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Esa dulce enfermedad

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por Beth, 16 de Agosto de 2010. Respuestas: 2 | Visitas: 502

  1. Beth

    Beth Poeta recién llegado

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    Escribo desde que aprendí a enlazar las letras y con ellas formar palabras; no lo recuerdo exactamente, pero debía de tener apenas seis años; antes los niños aprendíamos pronto las cosas, eran otros tiempos y no había LOGSE. Y esta enfermedad de la escritura me ha traído algunos problemas; en una ocasión estuvo a punto de causarme un suspenso en Ciencias. Debía de tener unos trece años, plena adolescencia, sentimientos encontrados y momentos difíciles siempre lo de los adolescentes. Había que hacer un trabajo sobre las eras geológicas de la Tierra, y yo escribí unas diez páginas, pero desgraciadamente no de Ciencias; hice convivir a hombres y dinosaurios y le puse demasiada imaginación. Creo que la bronca del profesor todavía me hace poner colorada si la recuerdo.
    Empecé muchas historias a lo largo del tiempo, pero siempre había cosas que me impedían seguir adelante: el trabajo, uno de mis hijos que me necesitaba, los estudios, la familia, las ideas para seguir, que no venían...Quizá hay cosas para las que conviene esperar a la calma, a la madurez que solo el paso de los años puede dar; aunque yo todavía espero que me llegue de pleno. Pero el caso es que hace unos pocos días he conseguido acabar una historia, que en realidad son dos en una, que se unen en el espacio y en el tiempo, que me ha consumido seis meses de mi vida, muchas risas con las amigas, bromas, e incluso algún que otro llanto; y que ocupa algo más de trescientos folios. La sensación del punto y final fue algo semejante a lo que sentí después de haber parido a mis hijos. ¿Esto es mío? ¿Lo he hecho yo? Puede que no sea bueno, me consta que está lleno de fallos, de incongruencias, de lagunas; pero estos personajes han salido de mi interior, son mis hijos también, son míos. Y ha llegado un momento en que los he sentido reales, de carne y hueso. Una de mis mejores amigas se ríe cuando le digo que ellos hacen lo que quieren, y que no me piden permiso, que solo usan mi cabeza y mis dedos corriendo por el teclado para hacer lo que les da la gana. Esa misma amiga me acusa de haberme enamorado del personaje masculino, y quizá tenga que declararme culpable. En todo caso, he pasado unos días de desintoxicación, como el alcohólico o el adicto a cualquier sustancia, que necesita hacer una cura; y he sido capaz de empezar a pergeñar otra historia. Y hoy estoy contenta, porque después de ochenta páginas de la nueva historia, me he vuelto a enamorar del personaje masculino y ya es mío. Ah, y yo que siempre he presumido de fiel y leal. Ya veo que soy una casquivana incorregible, y sólo le ruego a Dios que me dure mucho el defecto.
     
    #1
  2. expulsadojunio2011

    expulsadojunio2011 Exp..

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    Eres madre, ¡que suerte!
    Espero leerte a menudo, me gusta tu estilo, simple y maravilloso, como la vida cotidiana, eres una costumbrista, de lo cual, yo me alegro.
    Que e dure el humor hasta tus días infinitos;
    A mí, me enterrarán sentado, para no ocupar mucho espacio y que no me duela la espalda de tanto rato tumbado...
     
    #2
  3. Beth

    Beth Poeta recién llegado

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    Si, soy madre, y sobre todo madre. Esa es la palabra que mejor me define, porque es de lo que estoy más orgullosa. Y en lo otro también tienes razón; no soy filosófica ni intelectual, escribo de lo cotidiano, de lo vulgar que nos ocurre cada día. Buena idea la de enterrarse sentado. Me ha gustado.
    Saludos
     
    #3

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