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Entre las notas de mi viejo piano

Tema en 'Prosa: Ocultos, Góticos o misteriosos' comenzado por Nocturna Raven, 14 de Septiembre de 2024. Respuestas: 2 | Visitas: 67

  1. Nocturna Raven

    Nocturna Raven Poeta recién llegado

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    En una sala vasta y vacía, donde los ecos parecían suspirar con cada movimiento, una tenue luz titilaba desde los candelabros dorados, proyectando su resplandor incierto sobre la figura de una mujer que, como la misma mansión, parecía pertenecer a otro tiempo, a otro mundo.

    Ella era una visión de belleza etérea, una criatura esculpida en la palidez de la luna, con piel tan nívea que su simple visión evocaba el hielo de los inviernos más crueles. Sus ojos, claros como el alba bañada por la bruma, eran abismos en los que el tiempo se perdía, cargados de misterios insondables, de historias jamás contadas. Cada uno de sus movimientos, lentos, casi ceremoniales, parecía estar en sincronía con las antiguas melodías que fluían de sus dedos sobre el piano de cola. Su cabello, negro como la medianoche sin luna, caía en cascadas suaves que rozaban su cintura, como un río oscuro deslizándose en silencio hacia las profundidades de algún mundo oculto. Vestía un largo traje de terciopelo, más negro que las sombras que la rodeaban, absorbiendo la luz, envolviéndola en un abrazo sombrío que parecía ser una extensión de su propia esencia inmortal.

    Las cortinas de terciopelo rojo, pesadas como la sangre coagulada por el tiempo, ondeaban suavemente, movidas por un viento que no se sentía. Era como si ese aire inexistente proviniera del susurro de las memorias encerradas en las paredes, como si la misma mansión respirara junto a ella, acompasando cada nota, cada acorde que liberaba de su prisión de teclas marfileñas. La luz de las velas, temblorosa y frágil, lanzaba reflejos titilantes sobre los retratos colgados en las paredes, rostros de épocas olvidadas que parecían cobrar vida bajo su música. Hombres y mujeres cuyas historias se habían desvanecido en el polvo de los siglos la observaban desde sus lienzos, congelados en un instante eterno, mientras ella, la única superviviente del tiempo, tocaba para ellos, como si su música fuera un tributo silencioso a sus almas perdidas.

    Cada nota que emergía de su piano flotaba en el aire denso, reverberando en la vasta estancia como un lamento antiguo, lleno de nostalgia y amargura. Era como si las paredes mismas absorbieran cada acorde, como si el piano entendiera la tristeza infinita que emanaba de aquella figura solitaria. Sus dedos, delgados y pálidos como los pétalos de una flor marchita, danzaban sobre las teclas con una gracia fantasmal, arrancando melodías que parecían venir de algún lugar más allá de la comprensión humana, envolviendo la habitación en un manto de recuerdos y anhelos rotos. Las cortinas carmesí, como si compartieran su dolor, se mecían suavemente al compás de la música, y las sombras proyectadas por los candelabros parecían danzar en una macabra coreografía, sus movimientos erráticos reflejando la desesperación contenida en cada acorde.

    En aquel instante, la música se convirtió en una oración muda, una plegaria dirigida a las estrellas que ya no brillaban en el cielo. Era como si las notas fueran las lágrimas invisibles que ella nunca había derramado, como si a través de ellas pudiera expresar lo que su corazón inmortal ya no sabía sentir. Porque aunque su cuerpo estaba atrapado en un ciclo eterno, congelado en el tiempo, la música era el único vestigio de humanidad que le quedaba. No era amor lo que resonaba en esas melodías, ni siquiera tristeza; era algo mucho más profundo, un reconocimiento del vacío que la envolvía, una aceptación de su destino como criatura de las sombras, destinada a vagar eternamente entre dos mundos, sin pertenecer a ninguno.

    La mansión, con sus techos altos y su estructura de madera oscura, parecía inclinarse hacia ella, como si reconociera en su figura algo familiar, algo eterno. Los espejos, colgados en las paredes con marcos dorados y desgastados por el paso del tiempo, reflejaban su imagen de manera infinita, creando ilusiones de que no estaba sola, de que había otras versiones de ella, perdidas en diferentes momentos de su interminable existencia. Los retratos de los antiguos dueños, con sus rostros severos y miradas penetrantes, parecían latir suavemente, como si la música que tocaba fuera capaz de devolverles una chispa de vida, aunque solo fuera por un breve momento.

    Y la música continuaba, fluida como un río de melancolía que nunca dejaba de correr. Era una música llena de anhelos imposibles, de promesas no cumplidas, de recuerdos que ya no le pertenecían. Cada acorde era un suspiro prolongado, cada arpegio, una caricia etérea que se desvanecía antes de poder ser sentida. Y en medio de esa corriente musical, a veces cerraba los ojos y podía imaginar el latido de su corazón, aquel latido que hacía siglos había dejado de escuchar. Pero el eco de esa ilusión desaparecía rápidamente, tragado por las notas interminables que la rodeaban.

    Las velas seguían titilando, lanzando destellos dorados que parpadeaban sobre el piano negro, transformando las teclas en un río de luz y sombra. Pero no había consuelo en esa luz. No había redención en la perfección de su música. Solo el recordatorio de lo que era: una criatura condenada a la inmortalidad, atrapada entre la vida y la muerte, demasiado viva para olvidar, demasiado muerta para amar. Y mientras sus dedos seguían acariciando las teclas, la eternidad se hacía más pesada sobre sus hombros, como un manto de sombras que nunca podría quitarse.

    Y sin embargo, tocaba. Porque en esa música encontraba una chispa, una débil llama que iluminaba la oscuridad de su alma. Sabía que esa chispa nunca sería suficiente para devolverle lo que había perdido, pero mientras tocaba, podía fingir, aunque solo fuera por un momento, que aún era algo más que una sombra. Que aún era, en algún rincón olvidado de su ser, humana.
     
    #1
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  2. Alde

    Alde Amante apasionado

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    Una sensación aterradora para los que temen estos sucesos.
    Pero a su vez reflexivo durante la lectura.

    Saludos
     
    #2
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  3. Nocturna Raven

    Nocturna Raven Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    13 de Julio de 2024
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    21
    Gracias por tus amables y sinceros comentarios.
    Saludos.
     
    #3
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