Era mi religión.

Me enamoré de su alma oscura y fría, la cual estoy seguro nadie entendió de alguna manera yo la entendí, tengo que admitir que no fue fácil pero creo que al final lo logre, pude entenderla y al final me obsesioné tanto que él se convirtió en mi religión, fui su fiel devoto, pero su naturaleza era devastar, tenía el poder de destruir ciudades si así lo deseaba, y me hizo daño, se fue y me abandonó, fue nefasto pero pasado algún tiempo me acostumbre a su ausencia, así destruyó la pequeña iglesia que había construido en su honor, sin embargo no me arrepiento de absolutamente nada por la simple razón que hay que cometer errores para aprender, y vaya que fue un error muy grande y colosal el que cometí, pero tengo que confesar que fue mi mejor error y lo volvería a cometer las veces que sean necesarias tan solo para poder tener su mirada fría y cortante, aquella que me enamoraba.