1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

    Cerrar notificación

Escarnio

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por SergioPuch, 6 de Noviembre de 2010. Respuestas: 0 | Visitas: 516

  1. SergioPuch

    SergioPuch Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    20 de Agosto de 2008
    Mensajes:
    174
    Me gusta recibidos:
    8
    Escarnio

    Me miraba por los días con mucho disimulo y prudente cautela. No separaba los ojos de mí, tampoco decía palabra alguna. – ¡Vamos, reacciona ¡– Le gritaba. Ni un movimiento, ni siquiera uno. Solo gozaba de mi sufrimiento, eso sí, no lo demostraba, solo gozaba de él sutilmente. Traía – desde el momento en que lo conocí – el mismo traje color nieve que siempre odié.

    Por las noches me levantaba a observarlo, se teñía de oscuridad, su mirada se perdía, pero aún me encerraba. No soportaba su falta de movilidad. Le decía que la soltura era parte de sí mismo, que podía manifestarla pero nunca lo hizo. Lo intenté más de una vez, parecía en blanco.

    Así fuimos viviendo, día tras día, hora tras hora. Desgajábamos nuestras miradas el unocon el otro. Intentaba desnudar sus pensamientos; solo lograba brillar de alegría al creer ver un cambio en su postura, luego de un rato solo volvía a ser lo mismo: una ilusión.

    Había algo claro: era sabio, muy sabio, extremadamente sabio. Buen oidor, me aconsejaba con su silencio. Además, solía interpretarlo muy bien: mientras más prolongado, mejor. Es así como me gané su respeto. Si supieran cuánto me costó, cuántos gritos, cuántos días de hambruna y sed… Cuando por fin lo entendí, volvían a aparecer mis recompensas por las mañanas. La clave recaía en la paciencia.

    A mi alrededor me limitaba a escuchar las paredes que llamaban a sus allegados, después de tantas noches de sufrimiento. Se los llevaba de par en par – Sí, mientras menos, mejor. Ya me tenían harto, nunca aprendieron a respetar. – Yo, por contrario, día a día me enamoraba de su absurda belleza y de sus tantos perfiles: ante todo su piel blanca y voz mezquina.

    Pasaban los años y locomprendía con claridad. Comenzaba a envejecer. Por las mañanas su piel se descascaraba y caía al piso. Ya no era lo mismo de antes, había cambiado. Pronto moriría. Sus días conmigo se acabarían y nunca habría podido robarle siquiera una sonrisa. Es así que decidí actuar, corrí enfocándome en uno de sus costados e intenté colocarme entre los brazos que flotaban en el aire…Recibí un golpe en la cabeza, un chichón creció después de una semana. Desde ahí todo cambió.

    Había perdido el sentimiento, ya nada importaba. Ni me limitaba a dirigirle la palabra. Ahora yo soy quien comenzaba a envejecer, la piel me colgaba, con dificultad lograba ver, respiraba con dificultad…Sólo me lamentaba, tanto tiempo ahí y ninguna respuesta.

    El sonido de mi voz se ahogaba con rapidez, ya no tenía fuerzas para mí; tampoco para recriminarle nada. El tiempo me consumía rápidamente, como si el día final estuviera prescrito...

    Hasta que, llegó el día. La llama se apagó y no sentí más. Me inmortalicé en espíritu y salí. Sólo me cercioré de revisar – y recordar – el lugar donde había pasado mis últimos años de vida.

    [FONT=&quot] Observé de reojo la fachada, el Larco Herrera* me miraba con escarnio.

    *:Hospital Psiquiátrico
     
    #1
    Última modificación: 6 de Noviembre de 2010

Comparte esta página