Entrepiso

Me hallo indeciso.
Entre abandonar mis placeres, o endulzar mi vida recortada con estos.
Entre disfrutar el amanecer de los canarios, o languidecer ante las pateras a la puesta del sol.
Entre empeñar cada gramo de oro de la vieja leontina, o convertirla en una pesada cadena.
Entre saborear su café con miel, o el veneno de sus labios ocultos.
Son tantas... demasiadas opciones de libertad, para un cuerpo acostumbrado a obedecer.
Al menos la brisa es suficiente, para mover la hamaca...

 

Muy bueno. Me gusta mucho el final