Ese misterioso objeto al que llaman felicidad

Ese ser extraño de porte abstracto, que se acerca en la medida en que pasan los días y las noches, de la vida y de la muerte.
Ese ente oculto que trae consigo, pequeñas partículas de mis emociones encontradas, dispone de mi suerte, con una mirada obligada, destiñe los colores de mi rostro.
Sus ojos deshonestos, azorados, destilan un poco de maldad, su mirada ofrece un rasgo más irónico, su calma despeja la calle de camino al corazón, y lo llena de alegrías pasajeras, ostentando sentimientos previsibles.
Su magia invisible, atormenta la trastienda en la escasa nada que va quedando.
Desde hoy nada sabrá a algo, nada que he descubierto, en la quietud del espacio.

Concibo en creer, que no es algo, ni alguien.

Es casi un detalle indescifrable, no pretende ser un pensamiento, ni la sombra de una esperanza.
Me han dicho que esta en mí, que anida en las callejuelas de mente.
La imagen de un manuscrito indeleble, que carga tal vez, con el lamento de un silencio.

Una caricia áspera sobre los mitos urbanos,
Una palabra sabia en la agonía.
Ese infinito y maravilloso universo que todo lo sustrae y lo suspende a la vez, mengua en el punto exacto de las cosas.
Adentro
La pasión de un momento ínfimo y compacto, los decires de los magos, el horizonte perpetuo.

Afuera
La quietud de lo insano, los pensamientos roídos, las enmiendas de los héroes, la perspectiva austera.

Solo me resguardo en mi impalpable mundo, mi pequeño gran Aleph, donde refresco mi retro ficción de tiempo liquido, obtengo así la asignación de imágenes que me ofrecerán una nueva fase, otro signo de expectación, que libere efusiones alucinógenas.

Mi resuelta polución intactil, que proyecta en pos de cada poción de entusiasmo, en cada trazo de ironía, en todo ajustado sarcasmo.
Mi eyectado objeto tan preciado, aunque a veces retorcido, emitido en cada suelta de tentaciones.

Ese misterioso objeto al que llaman felicidad.