Escuela de fútbol

Porros y ravioles lleva el pibe subido a una 110 cc. Entra al barrio "chino" deja una bolsa y se lleva dos. Sube a la ruta 36 para bajar por Perón hasta el semáforo. Ahí (dos cuadras antes), frena, se pone la de Lío, los botines, y mete el jeans en la mochila. El mismo viento siempre seca la transpiración de la frente, pero igual transpira. Mete la moto al galpón, abre la puerta y mientras apoya la mochila en la mesa, el padre, destapando una Quilmes, pregunta: ¿Ganaron?.


110 cc: Cilindrada de una Moto muy utilizada.
Ravioles: Porción de cocaína envuelta en papel metal.
Pibe: Chico.
Perón: Ex-presidente Argentino/Nombre de una calle.
La de Lío: Camiseta de Messi.
Quilmes: Marca de una Cerveza.

 

Esta escena que leo como de una distancia de engaño peor que la del silencio, me deja pensando en cómo se llegó a eso. ¿Fue un padre descuidado, fue un padre interesado pero imperfecto, fue la ausencia de una madre que no se menciona en el relato? No voy a preguntar qué esperanza hay, porque estoy leyendo también el mensaje de tu firma y con ese "te miro y no espero nada, nada de mí" me hago una idea.

Por cierto, ¿has tenido siempre ese mensaje en la firma? Hasta hoy no me había parado a leerlo.

 

Gracias por leer Alvaro.

No, a la firma la edité ayer, o anteayer, depende de donde se lo mire. Es que la otra era demasiado sencilla. Ya con esto le voy dando color jaajaj

Ha, y en cuanto a la microprosa, se llega de muchas formas. Ahora no sé como se sale. Lo pensé como algo duro, pero desde un hecho simple, cotidiano, tal vez "resultadista" en terminos futboleros. A la madre no la nombré, pero ahora que la nombras, quizás estaba.

 

No me resisto a dejar un pequeño comentario. Esos versos llevan una ausencia de esperanza, casi incluso autodestructiva, que me deja helado. Incluso, si me lo permites, me recuerdan a algunas expresiones de mi pasado, que no le deseo a nadie.

Un abrazo, Enzo