Era Felicidad

ERA FELICIDAD​

Cuando era pequeño nunca llamó la atención, era excesivamente sumiso y tranquilo. Siempre le causó una extraña curiosidad la manera de ser de su padre. En la mañana se levantaba cansado, con una tristeza irremediable en su rostro. Se bañaba, pasaba cuidadosamente la rasuradota por su cara, siempre vestía un terno impecable (negro de preferencia o azul extra-oscuro) que reflejaban lo que decían sus ojos. Nunca salía de la casa sin despedirse de su hijo a quien le dedicaba una sonrisa, que antes de cerrar la puerta, se transformaba en un doloroso suspiro. Llegaba muy entrada la noche estresado y desecho, pero esta vez su cara era incapaz de arquearse en una ínfima sonrisa. Pero había algo mas, su humor, sus chistes… el los llamaba “chistes de adultos” o “de oficina” que siempre se referían a personas que no eran del agrado de este.

Cuando el pequeño comenzó a crecer su personalidad cambió notoriamente. Ya a los catorce años era adicto a la música, a los dieciséis pasaba de fiesta en tocata y de tocata en fiesta, a los dieciocho ya tenía alrededor de seis piercings y su cuerpo era arte, como decía el: “no puedo estar sin expresarme y aquel que no quiera escuchar podrá ver y leer lo que siento y pienso a través de mi cuerpo, mis piercings, mis tatuajes; mi arte”. Su cabellos, para el , era felicidad, contenía mil y un colores, pero para el resto era una expresión de notoria demencia. El era escoria, era vergüenza, era único, era feliz y vivía su propia utopía.

Un día el cometió el peor error de su vida, ese tipo de errores que marcan para siempre tu existencia. El despertador, como nunca, comenzó a sonar tempranísimo,, se levantó, se baño, se rasuro la barba, se puso una chaqueta y un pantalón especialmente limpios para la ocasión, la camisa estaba adornada por una corbata (con un nudo perfecto) y dejó sus piercings olvidados bajo la cama. Se ordenó el cabello (que ahora era corto y castaño) y salió.

Llegó a un cuarto triste y feo, se sentó frente a un computador y comenzó a teclear; estaba en su nueva oficina de trabajo. En el instante que presionó la primera tecla comprendió a su padre. Fue en ese momento que cambió su peculiar manera de pensar por números y estadísticas. Fue ahí donde conoció la monotonía. Fue ese día el día mas catastrófico de todos; el día en que perdió para siempre su LIBERTAD.



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Primer escrito
Vumpora Spooky
15 de junio 2009, 8:25 pm.
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Acompañado de la rutina. La peor de las compañías. Saludos

Nota: Tienes ausencia de muchos acentos. Cuida esos detalles.

 

Lo siento, lo siento, hago lo que puedo xd, corrigo por word pero anda parejito conmigo xd
Gracias por leer & darte el tiempo de comentar :::banana:::