Escribir es un trabajo.

La inspiración -si es que llega- llega gratis. Las musas aparecen, puede comenzar a latir más fuerte el pulso, puede intensificarse el tic nervioso, puede que la piel se torne como la de la gallina..., o, puede, como le pasaba al protagonista de "Carta a una señorita en París" de mi admirado Julio Cortázar, que algo en el estómago comience a causar una leve molestia y continúe molestando en el esófago (si quieren la mejor descripción dejen de leer aquí y vayan a leer el cuento, no tiene desperdicio obviamente y lo digo conociendo que el resultado será que no van a regresar luego a leer este retorcido escrito que me está naciendo) ¡Ah! Sí, sigo, iba por el esófago, hasta llegar finalmente a la consistencia de las palabras en el cerebro.
Luego se buscan los elementos para plasmar la inspiración. Los más prolijos siempre los tienen a mano, otros -despistados- se olvidan de que de tanto en tanto -y en los lugares más insólitos- les llega el conato y entonces deben recurrir a la urgente creatividad y encontrar algún papel, la puerta del baño, los boletos del transporte, en fin, algo.
Aunque hoy en día con las nuevas tecnologías resulta más sencillo, si es que no se está en el medio del campo donde no llega la dichosa señal, se puede recurrir al celular para dejar el registro, aunque sea de lo contundente de la cosa...
Hasta ahí, todo muy romántico, si se consiguieron los elementos, o si la memoria salva cualquier olvido, pero... Es el momento de trabajar, de objetivar, pulir, revisar, masticar con el cerebro y llevarlo por los hilos de las venas hacia el impulso de la voz o de las manos, no antes de hacer escala en el corazón, porque ahora sabemos que el corazón también tiene neuronas, y, que las emociones son más efectivas que los pensamientos, de hecho, una palabra nos puede emocionar tanto que nos dé el impulso de matar a alguien, o de morir nosotros.
No es sencillo escribir, no es una pavada, no es plasmar en cualquier lugar unas señas, sobre todo si la intención es darlo a otros para que lo lean, hay que meditarlo, revisar la ortografía y la gramática y etcétera. Escribir es un arduo, arduo y muy difícil trabajo. Por eso jamás digo que soy escritora, soy demasiado haragana para eso.
http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/cortazar/cartapar.htm

 

Estoy totalmente de acuerdo, compañera. Hay artes, y en mi opinión, principalmente la música y la poesía, que son extremadamente difíciles; y no es que sea difícil hacer música y escribir, pero de ahí a crear una obra realmente buena y extraordinaria va todo un abismo. Son artes en que la inspiración (junto a un gran talento) es absolutamente imprescindible, y para esto no existe un método o se puede lograr solo con esfuerzo.
De hecho ha habido muchos grandes músicos y poetas, que no han conseguido escribir o componer más de una decena de "obras maestras" en toda su vida (...y eso ya es muchísimo). ...Por supuesto, el trabajo también es fundamental, claro...
Muy buena prosa, amiga. Un fuerte abrazo.

 

Escribir nos obliga a pensar y a hacer pensar a los demás. Necesitamos indagar en nuestras sombras, en nuestras dudas. Escribir consigue remover en nosotros las angustias y las convicciones, y aunque, al fin y al cabo, no saquemos nada en claro, nos humaniza un poco. Sirve para interrogarnos acerca de las pequeñas sutilezas de que está hecha la vida. La poesía intenta darnos luz, dejarnos ver a través de la espesura de las apariencias. Y esto verdaderamente no es poco.

Hermoso y cercano escrito, Ropittella; lleva un corte de vida que de alguna manera nos toca la fibra a todos. La escritura, su vanguardia sentimental; los restos de la memoria, los dados poblando la página en blanco del azar. Entrañable y valioso tu aporte. Gracias miles por compartir.

 

Soltar algo tan intangible como una idea, volverlo una sensación... expresarse es el primer paso.
Intuir que las palabras generan mil significados, y por ello cuidar bien de su uso... comunicarse es el avance.
Sopesar las miradas inquietas buscando una dirección, aún negando que la buscan... compartir es la comunión.
Aceptar nuestro papel de faros, que más que alumbrar son referencia de los peligros... cultivar es la responsabilidad.
Concluir que tal vez todo sea vano y apenas haga mella, tras los garabatos... trascender es la herencia.

Un abrazo querida Ropitella.

 

Ayyy Ropitt, eres una escritora magnífica que cuídas todos los detalles y quieres plasmar tu obra con la máxima perfección para hacerla llegar a corazones lectores que necesiten identificarse con tus sentimientos, con lo humano que todos compartimos. Sí es un laborioso trabajo el de la escritura, laborioso y gratificante cuando encuentras un atisbo de complicidad en tus lectores. Ayyy mi niña, me encanta cómo escribes y cómo lo transmites, para mí eres genial querida amiga. Besazos llenos de inmenso cariño y de profunda admiración. TQM.

 

Excelente trabajo, amiga, y razón hay en todo lo que dices. En todo menos en lo de haragana. Jajaja

No eres haragana sino no te complicarías con tantas tareas a la vez.

También apoyo el comentario de Libra que me parece acertado y concreto.

Grandes poetas de la literatura mundial tienen muy pocas obras que sobresalen con gran altura, pero para conseguirlas tuvieron que escribir tantas obras de medio pelo y sólo muy pocas con la cabellera completa. Jejeje


Es un placer leerte.

Un abrazo.

 

lleva mucho esfuerzo, dedicación y tiempo, toda una hazaña, excelente memorial nos dejas, abrazos