de llegada, muchas veces marcada por la ansiedad, la fatiga, el insomnio, el dolor o la mayoría de las veces y esta era la causa de atención de Abraha, el desgarrador aburrimiento que habitaba en ella.
El primer problema y motivo por el cual fueron dándose las inquietantes charlas fue la falta de cigarrillos.
Camino hasta el patio, que con solo una mirada bastaba para pensar incansablemente en los días que faltaban para salir.
Se sentó, observó y sin dudarlo un instante abrió una conversación con Monick, una señora de aspecto intelectual y una mirada centrada, que se paseaba con un andar recto aquel patio pequeño. Al pedirle un cigarrillo mientras Abraha trataba de explicar su pedido, Monick sacó rápidamente unos Lemans Suaves Largos, Abraha se vio perdida al recordar a su padre, en eso fue necesario aclarar el silencio y aclarar que esos eran los cigarrillos que fumaba su padre y siguió comentando que esos fueron los primeros en fumar (pero le mintió, solo lo hizo para impresionar).
Monick la invito a sentar, primero hablan del nivel de estudio, de las reglas del lugar, de los horarios para hacer llamadas y muchos vericuetos más. Por fin, Abraha se anima a preguntar, y su compañera responde que estaba por intento de suicidio. Pero que en verdad ese diagnóstico estaba errado y con énfasis aclara que ella solo se sentó en la baranda de su balcón mirando hacia la calle para experimentar la forma del viento en el piso séptimo. Lo peor había sido que el suceso ya había pasado hace tres días y que se lo comento a su psiquiatra sin pensar en el desenlace final. Entonces afligida dice en voz baja el tiempo que ha pasado ya, el miedo que la habita que por cualquier causa le alarguen la estadía.
Basto un relato más para comprender que la sensación de escapar de ese era común a todas las internas.
Pasada la tarde ya, sentadas en el mismo lugar en bancos de madera para nada cómodos como todas sus habitaciones o supuestos lugares de relax, se suma una mujer con sus calzas animal print y un suéter de piel sintética abrazada por un lado a un mate listo descartable, y del otro pitando con cierta delicadeza un cigarrillo de los más baratos.
Toma lugar y da paso a su presentación, ella se llamaba Solange con altura y cierto orgullo dice que sufre de bipolaridad, larga una carcajada para luego ponerse seria y darse por vencida aludiendo a que su familia así la tenía que soportar. Agrega que trato de suicidarse varias veces desde la muerte de su futuro esposo que la muerte le llegó trágicamente y muy joven con un bebé por llegar en un tremendo accidente vehicular. Así sin más, se dio media vuelta y se retiró. Sin dar lugar a comentarios innecesarios, la verdad.
Un relato más, que siempre me llamó la atención y que jamás tuve oportunidad de hablar con personas que padecen esquizofrenia o mas sencillo, que escuchan voces. Eran tres, Edel, Camila y Lorena. Comenzando por la primera ella solo escuchaba murmullos de vez en cuando palabras o una especie de voces que le hablaban pero en su caso no llegaba a mantener una conversación, le dieron el alta antes que a Abraha y con medicación pudo sobrellevar su enfermedad. El caso de Camila era algo diferente además de escuchar voces era suicida debido a que lo que escuchaba eran frases amenazantes o frases que la mandaban a matarse. Literalmente sus voces le decían "matate o te mato" lo que ocasionaba que se provocara cortaduras en brazos y piernas, ella también pudo superar su problema con medicación y logró su alta antes que Abraha. Más delicado y con un umbral que la ciencia o el conocimiento no pudo superar es el caso de Lorena. Tiene alucinaciones, escucha y habla sola. Se inventa historias como por ejemplo decía tener un marido unos hijos a quien no la dejaban ver debido a su internación. Sus alucinaciones muchas veces eran parecidas a las historias de alguna de sus compañeras. Lo que denota que ni siquiera tenía poder de invención, lo que quiero decir es que no estaba completamente perdida sino que utilizaba su entorno y sobre todo las distintas situaciones para vivir en su fantasía, ella sigue internada sin mejoría y cada vez más alejada de la realidad.

Saludos. Un abrazo.
Merodith J.

 

Quizás sea la menos demente por estar interesada en las historias de los demás internos. Deberías revisar la acentuación. Y te anticipo que este tema será removido a prosa. Saludos cordiales, Merodith.
Bienvenida.